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El gobierno de los Estados Unidos anunció su intención de que Brasil se convierta en pocos años en uno de sus principales proveedores de petróleo, reveló ayer el canciller brasileño, Antonio Patriota, quien acaba de cumplir una visita a Washington.
“Los norteamericanos manifestaron interés en importar petróleo de Brasil en el futuro y mencionaron que podemos convertirnos en un importante proveedor a raíz de las reservas submarinas” descubiertas en los últimos años, dijo Patriota a periodistas brasileños, según consignó la agencia noticiosa ANSA.
Patriota discutió la cuestión con el asesor del Consejo de Seguridad Nacional norteamericano, Michael Froman, durante la visita de dos días que realizó a Washington para preparar el viaje que el presidente Barack Obama realizará el 19 y el 20 de marzo a Brasil.
En 2007, Brasil anunció el descubrimiento de grandes yacimientos submarinos en la capa geológica pre-sal en el litoral marítimo ubicado frente a las costas de San Pablo y Río de Janeiro, en la Cuenca de Santos.
Esas reservas, localizadas a unos seis kilómetros de profundidad, están estimadas entre 50.000 y 60.000 millones de barriles.
Expertos de todo el mundo consideraron que ello permitirá a Brasil convertirse en uno de los 10 mayores productores una vez que la extracción de esos recursos alcance un régimen normal, cosa que, por razones técnicas, no ocurrirá antes de unos 10 años.
La empresa Petrobras, de capitales mixtos, pero con dirección gubernamental y “acción de oro” a favor del Estado brasileño, recibió el año pasado la mayor capitalización de su historia para sostener el gasto necesario para la puesta en marcha de la extracción de los recursos descubiertos en la Cuenca de Santos.
Si bien Petrobras está considerada como una de las líderes internacionales en materia de exploración y extracción submarina, expertos del mercado advirtieron que aún es muy caro usufructuar esos hidrocarburos.
“El petróleo submarino es de buena calidad, pero tiene un costo de producción elevado; sin embargo, en cuestiones de seguridad, el dinero pasa a segundo plano porque incluso el precio del barril sube más”, opinó el consultor Mauro Kahn, director del Club del Petróleo, que agrupa a empresarios y ejecutivos privados.
La revelación de Patriota generó un debate entre especialistas acerca de si los Estados Unidos apuestan a Brasil como proveedor a raíz de sus conocidas diferencias con el gobierno de Venezuela -país que desde hace años es uno de sus principales abastecedores- y por la actual inestabilidad política en los países árabes.
Kahn sostuvo que en términos geopolíticos no habrá una competencia entre Venezuela y Brasil por el mercado estadounidense porque, a su juicio, la demanda mundial aumentará.
“Brasil no reemplazará a Venezuela; si Brasil comienza a producir a gran volumen dentro de una década no habrá conflicto entre ellos sino que el conflicto será siempre entre consumidores y productores”, indicó.
Kahn opinó que “es natural que Estados Unidos se interese en el petróleo de Brasil” porque este país está “ubicado lejos de escenarios complicados” y agregó que China, otro gran comprador global, buscará el crudo de Rusia y los hidrocarburos en África.
En cambio, la experta en geopolítica Cristina Pecequilo, docente de la Universidad Federal de San Pablo, interpretó que el interés norteamericano por el petróleo brasileño responde a que “hoy por hoy, Brasil es confiable para Estados Unidos” y “Venezuela no lo es”.
Pecequilo afirmó que, en términos estratégicos, “Brasil es visto como una alternativa a Medio Oriente, siempre con controversias”, y especialmente porque, en su opinión, “hay un rediseño geopolítico en los países árabes al margen del interés norteamericano”.
La profesora advirtió, sin embargo, que esta novedad contrasta aparentemente con el impulso que el gobierno de Obama dio hace poco tiempo al desarrollo de los biocombustibles, rubro en el que Brasil (a base de caña de azúcar) y los Estados Unidos (a base de maíz) son los principales productores de etanol.
“Lo que preocupa en términos globales es que la búsqueda sigue siendo el petróleo; para los Estados Unidos no es bueno, pero para Brasil, a futuro, es bueno”, subrayó Pecequilo.
No obstante, pese a la preocupación de la especialista, otros analistas esperan que Obama y su colega brasileña, Dilma Rousseff, profundicen el camino que en 2007 iniciaron sus antecesores George Walker Bush y Luiz Lula da Silva, al impulsar la producción de etanol a base de caña de azúcar en terceros países e intentar convertir al etanol en una commodity.
