¿A qué juega Irán? Esta es la pregunta que se hacen expertos en Estados Unidos y Europa. Al mismo tiempo que da muestras de su poderío militar, con declaraciones amenazantes y desafiantes, propone reanudar las conversaciones con el grupo 5+1 (EE.UU., Rusia, China, Francia y Reino Unido, junto con Alemania) sobre la utilización de la energía nuclear en su programa atómico.
Luego de haber amenazado con detener el traslado de petróleo por el estrecho de Ormuz si se le impone un embargo por su plan nuclear, Irán demostró que tiene la forma de hacerlo. El 24 de diciembre comenzó una serie de ejercicios militares en donde hizo gala de los últimos desarrollos tecnológicos en materia de defensa. En varios comunicados, el gobierno del presidente Mahmud Ahmadineyad informó que había realizado con éxito el lanzamiento experimental de dos misiles de largo alcance, que tiene listo otro misil que escapa a los radares, un torpedo eléctrico, y, lo que es más preocupante, que tiene la capacidad de enriquecer uranio.
Según analistas, esta muestra de poderío militar tendría un solo objetivo: Teherán hace así alarde de que puede cerrar el estrecho de Ormuz, y dado que el 40% del petróleo que consume el mundo pasa por allí, el desajuste en el aprovisionamiento mundial sería inevitable. Washington ha dicho que no tolerará que nadie bloquee ese estrecho, pero sus palabras han sido respondidas por el Gobierno iraní con cajas destempladas.
Ayer, justo cuando los militares iraníes anunciaban el fin de los juegos militares, advirtieron a Estados Unidos para que no vuelva a enviar su flota al golfo Pérsico. El comandante del Ejército, Ataolah Salehí, aseguró que su país está preparado para responder ante cualquier amenaza. ”Aconsejamos a la nave estadounidense que ha salido del estrecho de Ormuz y se ha ido al mar de Omán que no regrese al golfo Pérsico”, dijo el comandante, en alusión al portaaviones de Washington que, según el régimen iraní, abandonó la zona el pasado jueves.
Salehí dijo también que la marcha del barco de Estados Unidos demuestra que “los enemigos” de Irán han captado muy bien el mensaje de las maniobras navales “Velayat 90”, llevadas a cabo por la Armada iraní en aguas del sur del país. “La República Islámica de Irán no piensa repetir su advertencia”, añadió el comandante, según IRNA.
Tras insistir en que la república islámica no pretende provocar de “forma irracional”, Salehí afirmó que su país está “preparado ante cualquier amenaza” y aseguró a sus vecinos que tendrán éxito si apoyan a Teherán. Además de armamento de última generación, en esos ejercicios navales se han empleado buques de guerra, submarinos de distintos tipos y aviones no tripulados.
Irán se encuentra en medio de una polémica por su programa nuclear, que parte de la comunidad internacional, con EE.UU. a la cabeza, cree que tiene una vertiente militar destinada a fabricar bombas atómicas, lo que Teherán niega a la vez que afirma que se trata de un programa exclusivamente civil, con objetivos pacíficos. En este contexto, personalidades estadounidenses y de Israel han amenazado a Irán con ataques para evitar el desarrollo de su programa nuclear, a lo que Teherán ha contestado que daría una respuesta “aplastante”.
Además de eventuales ataques contra el territorio de Israel y las bases y buques de Estados Unidos en la zona, Irán ha dicho que, de sufrir una agresión o sentirse en peligro inminente, cerraría el estrecho de Ormuz. “Parece claro que la intención es recalcar que Irán tiene la capacidad y la posibilidad de atacar tanto a Israel como a las bases estadounidenses en la región. El trasfondo es la presión ejercida por Estados Unidos y algunos países de Europa sobre el régimen iraní, debido a sus planes atómicos”, explicó Jamir Ahled, del Centro de Paz en Noruega.
Otros observadores señalan que los gobernantes iraníes están jugando con fuego para tapar las tensiones internas que afrontan desde la controvertida reelección, en junio de 2009, del presidente Mahmud Ahmadineyad.
Estados Unidos y algunos países europeos, en particular Alemania, Gran Bretaña y Francia, han examinado la posibilidad de imponer nuevas sanciones para obligar a Irán a ceder en su controvertido programa nuclear. Según los occidentales, el objetivo es la bomba atómica, cosa que Teherán desmiente de forma categórica.
En medio del desafío, Teherán propuso un reinicio rápido de las negociaciones nucleares con las potencias del grupo 5+1 interrumpidas desde hace un año. Pero la Unión Europea rechazó esa solicitud.
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