(Reuters/EP).-El presidente yemení, Alí Abdulá Salé, ha advertido a los comandantes del Ejército de que podría haber una guerra civil en el país por los esfuerzos para lo que calificó de "golpe" contra su régimen.
"Aquellos que quieren ascender al poder mediante golpes deberían saber que esto está fuera de toda duda. La patria no será estable, habrá una guerra civil, una sangrienta guerra civil", ha señalado en un discurso, subrayando que "deberían considerar cuidadosamente esto".
Ayer el general Alí Mohsen, comandante de la zona militar noroeste y miembro del clan Al Ahmar de Salé, había anunciado en Al Yazira su respaldo a los manifestantes contrarios al presidente y él mismo había advertido de una guerra civil si continuaba la represión de las protestas.
"Les digo claramente a los hermanos oficiales (que renunciaron) como resultado de la debilidad y la intimidación de los medios: los medios les han aterrorizado hasta que cayeron como las hojas en otoño y deberían lamentarlo", ha subrayado Salé en su discurso, que fue rentransmitido posteriormente por la televisión yemení.
En otro discurso a líderes tribales en Saná, muchos de los cuales han dicho apoyar a los manifestantes, el presidente reiteró su advertencia de guerra civil y añadió que el país podría enfrentarse a su desintegración.
"Tenéis una agenda para derribar el país, el país será dividido en tres en lugar de dos mitades. Una parte sur, una parte norte y una parte media. Eso es lo que están buscando los desertores contra la unidad", ha denunciado, en referencia a los rebeldes chiíes del norte y a los milicianos de Al Qaeda operativos en el país.
El presidente defendió ayer que la "gran mayoría del pueblo" apoya "la seguridad, la estabilidad y la legitimidad constitucional" y aseguró que los "organizadores del caos, la violencia, el odio y el vandalismo" son "unos pocos".
Salé perdió este lunes el apoyo de importantes elementos de su régimen, entre ellos decenas de miembros del Ejército, varios embajadores, el principal dirigente tribal y el gobernador de la segunda provincia más importante del país, Adén (en el sur).
Entre los numerosos militares --se habla de hasta medio centenar-- que se declararon este lunes en rebeldía contra Salé se encuentra el destacado general Alí Mohsen al Ahmar, jefe de la región militar occidental y de la primera división acorazada, un viejo aliado del presidente y veterano de las guerras civiles del país, a quien las organizaciones de Derechos Humanos han acusado en el pasado de perpetrar crímenes de guerra.
"Aquellos que quieren ascender al poder mediante golpes deberían saber que esto está fuera de toda duda. La patria no será estable, habrá una guerra civil, una sangrienta guerra civil", ha señalado en un discurso, subrayando que "deberían considerar cuidadosamente esto".
Ayer el general Alí Mohsen, comandante de la zona militar noroeste y miembro del clan Al Ahmar de Salé, había anunciado en Al Yazira su respaldo a los manifestantes contrarios al presidente y él mismo había advertido de una guerra civil si continuaba la represión de las protestas.
"Les digo claramente a los hermanos oficiales (que renunciaron) como resultado de la debilidad y la intimidación de los medios: los medios les han aterrorizado hasta que cayeron como las hojas en otoño y deberían lamentarlo", ha subrayado Salé en su discurso, que fue rentransmitido posteriormente por la televisión yemení.
En otro discurso a líderes tribales en Saná, muchos de los cuales han dicho apoyar a los manifestantes, el presidente reiteró su advertencia de guerra civil y añadió que el país podría enfrentarse a su desintegración.
"Tenéis una agenda para derribar el país, el país será dividido en tres en lugar de dos mitades. Una parte sur, una parte norte y una parte media. Eso es lo que están buscando los desertores contra la unidad", ha denunciado, en referencia a los rebeldes chiíes del norte y a los milicianos de Al Qaeda operativos en el país.
El presidente defendió ayer que la "gran mayoría del pueblo" apoya "la seguridad, la estabilidad y la legitimidad constitucional" y aseguró que los "organizadores del caos, la violencia, el odio y el vandalismo" son "unos pocos".
Salé perdió este lunes el apoyo de importantes elementos de su régimen, entre ellos decenas de miembros del Ejército, varios embajadores, el principal dirigente tribal y el gobernador de la segunda provincia más importante del país, Adén (en el sur).
Entre los numerosos militares --se habla de hasta medio centenar-- que se declararon este lunes en rebeldía contra Salé se encuentra el destacado general Alí Mohsen al Ahmar, jefe de la región militar occidental y de la primera división acorazada, un viejo aliado del presidente y veterano de las guerras civiles del país, a quien las organizaciones de Derechos Humanos han acusado en el pasado de perpetrar crímenes de guerra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario