LONDRES (Reuters) - Si Irán concreta sus amenazas de bloquear el estrecho de Ormuz, es casi seguro que podría lograr su objetivo en cuestión de horas.
Sin embargo, también podría sufrir un castigo -aunque quizá de corta duración- por los conflictos regionales que podrían surgir.
En las últimas semanas, un número creciente de funcionarios civiles de alto rango y militares iraníes han advertido que Teherán podría usar la fuerza para cerrar la entrada al Golfo Pérsico de 54 kilómetros, si estados occidentales imponen sanciones que paralicen sus exportaciones de petróleo.
En 10 días de ejercicios militares altamente publicitados, la televisión estatal mostró misiles instalados sobre camiones dirigidos hacia aguas internacionales, lanchas rápidas practicando ataques y helicópteros desplegando comandos navales.
Pocos creen que Teherán podría mantener el estrecho cerrado por mucho tiempo, quizás no más que unos pocos días.
Analistas aseguran que Irán lograría bloquear temporalmente el envío de una quinta parte de todo el crudo comercializado globalmente, disparar los precios y afectar duramente las esperanzas de iniciar una recuperación económica mundial.
Sin embargo, tal acción provocaría represalias por parte de Estados Unidos y otros que podrían dejar a la república islámica militar y económicamente paralizada.
"Ellos pueden causar un gran daño (...) pero depende de la cantidad de dolor que estén dispuestos a aceptar", dijo Nikolas Gvosdev, profesor de estudios de seguridad nacional de la Escuela de Guerra Naval de Estados Unidos en Rhode Island.
Teherán sólo tomaría una medida de esa magnitud como un último recurso: "Ellos son mucho más propensos a amenazar que a actuar", añadió.
Muchos analistas sospechan que el verdadero propósito de su reciente ruido de sables puede ser más una mezcla de disuadir a las potencias extranjeras de imponer nuevas sanciones y distraer a los votantes de los crecientes problemas internos antes de las elecciones legislativas de marzo.
Con Estados Unidos firmando nuevas sanciones en la víspera de Año Nuevo -a pesar de que éstas no entrarán en vigor sino hasta mediados del año- y la Unión Europea considerando medidas similares, pocos esperan que la presión sobre Teherán pueda ceder.
"Probablemente más que una verdadera amenaza militar, esto es un intento por aplazar la presión económica de Occidente y dividir a las potencias occidentales por las sanciones que amenazan a la economía iraní dependiente del petróleo", dijo Henry Wilkinson, jefe de inteligencia y análisis en Londres de la firma de asesoría de seguridad Janusian.
"Irán por ahora no tiene mucho que perder por tal amenaza y tiene mucho que ganar", agregó.
No obstante, muchos temen que mientras más acorralado esté Irán, mayores son los riesgos de sufrir errores de cálculo.
La clase dirigente iraní se aprecia profundamente dividida, con algunos elementos -particularmente la bien equipada y dura Guardia Revolucionaria- mucho más interesados en la confrontación que otros sectores.
MISILES, SUBMARINOS, LANCHAS RAPIDAS
"No veo sentido estratégico en el cierre del estrecho, por tanto no entiendo la versión iraní del 'actor racional'", dijo un oficial naval occidental de alto rango bajo condición de anonimato.
No obstante, sin lugar a dudas, existe la capacidad de causar al menos un caos temporal.
La Quinta Flota de Estados Unidos mantiene siempre uno o dos grupos de aviones de combate, ya sea en el Golfo Pérsico o en el océano Índico.
Plenamente consciente de la dominación militar de Estados Unidos en la región, Irán ha adoptado lo que los estrategas califican como un enfoque "asimétrico".
Misiles montados en camiones civiles se pueden ocultar en todo el litoral, buques de pesca se pueden utilizar para colocar minas y submarinos muy pequeños pueden estar escondidos en aguas poco profundas para lanzar sofisticadas "minas inteligentes" y torpedos teledirigidos.
Irán también se cree que ha acumulado una flota de quizás cientos de pequeñas embarcaciones de ataque rápido, incluyendo lanchas pequeñas suicidas, aprendiendo del ejemplo de los Tigres Tamiles de Sri Lanka que emplearon esos métodos en una guerra contra el Gobierno.
En el peor escenario, sus fuerzas podrían atacar simultáneamente a varios buques a la salida del Golfo Pérsico. Pero un escenario inicial más probable, según muchos expertos, es que simplemente se declare un bloqueo, tal vez con disparos de advertencia a los barcos y un anuncio de que se estableció un campo minado.
(Reporte adicional de William Maclean. Editado en español por Rodrigo Charme)
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