Artículo íntegro de Vladimir Putin, presidente de la Federación de Rusia.
Entre el 27 y el 28 de julio próximo, San Petersburgo acogerá la segunda edición de la Cumbre Rusia - África y el Foro Económico y Humanitario Rusia - África. En la antesala de estos eventos importantes y representativos a los que acudirán Jefes de Estado, de Gobierno, hombres de negocios, científicos y personalidades públicas, quisiera compartir con los lectores de los principales medios del Continente Africano mi visión del fomento de las relaciones ruso-africanas. Determinar los ámbitos prioritarios de cooperación para las próximas décadas del siglo XXI.
Los vínculos de
asociación entre nuestro país y África tienen unas sólidas y profundas raíces
que en todas las épocas se caracterizaban por la estabilidad, la confianza y la
benevolencia. Apoyábamos consecuentemente a los pueblos africanos en su lucha
por la liberación del yugo colonial. Prestábamos asistencia a los procesos de
institucionalización, el fortalecimiento de la soberanía y la capacidad
defensiva. Se hizo mucho para echar sólidos cimientos de las economías
nacionales. Hacia mediados de los años 1980, con la participación de nuestros
ingenieros y técnicos en África fueron construidas más de 330 importantes
instalaciones infraestructurales e industriales: centrales eléctricas, sistemas
de riego, empresas industriales y agrarias que siguen funcionando con éxito
hasta hoy en día, aportando una ponderable contribución al fomento económico
del continente. En nuestro país se diplomaron decenas de miles de médicos,
técnicos, ingenieros, oficiales y maestros africanos.
Quisiera destacar la
tradicionalmente estrecha interacción en la palestra internacional, una firme y
consecuente defensa, primero por parte de la URSS y, luego, de Rusia, de los
intereses de los países africanos en los foros internacionales. Siempre nos
ateníamos rigurosamente al principio “a los problemas africanos, solución
africana”, solidarizándonos con los africanos en su lucha por la
autodeterminación, la justicia y la defensa de sus derechos legítimos. Nunca
intentábamos imponer a los socios nuestras propias nociones relativas al
ordenamiento interno, a las formas y métodos de gobierno, a las finalidades del
desarrollo y las vías para alcanzarlas. Sigue siendo invariable nuestro respeto
hacia la soberanía de los Estados africanos, sus tradiciones y valores, hacia
el deseo de determinar ellos mismos su destino, estructurar libremente las
relaciones con los socios.
Valoramos
sinceramente en alto el honestamente acumulado capital de amistad y
cooperación, las tradiciones de confianza y apoyo recíproco establecidas entre
Rusia y los países de África. Nos une la aspiración común a vertebrar un
sistema de relaciones basada en la primacía del Derecho Internacional, el
respeto de los intereses nacionales, la indivisibilidad de la seguridad, el
reconocimiento del papel protagónico y coordinador de la Organización de las
Naciones Unidas.
En nuestros días, la asociación entre Rusia y África, una asociación creadora y de confianza, proyectada al futuro, es sobre todo importante y significante. En el mundo se van formando poderosos centros políticos y económicos de fuerza e influencia que con cada vez mayor insistencia proclaman su presencia demandando tomarlos en consideración. Estamos convencidos de que el nuevo orden mundial multipolar cuyos contornos ya se han perfilado, será más justo y democrático. No cabe duda de que África, junto con Asia, Oriente Próximo y América Latina ocupará un digno lugar en este nuevo orden mundial, deshaciéndose definitivamente de la pesada herencia del colonialismo y el neocolonialismo y rechazando sus prácticas contemporáneas.
Rusia acoge con
satisfacción el creciente prestigio internacional tanto de los Estados
individuales como de toda África en su conjunto. Su aspiración a proclamar con
resonancia su presencia y tomar en sus manos la solución de los problemas del
continente. Siempre secundamos las iniciativas constructivas de nuestros
socios. Nos pronunciamos por conceder a los países africanos un digno lugar en
las estructuras que deciden los destinos del planeta, incluyendo el Consejo de
Seguridad de la ONU y el G 20, por reformar los institutos financieros y
comerciales globales de modo que respondan a sus intereses.
