Por Juan González
La creciente rivalidad tecnológica entre China y Estados Unidos demuestra que Europa está cada vez más expuesta a presiones geoeconómicas y geopolíticas que limitan su autonomía. Por tal motivo, la disputa por el control de Nexperia, una empresa de semiconductores con sede en Ámsterdam, pero bajo el dominio de la corporación china Wingtech Technology, refleja el frágil equilibrio que Europa debe mantener entre Washington y Pekín ante la gran "batalla" que libran estas dos superpotencias por el liderazgo global.
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