domingo, 13 de marzo de 2011

Ocho claves para entender la crisis libia



IGNACIO CEMBRERO

Tras Túnez y Egipto, Libia es el tercer país del norte de África que se alza contra el poder desde enero pasado. Estos son los principales factores que atizan la revuelta popular.

- ¿Cuál fue el detonante de la sublevación en Libia? La protesta había sido convocada vía Facebook para el 17 de febrero, pero se adelantó espontáneamente dos días a causa de la detención en Bengasi de Fathi Terbil, el abogado de las familias de los 1.200 reos islamistas que fueron ejecutados por las fuerzas de seguridad en 1996 en la cárcel de Abu Salim, cerca de Trípoli. En los años noventa el Grupo Combatiente Islámico Libio puso en pie una guerrilla contra el régimen de Muamar el Gadafi que fue aplastada, y muchos de sus miembros acabaron en esa cárcel de máxima seguridad.

- ¿Por qué se sublevó primero el este del país? Libia es un país compuesto de tres grandes regiones -la ubicada en el este se denomina Cirenaica- que fueron federadas por el colonizador italiano. La tribu de warfalla, la más numerosa de Libia y asentada en Cirenaica, se alió con el coronel Gadafi, pero la región, la más rica en hidrocarburos, se "considera ahora excluida del aparato del Estado y del reparto de la renta petrolera", según el investigador francés Luis Martínez. Es, además, la zona más religiosa del país. Los protagonistas de las protestas son jóvenes profesionales, empezando por los abogados, y también los islamistas.

- ¿En qué se parece y se diferencia Libia de Túnez y Egipto? Como sus vecinos, Libia es un país árabe, musulmán suní en un 97%. Está gobernado por la más férrea dictadura del norte de África, pero es también el menos poblado, con 6,7 millones de habitantes; el único que acoge inmigrantes (1,2 millones de trabajadores de otros países árabes y subsaharianos) y el más rico gracias a la exportación de hidrocarburos (1,8 millones de barriles al día antes de que estallase el conflicto). Su renta per cápita fue de 10.490 euros en 2009. La española, de 17.930.

- ¿Se trata de una guerra civil? La sublevación se ha convertido en una guerra civil, pero con matices. Es ante todo la guerra de unas fuerzas de élite, compuestas por mercenarios subsaharianos, la Guardia Revolucionaria y unidades especiales al mando de los hijos de Gadafi, y, en el otro bando, civiles convertidos en milicianos y entremezclados con los restos del Ejército convencional, mal equipado, que se unió a los insurgentes. Gadafi tiene también el apoyo de civiles, empezando por los de su propia tribu, los gadafa.

- ¿Cuánto tiempo durará? La sublevación se propagó rápidamente, pero fue aplastada en algunas ciudades incluida la capital, Trípoli. Otras ciudades que cayeron en manos de los rebeldes, como Zauiya y Ras Lanuf, han sido retomadas por los leales a Gadafi. El número de muertos supera ya los 6.000. La relación de fuerzas es favorable a Gadafi, porque, entre otras cosas, cuenta con una aviación que bombardea a los rebeldes. No parece, sin embargo, que pueda derrotar la rebelión ni que esta pueda tampoco montar una ofensiva sobre Trípoli. De ahí que el conflicto se alargue a menos que algún miembro del entorno inmediato del líder, un guardaespaldas o un familiar, le liquide. La opción del exilio de Gadafi, a Venezuela o a Zimbabue, parece poco probable porque un cambio de régimen en cualquiera de esos dos países podría provocar su entrega a la Corte Penal Internacional, que reclama al dictador y a algunos de sus colaboradores para juzgarles por crímenes contra la humanidad.

- ¿Qué puede hacer la comunidad internacional? La resolución 1970 del Consejo de Seguridad de la ONU, del 26 de febrero, impone ya sanciones al régimen de Gadafi, y la Unión Europea consagró, en su cumbre del viernes, al Consejo Nacional Provisional de Transición (CNPT), instalado en Bengasi, como su interlocutor privilegiado. Pero esas medidas apenas tienen consecuencias sobre el terreno. Si, en cambio, los cielos de Libia fuesen declarados zona de exclusión aérea, la aviación de Gadafi ya no podría atacar a los rebeldes so pena de ser derribada. EE UU, Europa y la Liga Árabe son partidarios de decretar esa zona de exclusión, pero desean que una nueva resolución le dé cobertura jurídica. China y Rusia, miembros permanentes del Consejo de Seguridad y, por tanto, con derecho de veto, no son proclives a adoptar tal resolución.

- ¿Qué consecuencias tiene el conflicto libio para Europa y el resto de Occidente? La producción diaria de hidrocarburos de Libia ha caído un 80% y el precio del petróleo ha subido desde que estalló la sublevación. Si el país volviese a la calma, las exportaciones no podrían reanudarse al nivel anterior porque algunos terminales han sido dañados o destruidos. El enfrentamiento conlleva una crisis humanitaria. Al menos 250.000 inmigrantes han huido en tres semanas y es probable que muchos subsaharianos lo hagan cuando acabe el conflicto por temor a represalias por haber defendido a Gadafi. Una parte de ellos intentará emigrar clandestinamente a Europa.

- ¿Qué consecuencias tiene para las revoluciones árabes? Las revoluciones tunecina y egipcia tardaron menos de un mes en derrocar a los respectivos jefes del Estado. La revuelta libia dura casi un mes y está estancada. Ese parón supone un mazazo psicológico para muchos árabes que esperaban el cambio en un tercer país norteafricano.

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