jueves, 22 de marzo de 2012

Las consecuencias inesperadas de la caída de Gadafi

BBC Mundo
Celeste Hicks

Un grupo de militares alzados contra el gobierno de Mali anunció este jueves que se había hecho con el control del país. Los amotinados dijeron estar inconformes con la estrategia del gobierno para contrarrestar a las guerrillas de la etnia tuareg que operan en el norte del país.
"El CNRD (siglas en inglés del rebelde Comité Nacional para la Restauración de la Democracia y el Estado) ha decidido asumir sus responsabilidades poniendo fin al incompetente régimen de Amadou Toumani Touré", dijo el portavoz del grupo, Amadou Konaré, en la televisión pública local.
LEER: Rebeldes tuareg aseguran controlar el 70 por ciento del norte de Mali
Los rebeldes decretaron un toque de queda y suspendieron la constitución. Por el momento no se conoce la situación del presidente Toumani ni sus partidarios.
En cierta forma, los sucesos de Mali están ligados al derrocamiento de Muamar Gadafi en Libia, pues muchos de los rebeldes tuareg que ahora operan en el norte del país antes combatían para el líder libio.
Celeste Hicks, de la BBC, estuvo en el norte de Níger, donde también se están haciendo sentir las consecuencias del retorno de los guerrilleros tuareg. LEER: La rebelión tuareg se hace fuerte en Tessalit
La temporada de más calor se acerca rápidamente en el norte de Níger. El sol quema a través de los endebles techos de las tiendas de refugiados, hechas de un revestimiento plástico de un azul desparejo.
Las tiendas son lo único que interrumpe el paisaje formado por el verde de unos pocos árboles en medio del color pardo del suelo arenoso.
Mohammed Islamta, de 70 años, junta cuidadosamente sus escasas posesiones llenas de polvo; una colchoneta, una olla, una tetera tradicional tuareg y un calentador, las únicas cosas que logró traer cuando huyó de Menaka, en Mali, hace apenas un mes.
"Dejé todos mis animales; un burro y cinco cabras. Fue una decisión muy difícil", dice, "pero vimos gente escapando y no quisimos quedarnos a ver que sucedía".
Este remoto rincón árido parece muy distinto al de los dramáticos sucesos que tuvieron lugar en Sirte el pasado octubre, cuando el coronel Muamar Gadafi fue arrastrado desde una cloaca, fue llamado rata y golpeado hasta morir por los combatientes del Consejo Nacional de Transición libio.

Contaminación

Para algunos observadores, la llegada de estos refugiados es el comienzo de un escenario de pesadilla, que muchos temían como consecuencia del conflicto libio traería.
Los refugiados que llegaron a Mangaize, en el norte de Níger, están escapando de los enfrentamientos entre los rebeldes malienses de etnia tuareg pertenecientes al recientemente formado Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA) y el ejército nacional, que comenzaron en enero pasado.
Unas 130.000 personas han huido de sus hogares, de acuerdo a la agencia de refugiados de Naciones Unidas.
Estos tuaregs habían estado ocupados, hasta septiembre, luchando del lado de las fuerzas del coronel Gadafi mientras éste intentaba retener el poder en Libia.
Habían hecho de Libia su santuario después de haber sido derrotada su propia rebelión en 2008.
Pero, con la suerte de Gadafi echada, eligieron dirigirse hacia el sur. Así, enfilaron hacia los desiertos del norte de Mali, ya de por sí inestables tras los ataques de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI).
Níger, que actualmente alberga a 23.000 refugiados, está preocupado de que su propia población tuareg se levante en rebelión, inspirada por el MNLA.
Una rebelión anterior en el norte de Níger encabezada por el Movimiento Nigerino por la Justicia (MNJ), causó estragos en el norte entre 2007 y 2009.
"Estamos tristes de que los malienses permitieran que esta situación se fuera de control", dice Bazoum Mohammed, ministro de Exteriores de Níger. "Todos sabían que esta situación iba a producirse; todos sabían que AQMI estaba presente en la región, todos sabían que la rebelión tuareg de 2008 en Mali no había sido decapitada. Y aún así lo malienses no actuaron", agrega.

Breve respiro

En medio del convoy que llegó al norte de Níger en septiembre había ex combatientes del MNJ que traían a un hijo de Gadafi, Saadi, para ponerlo a salvo.
Pero a pesar de los evidentes peligros, las autoridades de Níger parecen haber elegido pelear.
Se han desplazado patrullas en el lejano norte del país, y en los meses siguientes a la caída de Gadafi, muchos ex combatientes de Libia que llegaban a Níger fueron desarmados.
Además, la Iniciativa Pan Sahel contra el terrorismo, respalda por Estados Unidos, realiza vuelos regulares de vigilancia buscando movimientos inusuales.
De hecho, ex rebeldes se han integrado al gobierno nigerino. El nuevo primer ministro, designado en April de 2011, es un tuareg, al igual que muchas de las autoridades locales en Agadez.
"Manejamos el problema tuareg mejor de lo que hizo Mali", dice Mohammed. "No se repetirá aquí".
Níger espera que sus esfuerzos sean correspondidos por los de las fuerzas regionales. Por eso, en una reciente cumbre de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental pidió que una fuerza regional sea enviada a Mali.
La mayoría de los observadores están de acuerdo en que las firmes acciones de Níger redujeron el inminente peligro de una rebelión tuareg dentro de su propio territorio.
Pero sin una acción coordinada en la vecina Mali, el respiro de Níger puede que sólo sea breve.




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