viernes, 25 de marzo de 2011

Obama y América Latina: una nueva relación para la que no están preparados

Infolatam
Por Patricio Navia

Las críticas a la falta de resultados concretos que produjo la gira presidencial de Barack Obama a Brasil, Chile y El Salvador subrayan que la nueva relación entre Estados Unidos y América Latina a la que hizo alusión el mandatario encuentra a Estados Unidos insuficientemente preparado para asumirla y aceptarla.

El presidente Obama inició su visita en Brasil, logrando avances concretos en la relación bilateral con el gigante sudamericano. La llegada al poder de Dilma Rousseff, la primera mujer en liderar al Brasil, permitió dejar las atrás las tensiones que produjo el intento del popular ex presidente Lula de mediar en el conflicto entre las potencias occidentales e Irán.

Rousseff ha confirmado el intento de su país por convertirse en un actor más relevante en la política internacional, pero también ha dado señales de querer una mayor cercanía con Estados Unidos. Hay muchos temas pendientes en la relación bilateral, pero el viaje de Obama deja en claro que la política de estado norteamericana es trabajar con Brasil para acompañarlo en el nuevo rol internacional que quiere asumir ese país.

Después de Brasil, la gira del Presidente Obama comenzó a perder fuerza y su mensaje se diluyó. Obama viajó a Chile para pronunciar un discurso destinado a toda América latina. El objetivo del presidente era ofrecer un nuevo trato a la región, donde las relaciones multilaterales fueran abordadas desde posiciones igualitarias.

Obama señaló que no habría socios mayoritarios y minoritarios en esta sociedad regional. Pero esa promesa, que ya había sido hecha en la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago en 2009 parece difícil de concretarse en la medida que Estados Unidos sigue siendo mucho más poderoso que sus contrapartes latinoamericanos.

En la relación con Brasil, Estados Unidos puede ofrecer un trato más igualitario. En la cada vez más compleja y multilateral relación con México—que ha tomado un rumbo claramente diferente y más fluido que la relación con el resto de América latina—Estados Unidos también puede ofrecer más garantías de igualdad. Pero en lo que respecta a los países más pequeños, la promesa de un trato de igual a igual parece impracticable.

En buena medida, la incapacidad de relacionarse a igual con los países de América latina resulta del hecho de que el Presidente Obama ofreció un trato igualitario más a la región que a cada uno de sus países miembros.

Las diferencias en los modelos de desarrollo y en la evolución de las democracias latinoamericanas en los últimos veinte años han generado grandes diferencias. Los temas en la agenda bilateral de Colombia con Estados Unidos son diferentes a los asuntos que preocupan a países centroamericanos. Chile firmó un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos en 2003, Colombia todavía espera que la aprobación del suyo, mientras que Ecuador no parece interesado en seguir ese camino.

Los asuntos migratorios son más importantes para los países centroamericanos que para Bolivia o Paraguay. De hecho, la relación con Venezuela y sus socios bolivarianos tiene mucho más tensión que la cordial relación con Colombia, Perú o Chile.

De ahí que parece inapropiado ofrecer un trato igualitario a países cuyos desarrollos democrático, hojas de ruta económica y relaciones con Estados Unidos han avanzado por caminos distintos en las últimas dos décadas. El error en el mensaje de Obama no estuvo en querer ofrecer igualdad de condiciones. Su error estuvo en suponer que América Latina era una región homogénea con una agenda de temas en común en su relación con Estados Unidos.


**Patricio Navia: Obtuvo un doctorado en ciencias políticas en New York University. Anteriormente obtuvo un master de la misma disciplina en la Universidad de Chicago y una licenciatura en ciencias políticas y sociología de la Universidad de Illinois. Ha sido profesor visitante en Princeton University, New School University y Universidad de Chile. Ha publicado sobre democratización, diseño institucional y leyes electorales en América Latina en capítulos, en libros y artículos académicos. Sus libros "Las grandes alamedas. El Chile post Pinochet" y "Que gane el más mejor. Mérito y Competencia en el Chile de hoy" (escrito junto a Eduardo Engel) fueron de los más vendidos en Chile en 2004 y 2006, respectivamente. Actualmente es Master teacher of global studies en el General Studies Program y profesor adjunto del Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe de New York University. En Chile, es profesor de ciencias políticas en el Instituto de Investigación en Ciencias Sociales de la Universidad Diego Portales.

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