sábado, 1 de noviembre de 2025

Europa queda atrapada en la competencia tecnológica entre China y Estados Unidos

 Por Juan González


La creciente rivalidad tecnológica entre China y Estados Unidos demuestra que Europa está cada vez más expuesta a presiones geoeconómicas y geopolíticas que limitan su autonomía. Por tal motivo, la disputa por el control de Nexperia, una empresa de semiconductores con sede en Ámsterdam, pero bajo el dominio de la corporación china Wingtech Technology, refleja el frágil equilibrio que Europa debe mantener entre Washington y Pekín ante a la gran "batalla" que libran estas dos superpotencias por el liderazgo global. 

Cabe destacar que el pasado 12 de octubre, el Gobierno de los Países Bajos intervino Nexperia invocando la Ley de Disponibilidad de Bienes, bajo el argumento de preservar la seguridad nacional y evitar la transferencia de tecnología estratégica a China. Sin embargo, esta medida no fue aislada, sino que forma parte de la política de contención tecnológica de Washington hacia Pekín, orientada a restringirle el acceso a semiconductores y maquinaria de última generación, con el fin de ralentizar su desarrollo en áreas como la inteligencia artificial o la computación cuántica.

Tal como se esperaba, la respuesta del gobierno chino fue inmediata: Pekín prohibió a Wingtech Technology y a sus subcontratistas la exportación de semiconductores para la fabricación de vehículos en Europa, afectando directamente a conglomerados como Volkswagen y Stellantis. Este hecho evidenció el grado de vulnerabilidad de las economías europeas frente a la rivalidad entre China y Estados Unidos.

No obstante, las restricciones a los semiconductores para la industria automotriz europea comenzaron a revertirse tras el encuentro diplomático celebrado esta semana en Corea del Sur, en el marco de la Cumbre APEC, entre los presidentes Donald Trump y Xi Jinping, ya que, como resultado, el Ministerio de Comercio de la República Popular China anunció este sábado 1 de noviembre la flexibilización de las exportaciones de estos componentes estratégicos para Europa.

En esa misma línea, es oportuno resaltar que la administración Biden (2021-2025) presionó a Países Bajos para que restringiera la exportación hacia China de las avanzadas máquinas de litografía de luz ultravioleta extrema (EUV), producidas únicamente en el mundo por la empresa ASML, las cuáles son indispensables en la fabricación de los semiconductores de última generación, que permiten un desarrollo más rápido de la inteligencia artificial.

Además, el presidente Trump, durante la reunión con su homólogo Xi Jinping, dejó claro que, por ahora, Estados Unidos no contemplado de permitirle la exportación de los semiconductores más avanzados y potentes del mundo, conocidos como Blackwell y Blackwell Ultra. En ese sentido, es oportuno indicar que, estos chips  fabricados para la empresa estadounidense NVIDIA por el gigante taiwanés Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), constituyen cerebro de la infraestructura de la inteligencia artificial.

Mientras tanto, China mantiene un control casi absoluto sobre las tierras raras y otros minerales estratégicos como el galio, germanio, neodimio o terbio, fundamentales para fabricar semiconductores, teléfonos inteligentes y baterías de litio, entre otros equipos y componentes de alta tecnología. Y esto le permite a Pekín ejercer presión sobre Estados Unidos y sus aliados, generando un equilibrio de poder esta competencia global. 

En definitiva, se pone de manifiesto que las decisiones estratégicas de Estados Unidos y China influyen directamente sobre la cadena global de suministro tecnológico, limitando el margen de acción de otros Estados y de los actores corporativos involucrados en el sector. De manera que, esta compleja rivalidad tecnológica demuestra que ambas superpotencias están redefiniendo el sistema internacional.

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