“Los norteamericanos manifestaron interés en importar petróleo de Brasil en el futuro y mencionaron que podemos convertirnos en un importante proveedor a raíz de las reservas submarinas” descubiertas en los últimos años, dijo Patriota a periodistas brasileños, según consignó la agencia noticiosa ANSA.
Patriota discutió la cuestión con el asesor del Consejo de Seguridad Nacional norteamericano, Michael Froman, durante la visita de dos días que realizó a Washington para preparar el viaje que el presidente Barack Obama realizará el 19 y el 20 de marzo a Brasil.
En 2007, Brasil anunció el descubrimiento de grandes yacimientos submarinos en la capa geológica pre-sal en el litoral marítimo ubicado frente a las costas de San Pablo y Río de Janeiro, en la Cuenca de Santos.
Esas reservas, localizadas a unos seis kilómetros de profundidad, están estimadas entre 50.000 y 60.000 millones de barriles.
Expertos de todo el mundo consideraron que ello permitirá a Brasil convertirse en uno de los 10 mayores productores una vez que la extracción de esos recursos alcance un régimen normal, cosa que, por razones técnicas, no ocurrirá antes de unos 10 años.
La empresa Petrobras, de capitales mixtos, pero con dirección gubernamental y “acción de oro” a favor del Estado brasileño, recibió el año pasado la mayor capitalización de su historia para sostener el gasto necesario para la puesta en marcha de la extracción de los recursos descubiertos en la Cuenca de Santos.
Si bien Petrobras está considerada como una de las líderes internacionales en materia de exploración y extracción submarina, expertos del mercado advirtieron que aún es muy caro usufructuar esos hidrocarburos.
“El petróleo submarino es de buena calidad, pero tiene un costo de producción elevado; sin embargo, en cuestiones de seguridad, el dinero pasa a segundo plano porque incluso el precio del barril sube más”, opinó el consultor Mauro Kahn, director del Club del Petróleo, que agrupa a empresarios y ejecutivos privados.
La revelación de Patriota generó un debate entre especialistas acerca de si los Estados Unidos apuestan a Brasil como proveedor a raíz de sus conocidas diferencias con el gobierno de Venezuela -país que desde hace años es uno de sus principales abastecedores- y por la actual inestabilidad política en los países árabes.
Kahn sostuvo que en términos geopolíticos no habrá una competencia entre Venezuela y Brasil por el mercado estadounidense porque, a su juicio, la demanda mundial aumentará.
“Brasil no reemplazará a Venezuela; si Brasil comienza a producir a gran volumen dentro de una década no habrá conflicto entre ellos sino que el conflicto será siempre entre consumidores y productores”, indicó.
Kahn opinó que “es natural que Estados Unidos se interese en el petróleo de Brasil” porque este país está “ubicado lejos de escenarios complicados” y agregó que China, otro gran comprador global, buscará el crudo de Rusia y los hidrocarburos en África.
En cambio, la experta en geopolítica Cristina Pecequilo, docente de la Universidad Federal de San Pablo, interpretó que el interés norteamericano por el petróleo brasileño responde a que “hoy por hoy, Brasil es confiable para Estados Unidos” y “Venezuela no lo es”.
Pecequilo afirmó que, en términos estratégicos, “Brasil es visto como una alternativa a Medio Oriente, siempre con controversias”, y especialmente porque, en su opinión, “hay un rediseño geopolítico en los países árabes al margen del interés norteamericano”.
La profesora advirtió, sin embargo, que esta novedad contrasta aparentemente con el impulso que el gobierno de Obama dio hace poco tiempo al desarrollo de los biocombustibles, rubro en el que Brasil (a base de caña de azúcar) y los Estados Unidos (a base de maíz) son los principales productores de etanol.
“Lo que preocupa en términos globales es que la búsqueda sigue siendo el petróleo; para los Estados Unidos no es bueno, pero para Brasil, a futuro, es bueno”, subrayó Pecequilo.
No obstante, pese a la preocupación de la especialista, otros analistas esperan que Obama y su colega brasileña, Dilma Rousseff, profundicen el camino que en 2007 iniciaron sus antecesores George Walker Bush y Luiz Lula da Silva, al impulsar la producción de etanol a base de caña de azúcar en terceros países e intentar convertir al etanol en una commodity.
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