domingo, 29 de enero de 2012

En Qatar crecen las ambiciones políticas


Kevin Connolly


Si usted quiere buscar un monumento a las crecientes ambiciones de Qatar, sólo tiene que mirar hacia el cielo en Doha. La capital de este minúsculo pero rico emirato se ha transformado con una velocidad vertiginosa de un puerto desértico y lóbrego a una especie de Manhattan con arena.


Dondequiera que usted se encuentre en Doha, el horizonte del centro le obliga a mirar hacia arriba. Y cada rascacielos parece más improbable que el anterior.

Uno se parece a un cáliz empacado en lo que parece una alambrada metálica -pero hecha de neón azul.

Otro es perturbador por su apariencia fálica, con el concreto de las paredes exteriores hechas de una textura etérea, casi diáfana.

La magnitud de estos edificios -y la velocidad con que son construidos- ejemplifica la determinación de Qatar de construir un perfil global a la altura de sus rascacielos. clic Lea también: El pequeño Qatar se perfila como un gigante económico

Otras épocas

El político palestino Mustafa Barghouti, que analiza Qatar desde lejos, me dijo que Doha se veía muy diferente. "Me acuerdo de una época", explica, "cuando sólo había dos rascacielos en Qatar".


"Ya se podía ver que había un crecimiento impresionante y, de hecho, una explosión de crecimiento. Creo que con este tipo de riqueza económica, Qatar empezó a interesarse en tener mucha más influencia, primero en el mundo árabe y luego de manera internacional".

Esto no es sólo una aspiración metafórica a tener influencia, sino mucho más. Después de todo, Qatar se ha movido con determinación para construir un tipo de poder que se sienta primero en Medio Oriente y luego en el resto del mundo. El fundamento de todo esto es su riqueza.

Olla a presión


Según algunos cálculos, Qatar es la nación más adinerada del mundo si se determina por la proporción del Producto Interno Bruto per capita.

Cualquier país que se encuentre en esa posición tal vez buscará naturalmente la influencia diplomática añadida.

Por ello, el emir de Qatar ha sido un jugador firme y audaz desde cuando comenzó la Primavera Árabe. Él envió armas, dinero y hombres para ayudar a los rebeldes que combatían contra el coronel Muamar Gadafi en Libia. Y pidió una intervención armada árabe para evitar que Siria caiga en un caos sangriento. clic Lea también: Qatar sugiere intervenir militarmente en Siria

La misma presencia en Doha del experto en Medio Oriente Gerd Nonemann -como decano de la sede local de la Universidad de Georgetown- es una muestra de la habilidad de la riqueza catarí para atraer universidades extranjeras importantes al Golfo.

Él dice que Qatar no inspiró ni lideró los levantamientos populares que transformaron al Medio Oriente desde la plaza de Tahrir hasta Túnez hace exactamente un año. El país simplemente reconoció que el cambio era inevitable y por ende fue más ágil y fuerte que el resto en la forma como reaccionó.

"No creo que necesariamente hayan descubierto qué va a pasar después de estas revoluciones", me dijo.

"Simplemente reconocieron que esto era una olla a presión que iba a explotarle a alguien en la cara en algún momento. Simplemente reconocieron que era mejor quitar la tapa de la olla y que se le viera como un negociador".

El poder de la televisión

El proyecto insignia de la influencia catarí en Medio Oriente es el cadena de televisión Al-Jazeera, que se ve a sí misma como el canal que transmitió la rabia de las calles árabes directamente a los palacios donde gobernantes temblaban tras las paredes.


Al apoyar a los rebeldes en Libia y simpatizar con los manifestantes en la plaza de Tahrir, no hay dudas de que el emirato de Qatar se expuso a las acusaciones de que estaba fomentando el cambio en el extranjero de una manera en que poco le gustaría que ocurriera en casa.
Pero Mostefa Souag, el director del servicio de noticias en árabe de la compañía, argumenta que Al-Jazeera ha sido una fuerza del bien, además de una publicidad poderosa de la influencia y la riqueza cataríes.

"En los medios todo es sobre el poder blando (o soft power)", dice.

"Si se es un país pequeño y se quiere ser exitoso, no se necesitan barcos de guerra ni aviones. Se necesita poder blando".

"El poder blando son los medios, la ciencia y la cultura. Creo que el emir sabía esto y creo que eso es una gran visión".

Gas natural y fútbol

Si una de las fuerzas detrás de la Primavera Árabe es la diplomacia y el poder blando de Qatar, entonces es la riqueza que nace del gas natural licuado lo que está aumentando su perfil en el resto del mundo. 

La feria de automóviles de Qatar es probablemente la única en el mundo en la que es posible encontrar tantos Rolls-Royce, Bugatti y Lamborghini en el parqueadero como en la exposición de los fabricantes.


Y mientras Europa sufre lo que espera sea una crisis de corto plazo, el poderoso fondo de riqueza soberana de Qatar está buscando oportunidades de largo plazo.

Eso significa compras como la tienda de lujo Harrods, en Londres, o el club de fútbol francés Paris St-Germain. Significa también muchos bienes raíces europeos que generarán ingresos en el futuro.

Si hay un tema que agrupe todo lo que está haciendo Qatar en este momento parece ser el hecho de que está tratando de construir una marca.

Es posible que muchos europeos y estadounidenses nunca hubieran escuchado hablar del emirato hasta cuando ganó el derecho de albergar el mundial de fútbol de 2022.

Perfil global

En Qatar, la temperatura promedio durante el verano es de 45 grados centígrados. Pero los cataríes están confiados en que el mundo recordará la riqueza y la mentalidad de Qatar después de disfrutar un torneo exitoso en estadios con aire acondicionado. Hasta entonces, existe la diplomacia.

Qatar ya tiene una reputación como un país que puede hablar con cualquiera: desde Hamas e Israel hasta Estados Unidos e Irán.

Está a punto de poner esas credenciales diplomáticas a prueba, al permitirle al Talibán abrir una oficina en Doha a la espera de que eso pueda facilitar conversaciones con Estados Unidos -que tiene una base aérea enorme acá- sobre el futuro de Afganistán.

Es una posibilidad intrigante y también es política inteligente. Si falla, bueno, todos esperaban que fallara. Si es exitosa, todos recordarán el papel de Qatar para acercar a las dos partes.
De cualquier modo, es una apuesta segura que Qatar continuará haciendo todo lo que esté a su alcance para aumentar su perfil global. El reto para el futuro es mantener esa habilidad de hablar con cualquiera como lo hace actualmente.






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