jueves, 26 de enero de 2012

La gran brecha geográfica: Diferencias entre el Norte y Sur de Reino Unido



Es la historia de dos ciudades de Charles Dickens en otro contexto y a gran escala. En vísperas de la inauguración del Foro Social Mundial, el informe de la fundación Centre for Cities revela la existencia de un norte-sur de Gran Bretaña con dos tipos de ciudades y dos estilos de crisis. El vendaval económico está arrasando lugares como Liverpool, Hull, Sunderland y Swansea que dependen en gran medida del empleo estatal, variable de ajuste de la actual crisis. En cambio Londres, Cambridge o Edimburgo sobreviven gracias a su capacidad de imán respecto a la inversión privada y a una fuerza laboral altamente calificada.

En un sentido, ningún rincón del Reino Unido ha escapado a la crisis que sacude a Europa. El desempleo ha aumentado en todas las ciudades británicas y alcanza hoy el 8,3 por ciento, más de dos millones y medio de personas, el porcentaje más alto desde 1994. Y, con la segunda recesión en tres años a la vista, todo apunta a un empeoramiento. En el último trimestre de 2011, hubo 128 mil desempleados más que en el trimestre previo. La situación no se agravó de la noche a la mañana: es una onda histórica de largo alcance. En 1979 Margaret Thatcher ganó las elecciones con un famoso poster que criticaba el millón de desempleados: “Labour is not working” (juego de palabras: Labour es “trabajo” y “laborismo”, working es “trabajar” y “funcionar”) La proyección es que en 2012 habrá tres millones de desocupados.

Estas cifras globales esconden además la extraordinaria brecha geográfica que divide a Gran Bretaña. El desempleo en una ciudad como Cambridge, tradicional centro universitario y cuna eterna de premios Nobel, es de un 1,8 por ciento. En la norteña Hull es del 8 por ciento. Si uno compara estas cifras con las de desocupación durante la crisis de 2008, se encuentra con que la brecha entre ambas ciudades se ha duplicado de 3,1 por ciento a 6,2 por ciento. Hasta los pobres de estas ciudades olvidadas son mucho más pobres de los de lugares con más prosapia. En las zonas de mayor exclusión social de otra ciudad norteña, Rochdale, hay seis veces más personas que cobran beneficios sociales por desempleo que en áreas similares de Cambridge.

Las ciudades con escasa inversión privada y las que tienen una fuerte presencia de obreros de la industria pesada son las más golpeados por la actual crisis. Esta situación no es nueva, pero se ha profundizado en los últimos dos años. El drástico ajuste fiscal anunciado por la coalición conservadora-liberal demócrata en octubre de 2010 calculó que se produciría una pérdida de unos 500 mil empleos en el sector público hasta 2015, fin del período gubernamental. El cálculo, que despertó gritos de horror en su momento, era más bien generoso: la cuenta final será de 700 mil personas a la calle. La ciudad con el más bajo nivel de empleo del Reino Unido, Swamsea, perderá un 5,6 por ciento de sus puestos estatales en los próximos cuatro años.

La industria, que en un primer momento pareció zafar de la crisis gracias a la devaluación de la libra, ha sentido en el último medio año el doble impacto de la crisis del euro y de la propia contracción del mercado interno. Lejos de ser el motor de una recuperación económica, ha entrado nuevamente en el plano inclinado que constituye su existencia desde el thatcherismo. Si en 1979 había unos siete millones de obreros, hoy la cifra es de 2,5 millones y la sangría no parece haber terminado.

Este panorama económico tiene un correlato social. El informe muestra que seis ciudades del norte, entre ellas Liverpool, han sufrido una hemorragia poblacional debido a las escasas perspectivas económicas. El polo opuesto son imanes como Cambridge que ha logrado desarrollar una “industria del conocimiento” con su reputación de Silicon Valley inglés. En 2010 tuvo más patentes por 100 mil residentes que las seis ciudades que le seguían en la comparación.

El desempleo juvenil es particularmente preocupante. En otra ciudad, Grimsby, una de cada diez personas con menos de 25 años cobra el seguro de desempleo. En York la proporción es uno cada 40. A pesar de los disturbios que estallaron en las zonas pobres de las grandes ciudades en agosto, según Left foot Forward, un influyente blog de centroizquierda, no hay políticas gubernamentales específicas que tomen en cuenta esta disparidad geográfica. La directora de Centre for Cities, Alexandra Jones, predice un agravamiento de la actual situación. “Este año va a ser muy duro. Algunas ciudades ya han sido muy golpeadas por la recesión. El gobierno tendría que intervenir más activamente para ayudar a las ciudades a adaptarse a la economía global”, señaló Jones. 

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