Por desgracia, la
situación actual del mundo está lejos de la estabilidad. Los conflictos
antiguos que existen en casi todas las regiones se están agravando, y están
emergiendo nuevas amenazas y desafíos. Y África, más que ninguna otra parte del
mundo, soporta la carga de los problemas globales. En tales difíciles
condiciones, esperamos trabajar con nuestros socios africanos para establecer
una agenda de cooperación no discriminatoria. Las orientaciones estratégicas de
nuestra cooperación están definidas por las decisiones de la primera Cumbre Rusia-África,
celebrada en Sochi a finales de octubre de 2019. El Foro de la Asociación
Rusia-África se creó para su aplicación efectiva. Hemos establecido comisiones
intergubernamentales para la cooperación económico-comercial y la cooperación
científico- tecnológica con muchos países del continente, y ampliaremos la red
de embajadas y representaciones comerciales rusas en África. Estamos fomentando
activamente instrumentos adicionales para estructurar mejor los lazos
económicos y darles mayor impulso.
Me gustaría
constatar con agrado que el comercio de Rusia con los países africanos aumentó
en 2022 y alcanzó casi los 18.000 millones de dólares. Sin embargo, todos
sabemos perfectamente que la capacidad de nuestra cooperación comercial y
económica es mucho mayor. Las empresas rusas están interesadas en trabajar más
en el continente en los ámbitos de alta tecnología y exploración geológica, en
el sector de combustibles y energía, incluido la energía nuclear, en la
industria química, la ingeniería minera y de transportes, en la agricultura y
la pesca. Los cambios que se están produciendo en el mundo requieren buscar
soluciones relacionadas con el establecimiento de nuevas cadenas de transporte
y logísticas, la creación de un sistema monetario y financiero y de mecanismos
de pagos mutuos que sean seguros e independientes de influencias externas
negativas.
Comprendemos
perfectamente la importancia del suministro ininterrumpido de alimentos para el
desarrollo socioeconómico y la estabilidad política de los Estados africanos.
Por este motivo, siempre hemos prestado gran atención a las cuestiones
referentes a suministros de trigo, cebada, maíz y otros cultivos a los países
africanos. Y lo hemos hecho no solo sobre una base contractual, sino también
gratuitamente, en forma de ayuda humanitaria, incluso a través del Programa
Mundial de Alimentos de la ONU. Así, en 2022, Rusia exportó 11,5 millones de
toneladas de cereales a África, y en los seis primeros meses de este año, ha
destinado casi 10 millones de toneladas. Y todo esto a pesar de las sanciones
impuestas a nuestra exportación, las que realmente obstaculizan las
exportaciones rusas de alimentos a los países en desarrollo, dificultan la
logística del transporte, el seguro de carga y los pagos bancarios.
Seguramente muchos
conocen el llamado pacto de granos, destinado en su origen a garantizar la
seguridad alimentaria mundial, reducir la amenaza de hambre y ayudar a los
países más pobres de África, Asia y América Latina. Por eso Rusia se ha
comprometido a participar en su realización. Pero este pacto de granos, que
Occidente presentó en público como una manifestación de su voluntad de actuar
por el bien de África, en realidad se utilizó abiertamente sólo para enriquecer
a las grandes empresas estadounidenses y europeas que exportaban y revendían
cereales desde Ucrania.
Los hechos hablan
por sí solos. En casi un año del pacto de granos, se exportó desde Ucrania un
total de 32,8 millones de toneladas de carga, más del 70% de las cuales se
destinaron a países de altos y medios-altos ingresos, incluida la UE, mientras
que países como Etiopía, Sudán y Somalia, y también Yemen y Afganistán,
recibieron menos del 3% del volumen total, es decir, menos de un millón de
toneladas.
