martes, 24 de enero de 2012

Gran Bretaña-Escocia: tensiones por referendo independentista


LONDRES (PROCESO.COM.MX).- Escocia se encamina a lograr por primera vez en más de 300 años su independencia del Reino Unido, tras anunciarse un referendo para 2014 que elevó las tensiones entre Londres y Edimburgo por el futuro de la Unión.
La posible separación, que podría llevar en un futuro a la independencia de Gales y a la unión de Irlanda del Norte con la República de Irlanda, generó la semana pasada un fuerte intercambio de palabras entre el primer ministro británico, David Cameron, y el ministro principal escocés, el nacionalista Alex Salmond.
Analistas políticos se preguntan si una eventual independencia de Escocia, permitirá a ésta negociar su membresía en la Unión Europea (UE) y adoptar el euro, a diferencia de Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, que dentro de la Unión mantendrían la libra esterlina.

Fuentes de la Comisión Europea indicaron que si Salmond obtiene un sí en el referendo de 2014, se pondrá en marcha un complejo sistema de negociaciones entre Londres, Edimburgo y Bruselas, que alterará el poder de voto de Gran Bretaña y las relaciones financieras con la UE.
“Hay una cuestión legal válida acerca de qué tendrá que renegociar el llamado ‘rUK’ (lo que resta del Reino Unido)”, indicó la fuente europea.
Por su parte, el periódico Mail on Sunday indicó el pasado 15 de enero que funcionarios en Bruselas temen además que si Escocia se independiza, sigan el mismo ejemplo regiones como Flandes, Bavaria o Cataluña.
“No vamos a comentar sobre cuestiones hipotéticas”, declaró el portavoz de la Comisión Europea, Mark Gray.
El próximo mes, cuando los escoceses celebran la vida del poeta nacionalista del siglo XVIII Robert Burns, Salmond dará a conocer los detalles del referendo independentista, cuya base legal, cronograma, extensión y monitoreo es disputado por Londres.
El Partido Nacionalista Escocés (SNP, actualmente en el poder) quiere que el referendo sea en 2014, en coincidencia con el 700 aniversario de la Batalla de Bannockburn, una histórica victoria de los escoceses sobre los ingleses, retratada en la película de Hollywood Corazón valiente que protagonizó el actor Mel Gibson.
En tanto, un sondeo dado a conocer el domingo 15 indicó que el apoyo por la independencia de Escocia del Reino Unido es mayor en Inglaterra y Gales que en el país del norte. Sólo el 16% de los electores en Escocia quieren poner fin a la unión de 300 años con Gran Bretaña, comparado con el 46% que se opone.
La encuesta, publicada por el diario Mail on Sunday concluyó que en Inglaterra y Gales, el 29% cree que Escocia debería abandonar el Reino Unido, con sólo el 40% que se opuso.
El sondeo también indicó que 52% de los escoceses votarían en contra de la independencia de su país si el referendo previsto para 2014 incluye una cláusula sobre devolver más poderes de Londres a Edimburgo.
Un segundo sondeo concluyó que más votantes ingleses apoyan la independencia de Escocia, que aquellos que se oponen a ella. La encuesta de la consultora ICM para el diario Sunday Telegraph indicó que entre el 40% y el 43% de los escoceses quieren mantener la Unión, mientras que entre los ingreses, un 43% apoya la separación y sólo un 32% quiere que Escocia siga unida al Reino Unido.
El pasado día 10 de enero, Salmond confirmó que Escocia planea convocar al referendo para 2014 y dijo que será el primer paso para la independencia. El jefe del SNP dijo que el hecho de que el voto se lleve a cabo en dos años le permitirá a la población escocesa tomar una decisión “considerada” sobre el futuro de Escocia en el Reino Unido.
El SNP ganó con mayoría absoluta las elecciones regionales de mayo del año pasado, prometiendo celebrar una consulta independentista en la segunda mitad de una legislatura que concluye en 2016.
Cualquier consulta deberá limitarse a una pregunta sobre la independencia que se responda con un simple “sí” o “no”, excluyendo la posibilidad de una opción en la que se pregunte si Escocia debería recibir más competencias, según determinó el gobierno británico.
Las tensiones entre Londres y Edimburgo crecieron desde que el ministro británico responsable de Escocia, Michael Moore, sostuvo que el gobierno británico cree que el Parlamento escocés no tiene autoridad legal para celebrar una consulta sobre la independencia.
El Reino de Escocia fue un estado independiente hasta 1707, fecha en la que se firmó el Acta de Unión con Inglaterra, para crear el Reino Unido de Gran Bretaña.
El país dispone de gobierno autónomo desde 1999, con competencias sobre sanidad, educación y prisiones en un territorio de 5 millones de habitantes.
Pero Londres sostiene que solo el Parlamento británico puede decidir sobre la relación de Escocia con el resto de Reino Unido.
La creación de leyes propias, y de un sistema educativo y religioso diferenciado forman parte de la cultura escocesa y de su desarrollo a lo largo de los siglos.
En ese sentido y surgido en el siglo XIX, el independentismo escocés ha ganado influencia desde finales del siglo XX, y cobró un nuevo impulso tras la victoria por mayoría absoluta del SNP en las elecciones de mayo de 2011.
La BBC de Londres indicó que la pelea legal entre Westminster y Holyrood podría resolverse en la Corte Suprema del Reino Unido, la máxima instancia judicial del país.
“¿Por qué se nos debería impedir algo que es legítimo en Escocia?”, declaró el premier escocés a la radio 4 de la BBC el pasado 10 de enero.
“Tal vez los políticos de Westminster están tratando de dictar las reglas, el cronograma, quién vota, las cuestiones internas, debido a que tienen miedo de perder el voto”, agregó.
En una disputa que podría convertirse en una crisis constitucional, Salmond acusó al gobierno de Gran Bretaña de adoptar una posición “beligerante”.
Y sostuvo que la intervención de Cameron “es casi Thatcherista”: “La idea de que Londres sabe más y opera en nuestro interés, pero al mismo tiempo quiere establecer las reglas para nuestro referendo, a pesar de que Cameron no cuenta con un mandato para ello, es absurda”.
Ese mismo día, durante la sesión semanal de los miércoles en la Cámara de los Comunes de Londres, tanto Cameron como el jefe de la oposición, el laborista Ed Miliband, los dos líderes de los principales partidos políticos de Westminster, sumaron fuerzas. Ambbos anunciaron que lucharán contra la independencia de Escocia del Reino Unido.
Cameron dijo que está “apasionadamente a favor” de la preservación de la Unión, y triste que el tema de la independencia escocesa “tenga que ser debatido”.
El mandatario británico afirmó además que está listo para trabajar con el gobierno escocés, y garantizar que se lleve a cabo un referendo “legal, justo y decisivo” sobre el futuro de Escocia en Gran Bretaña.
Por su parte, Miliband llamó a los simpatizantes de la Unión a hacer una campaña positiva por la continuación de ese sistema, al advertir al Parlamento: “Este es un momento histórico para nuestros hijos y nietos, quienes tendrán que vivir con esto si nos equivocamos”.
Lo cierto es que una separación de Escocia del Reino Unido no sólo tendría implicaciones legales, históricas, económicas y políticas dentro de las islas británicas, sino también en toda la Unión Europea, en medio de crecientes tensiones entre Londres y Bruselas por la crisis de deuda soberana que afecta a la eurozona.

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