domingo, 25 de febrero de 2024

La invasión de Rusia a Ucrania: el mundo dos años después.

 Por Juan González*

Si bien Rusia, tras la invasión a Ucrania, se convierte en una “espada de Damocles” sobre la seguridad de los países de la Unión Europea (UE) más próximos; el ascenso de China representa la principal preocupación y el mayor desafío para los Estados Unidos en el sistema internacional.

Dos años después de la invasión de Rusia a Ucrania, no se vislumbra el fin del conflicto. A pesar de la elaboración de alrededor de diez proyectos de paz, tanto Ucrania como la Unión Europea (UE) rechazan las condiciones Rusia para poner fin a la guerra, mientras que esta última tampoco acepta las condiciones planteadas por Ucrania y la Unión Europea.

En ese sentido, el conflicto muestra un estancamiento, dado que el objetivo de Rusia de tomar el control de Ucrania se ve obstaculizado por la resistencia ucraniana, mientras que la disminución del apoyo de Occidente está afectando las capacidades esta última para mantener la contraofensiva.

Es relevante destacar que, hasta el momento, Estados Unidos es uno de los principales beneficiarios de este conflicto, al consolidarse como un importante exportador de gas natural y petróleo. Según datos proporcionados por la Administración de Información Energética de los Estados Unidos (EIA), en el primer semestre de 2023, las exportaciones de crudo alcanzaron un máximo histórico de 3.99 millones de barriles al día en promedio. Asimismo, la agencia de información energética estadounidense reveló que, durante el mismo período, las exportaciones de gas natural también registraron un récord, alcanzando un promedio diario de 20.4 mil millones de pies cúbicos.

Adicionalmente, el aumento del gasto en defensa por parte de los aliados de Estados Unidos, particularmente Alemania y Japón, quienes anunciaron un incremento del gasto militar al 2% del PIB tras la invasión de Rusia a Ucrania, beneficia considerablemente el complejo militar-industrial estadounidense.

Igualmente, el conflicto ha dejado en claro que la Unión Europea no posee la capacidad para defenderse de una potencia como Rusia, lo que la hace depender de Estados Unidos para asegurar su seguridad. Esta realidad ha facultado a los Estados Unidos para exigir a la UE su respaldo en la guerra comercial y tecnológica que sostiene contra China. Y esto ha quedado evidenciado con el veto impuesto, el pasado año, por la empresa de Países Bajos, ASML, a las exportaciones de máquinas de litografía de última generación al gigante asiático, las cuales son fundamentales en la fabricación de los chips avanzados.

Si bien Rusia, tras la invasión a Ucrania, representa una “espada de Damocles” sobre la seguridad de los países de la Unión Europea más próximo, el ascenso de China es la principal preocupación y desafío para los Estados Unidos en el sistema internacional.

En ese tenor, la preocupación por su seguridad llevó a Finlandia, y próximamente a Suecia, a ingresar a la OTAN, convirtiéndose en un importante revés estratégico para Rusia en la región del mar Báltico.

En tanto que, China también ha obtenido importantes beneficios desde el punto de vista estratégico, ya que Rusia, por una necesidad imperiosa, se ha hecho dependiente económica y tecnológicamente de ésta superpotencia. Y este escenario ha permitido que el comercio entre ambos países se desarrolle en gran medida en yuan. Además, China ha logrado que el yuan se consolide en el BRICS como una moneda de reservas y de transacciones.

Finalmente, es pertinente indicar que en un análisis publicado recientemente por la revista Foreign Policy titulado: “Two Years On, What’s Next in Ukraine?”, el experto en Relaciones Internacionales, Jo Inge Bekkevold, sostiene que la invasión a Ucrania aceleraría la división geopolítica entre Occidente, encabezado por Estados Unidos, y el emergente eje chino-ruso. Y agregó que en este año "estaremos mucho más cerca de una división global bipolar".

*El autor es politólogo, experto en Relaciones Internacionales.




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