MADRID.- América Latina está optando por China y su "discreción confucionista” como nuevo socio económico, pues no tiene recelos históricos para desconfiar de la nueva gran potencia mundial y las condiciones financieras e inversoras que ofrece son mejores, explica el empresario y escritor español Marcelo Muñoz.
"Además, en Latinoamérica ven con mucha simpatía la reclamación china de diálogo con Occidente desde la igualdad, como paso indispensable para establecer una relación fluida en pleno proceso de globalización”, añade Muñoz en una entrevista con EFE.
Este emprendedor hombre de negocios constituyó en 1979 la primera empresa española dedicada en exclusiva al mercado chino y ha sido un observador privilegiado en la “revolución” experimentada por China en el último medio siglo, desde el comunismo maoísta a un peculiar social-capitalismo, que ha convertido a este país en la segunda potencia económica del mundo.
Muñoz presentó hoy en El Ateneo de Madrid su nuevo libro, “China 2050. Los grandes desafíos del gigante asiático,” en el que refiere los prolegómenos de ese cambio y las transformaciones que vivirá en las próximas décadas, que según este empresario y “filósofo”, como gusta llamarse, afectarán de forma radical al resto del planeta.
El libro es producto de las largas conversaciones que Muñoz mantuvo con intelectuales y analistas chinos, que coincidieron a la hora de resaltar al empresario español que los problemas de China con Occidente parten de la indisposición a dialogar que tenemos en esta parte del orbe.
"Occidente, dicen ellos, lleva quinientos años mandando en el mundo y machacándolo, y en los últimos 50 años siguen mandando aunque desde una experiencia democrática. Y nos dicen los chinos: os habéis subido al pedestal y venís a darnos lecciones. Pues así no os escuchamos,” explica Muñoz.
El autor subraya que “China pide un intercambio de valores, no para renunciar cada uno a los suyos, sino para complementarlos como sustrato de un mundo distinto, difícil, pero posible”.
De momento, señala, “ese diálogo con China no se ha aceptado; todo son críticas, desde su falta de respeto a los derechos humanos hasta su agresividad comercial”.
Muñoz pone como ejemplo de diálogo el lanzado por el actual presidente estadounidense, Barack Obama, y recuerda la importancia de su viaje a China en noviembre de 2009 para limar la desconfianza entre ambos países.
"Desde que estalló la crisis financiera ’occidental’, China y EEUU han estado en diálogo permanente en la sombra desde diversos estamentos de las dos administraciones y oficialmente con una cumbre semestral”, dice Muñoz.
En cambio, subraya, “con la Unión Europea no existe ese tipo de diálogo. En Pekín dicen que no saben con quién hablar”.
El autor explica que este desencuentro no es fruto de la falta de interés chino y subraya así la ofensiva de Pekín en otros continentes, como África y Latinoamérica.
"La inversión china en los últimos treinta años en África, en infraestructuras, es mayor que toda la inversión de Occidente en 300 años”, resalta.
En el caso de Latinoamérica, en varios países la influencia económica china es mayor que la de EEUU, indica Muñoz.
Así, especifica, el comercio bilateral entre China y América Latina ha pasado de los 5.000 millones de dólares en 1995 a 160.000 millones en 2009.
El interés chino reside en las materias primas (desde el petróleo a la soja, pasando por el acero, el cobre y la madera), en la construcción de refinerías y plantas eléctricas, pero también en la mejora de las comunicaciones, entre otros rubros.
China ha firmado acuerdos de asociación estratégica con Chile (país al que compra el 50% de su cobre), Brasil, México, Argentina y Perú, entre otros; tratados de libre comercio con Chile y Perú, y está en negociaciones con el Mercosur.
Tanto en el caso africano como en el latinoamericano, destaca, "China no comparte un pasado colonial negativo, pero es que además llega dando créditos blandos, blandísimos y sin intereses incluso, con mucha ayuda al desarrollo”.
En América Latina, “China se está beneficiando del proceso globalizador y de la relevancia que están tomando algunos países emergentes de la región”, refiere el empresario español, que además insiste en “la política de no levantar alarmas”, cuyo artífice fue Deng Xiao Ping, con la que está avanzando en esta zona.
