martes, 11 de septiembre de 2018

Los ataques del 11 de septiembre y la invasión Irak

Por Juan González


Los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueron los primeros ataques de gran envergadura que sufrió el territorio de Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, dejando alrededor de 3 mil muertos, más de 6 mil heridos y afectando las Torres Gemelas y el Pentágono.

Estos ataques, atribuidos a Al Qaeda, la organización radical islámica fundada por Osama Bin Laden, se convirtieron en un catalizador para que Estados Unidos llevara a cabo la invasión a Irak en 2003.

La Administración Bush se enfocó en invadir Irak bajo la premisa de que Saddam Hussein poseía armas químicas y que estas podían caer en manos de Osama Bin Laden y los demás miembros de Al Qaeda.

Sin embargo, dos elementos desmentían dicha conjetura. Primero, el régimen dictatorial de Saddam Hussein era secular, por lo tanto, no promovía ni apoyaba a grupos religiosos islámicos. Segundo, Irak, tras la Guerra del Golfo de 1991, fue sometida a un riguroso proceso de inspección a través de la Misión de las Naciones Unidas Encargada de Controlar el Desarme de Irak (UNSCOM), lo que imposibilitaba que pudiera ocultar o desarrollar armas de destrucción masiva.

Es relevante señalar que gran parte de los actores de la comunidad internacional, en especial potencias aliadas de Estados Unidos como Francia y Alemania, estaban conscientes de que Irak bajo Saddam no constituía una amenaza para Occidente. Por lo tanto, se opusieron decididamente a la invasión de 2003, lo que incluso provocó un fuerte roce diplomático después de que el secretario de Defensa de EE. UU., Donald Rumsfeld, llamara de manera despectiva a Francia y Alemania como la "vieja Europa".

Tras los ataques del 11 de septiembre, la Administración Bush asumió la doctrina de la "guerra preventiva" bajo un esquema de unilateralismo, lo que afectó la legitimidad de las organizaciones internacionales en la gobernanza global.

Recordemos que en marzo de 2003, Estados Unidos, junto a Reino Unido y un pequeño grupo de países, invadieron Irak contra viento y marea.

Aunque la invasión a Irak terminó con el régimen de Saddam Hussein, el país quedó sumido en el caos y al borde de una guerra civil entre grupos religiosos, que todavía luchan por el control del poder tras la caída del dictador iraquí.

Es importante destacar que, si bien es cierto que derrocar el régimen de Saddam fue relativamente fácil, no ocurrió lo mismo con el control del territorio, en el que miles de soldados de Estados Unidos y sus aliados perdieron la vida o resultaron gravemente heridos en combates.

Finalmente, observamos que 17 años después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, los errores cometidos por EEUU en la lucha contra el terrorismo han dejado un planeta más inseguro y expuesto a los ataques por parte de grupos radicales islámicos.


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