Al mismo tiempo, no
se cumplió ninguna de las condiciones del pacto relativas a levantar las
sanciones impuestas sobre las exportaciones rusas de granos y fertilizantes a
los mercados mundiales. Además, nos enfrentamos con obstáculos cuando
entregamos a título gratuito abonos minerales a los países necesitados y más
pobres. De las 262.000 toneladas de productos bloqueados en los puertos
europeos, se logró enviar solo dos lotes: 20.000 toneladas a Malawi y 34.000 a
Kenia. Lo resto se queda en las manos de los europeos deshonestos. Eso sucede a
pesar de que se trate de la acción puramente humanitaria que no puede ser
afectada por ningunas sanciones en principio.
Al tener en cuenta
todos esos hechos, perdió sentido extender el pacto de granos que no cumplió
con su objetivo humanitario. Nos oponemos a prolongar el pacto, y a partir del
18 de julio, se completó. Me gustaría asegurar que nuestro país está capaz de
sustituir los granos ucranianos tanto sobre la base comercial como gratuita,
especialmente porque esperamos otra cosecha récord este año.
Pese a las sanciones,
Rusia seguirá esforzándose enérgicamente por organizar suministros a África de
granos, alimentos, fertilizantes y otras mercancías. Encomiamos y seguiremos
desarrollando dinámicamente todo el entramado de los vínculos económicos con
África: con ciertos Estados, las asociaciones de integración regionales y, por
supuesto, la Unión Africana. Acogemos con beneplácito el curso estratégico de
esta organización destinado a continuar la integración económica y formar la
Zona de Libre Comercio Continental Africana. Estamos dispuestos a establecer
contactos pragmáticos y mutuamente beneficiosos, incluso en el marco de la
Unión Económica Euroasiática. Además, estamos determinados a intensificar la
cooperación con otras uniones regionales del continente.
Al seguir las
tradiciones existentes, planeamos continuar ayudando en la capacitación de los
funcionarios nacionales para Estados africanos. Hoy, en nuestro país estudian
en torno a 35.000 estudiantes del continente africano, de ellos, más de 6.000
estudian con becas rusas. Cada año aumentamos el número de las becas a otorgar,
estimulamos la educación sobre la base de pago y las relaciones
interuniversitarias que se han proliferado recientemente.
Es de nuestro
interés común elevar a otro nivel la cooperación en las Humanidades, cultura,
deportes, medios de comunicación. Aprovecho esta oportunidad para invitar a
nuestros amigos africanos a Rusia, Sochi, para que acudan al Festival Mundial
de la Juventud que se celebrará en marzo de 2024. Este enorme foro internacional
reunirá a más de 20.000 representantes de más de 180 países para un diálogo
abierto e informal, libre de barreras ideológicas y políticas, prejuicios
raciales y religiosos, un diálogo que une a la generación joven en torno a las
ideas sobre el mundo duradero y sostenible, la prosperidad y creación.
En conclusión,
quisiera volver a recalcar que atribuimos mucha importancia a la venidera
segunda cumbre Rusia-África. Al término del evento, planeamos aprobar una
Declaración integral, una serie de declaraciones conjuntas, aprobar el plan de
acción del Foro de la asociación Rusia-África hasta 2026. Se prevé firmar un
gran paquete de acuerdos y memorandos intergubernamentales e
interdepartamentales con determinados países y uniones regionales del continente.
Espero con ansia
reunirme con los líderes de países africanos en San Petersburgo y busco
mantener conversaciones fructíferas y constructivas. Estoy seguro de que las
decisiones de la Cumbre y el Foro, así como el trabajo conjunto regular y
multidimensional, contribuirán al futuro desarrollo de la asociación
estratégica ruso-africana en beneficio de nuestros Estados y pueblos.
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