"No vayas allí donde crees que debes estar, si no te llaman, que ya te llamarán. Eso es confucianismo puro”, resume Muñoz esa política de discreción.
"Además, en Latinoamérica ven con mucha simpatía la reclamación china de diálogo con Occidente desde la igualdad, como paso indispensable para establecer una relación fluida en pleno proceso de globalización”, añade Muñoz en una entrevista con EFE.
Este emprendedor hombre de negocios constituyó en 1979 la primera empresa española dedicada en exclusiva al mercado chino y ha sido un observador privilegiado en la “revolución” experimentada por China en el último medio siglo, desde el comunismo maoísta a un peculiar social-capitalismo, que ha convertido a este país en la segunda potencia económica del mundo.
Muñoz presentó hoy en El Ateneo de Madrid su nuevo libro, “China 2050. Los grandes desafíos del gigante asiático,” en el que refiere los prolegómenos de ese cambio y las transformaciones que vivirá en las próximas décadas, que según este empresario y “filósofo”, como gusta llamarse, afectarán de forma radical al resto del planeta.
El libro es producto de las largas conversaciones que Muñoz mantuvo con intelectuales y analistas chinos, que coincidieron a la hora de resaltar al empresario español que los problemas de China con Occidente parten de la indisposición a dialogar que tenemos en esta parte del orbe.
"Occidente, dicen ellos, lleva quinientos años mandando en el mundo y machacándolo, y en los últimos 50 años siguen mandando aunque desde una experiencia democrática. Y nos dicen los chinos: os habéis subido al pedestal y venís a darnos lecciones. Pues así no os escuchamos,” explica Muñoz.
El autor subraya que “China pide un intercambio de valores, no para renunciar cada uno a los suyos, sino para complementarlos como sustrato de un mundo distinto, difícil, pero posible”.
De momento, señala, “ese diálogo con China no se ha aceptado; todo son críticas, desde su falta de respeto a los derechos humanos hasta su agresividad comercial”.
Muñoz pone como ejemplo de diálogo el lanzado por el actual presidente estadounidense, Barack Obama, y recuerda la importancia de su viaje a China en noviembre de 2009 para limar la desconfianza entre ambos países.
"Desde que estalló la crisis financiera ’occidental’, China y EEUU han estado en diálogo permanente en la sombra desde diversos estamentos de las dos administraciones y oficialmente con una cumbre semestral”, dice Muñoz.
En cambio, subraya, “con la Unión Europea no existe ese tipo de diálogo. En Pekín dicen que no saben con quién hablar”.
El autor explica que este desencuentro no es fruto de la falta de interés chino y subraya así la ofensiva de Pekín en otros continentes, como África y Latinoamérica.
"La inversión china en los últimos treinta años en África, en infraestructuras, es mayor que toda la inversión de Occidente en 300 años”, resalta.
En el caso de Latinoamérica, en varios países la influencia económica china es mayor que la de EEUU, indica Muñoz.
Así, especifica, el comercio bilateral entre China y América Latina ha pasado de los 5.000 millones de dólares en 1995 a 160.000 millones en 2009.
El interés chino reside en las materias primas (desde el petróleo a la soja, pasando por el acero, el cobre y la madera), en la construcción de refinerías y plantas eléctricas, pero también en la mejora de las comunicaciones, entre otros rubros.
China ha firmado acuerdos de asociación estratégica con Chile (país al que compra el 50% de su cobre), Brasil, México, Argentina y Perú, entre otros; tratados de libre comercio con Chile y Perú, y está en negociaciones con el Mercosur.
Tanto en el caso africano como en el latinoamericano, destaca, "China no comparte un pasado colonial negativo, pero es que además llega dando créditos blandos, blandísimos y sin intereses incluso, con mucha ayuda al desarrollo”.
En América Latina, “China se está beneficiando del proceso globalizador y de la relevancia que están tomando algunos países emergentes de la región”, refiere el empresario español, que además insiste en “la política de no levantar alarmas”, cuyo artífice fue Deng Xiao Ping, con la que está avanzando en esta zona.
"No vayas allí donde crees que debes estar, si no te llaman, que ya te llamarán. Eso es confucianismo puro”, resume Muñoz esa política de discreción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario