miércoles, 1 de julio de 2020

Europa busca nuevos enfoques para su política con China



Alemania asumió la presidencia del Consejo de la UE y quiere poner nuevos acentos en su política con respecto a China. Decidirse entre la economía y los valores es difícil e inevitable.


"La crisis del coronavirus hace que cualquier otro tema de política exterior sea secundario", dijo a DW Daniel Gros, jefe del think tank "Centre for European Policy Studies" (CEPS). No obstante, uno de los grandes temas dominantes de la pandemia es el fondo de rescate multimillonario de la Unión Europea (UE). Y cuando se trata de la economía, China nunca está tan lejos.

La economía y los empleos en Europa han estado desde hace mucho tiempo estrechamente vinculados con la creciente potencia de Asia. El gigante asiático es el segundo mayor socio comercial de la UE después de EE. UU. Sin embargo, los lazos estrechos con estos dos países generan preocupación, estimó en tanto Sebastian Heilmann, politólogo y sinólogo de la Universidad de Trier.

"Mientras que Europa desconfía cada vez más de Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump, China también ha perdido mucha credibilidad y confianza, por lo que Europa ahora tiene que caminar por sí misma", explicó.

¿Una dependencia no saludable?

La crisis del coronavirus ha evidenciado la dependencia de la economía europea de China. Por un lado, muchas empresas en Europa han sufrido por la ruptura de las cadenas de suministro como resultado del brote del virus en China. Por otro lado, China es un mercado importante, especialmente para Alemania. Un ejemplo: En ningún otro lugar se venden más autos Volkswagen que en China.

Heilmann afirmó a DW que Europa debería pensar en su propio modelo de crecimiento. Las economías orientadas a la exportación alcanzarían sus límites si los mercados mundiales comienzan a fluctuar. "Los europeos no podrán evitar esta gran decisión, esta gran tarea para los próximos años", recalcó.

Valores o economía

Las consecuencias de esta decisión son trascendentales porque China es naturalmente consciente de su influencia, que utiliza política y económicamente. En diciembre de 2019, por ejemplo, el embajador chino en Alemania, Wu Ken, amenazó con "consecuencias" si el gigante tecnológico chino Huawei quedaba excluido del mercado alemán de redes 5G. "El gobierno chino no ignorará esto", dijo Wu, aludiendo también a la industria automovilística alemana, donde China ocupa el mercado de ventas más importante.

"Al final, debe quedar claro que los reveses económicos deben ser aceptados para mantener la independencia. De lo contrario, se dependerá de un sistema autoritario, cuyos valores y reglas de juego no son compatibles con la UE", señaló Heilmann.

Una decisión difícil

Andreas Fulda, sociólogo y experto en China de la Universidad de Nottingham, pide por lo tanto un rápido cambio de paradigma en Berlín y Bruselas, es decir, un alejamiento de la política de China impulsada por el comercio y un rediseño de la relación UE-China con una orientación de valores. El académico lanzó una petición en línea con 25.000 partidarios hasta ahora.

Además, Fulda criticó el lobby de las industrias alemanas del automóvil, química y de las tecnologías de la información, que tienen demasiada influencia en la orientación estratégica de la política alemana hacia China.

"La anterior política alemana de China 'Wandel durch Handel' (cambio a través del intercambio comercial) ha fracasado porque China se ha vuelto económicamente más moderna, pero políticamente no es ni liberal ni democrática. Por otra parte, el Estado chino se ha vuelto económicamente más poderoso y militarmente amenazante".

¿Posición común de la UE hacia China?

Por su parte, el politólogo Daniel Gros es escéptico cuando se intenta influir en China de alguna manera. Ni el "Wandel durch Handel" ni una política de China orientada a los valores sería exitosa. "China no quiere hablar de valores", subrayó Gros.

Él estima que es Europa quien debe hacer sus "tareas". Solo de esa manera los europeos serían tomados en serio por el resto del mundo. Como ejemplos cita una agencia europea de ciberseguridad, reformas estructurales e inversión en tecnología independiente. Una política exterior común, que consiste solo en declaraciones, pero que no tiene instrumentos, es inútil.

Si bien Europa carece de una línea común, China está llevando a cabo una política activa de división en Europa. Un ejemplo es el llamado grupo 16+1, en el que 16 países de Europa central y oriental trabajan con China para explorar una nueva cooperación económica. Los países de la UE también están reaccionando de manera diversa a la iniciativa de la Ruta de la Seda del presidente chino, Xi Jinping.

En su calidad de Presidenta del Consejo de la UE, Alemania había invitado originalmente a una Cumbre UE-China en Leipzig en septiembre, para que todos los jefes de Estado y de Gobierno de la UE se sentaran en la mesa de negociaciones con China. Este fue un primer paso para encontrar un denominador común en la UE. La cumbre se suspendió a causa del coronavirus.


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