M. M. - Roma -
31/08/2010
Autopistas, petróleo, fútbol, películas, helicópteros, trenes, televisiones, bancos, coches, incluso un hotel de lujo en el centro de Trípoli. Desde que hace dos años, el 30 de agosto de 2008, Libia e Italia firmaron en Bengasi el tratado de amistad que cerraba un largo y tenso contencioso colonial, con solemnes peticiones de perdón de Il Cavaliere al coronel incluidas, Libia se ha convertido en uno de los escenarios favoritos de inversión de las grandes empresas italianas. Y viceversa, Italia se ha convertido en el lugar donde el hombre al que Ronald Reagan llamó "perro" ha podido recuperar la autoestima que dan los petrodólares.
Ambos países desarrollan en este momento un gran número de negocios millonarios, envueltos en un gigantesco conflicto de intereses entre lo público y lo privado, entre la alta política poscolonial y la diplomacia de los negocios (personales). Todo ello, con la inmigración clandestina y los derechos humanos como sangrante telón de fondo: el acuerdo permite a Italia devolver a Libia en masa a los inmigrantes africanos capturados en sus aguas incumpliendo así las leyes internacionales que protegen a los peticionarios de asilo. Las denuncias de torturas, extorsiones y malos tratos a los inmigrantes en Libia son continuas. LEER: Gaddafi amenaza a la UE: "O nos dan 5.000 millones al año o Europa será negra" .
Socios empresariales
Ambos países desarrollan en este momento un gran número de negocios millonarios, envueltos en un gigantesco conflicto de intereses entre lo público y lo privado, entre la alta política poscolonial y la diplomacia de los negocios (personales). Todo ello, con la inmigración clandestina y los derechos humanos como sangrante telón de fondo: el acuerdo permite a Italia devolver a Libia en masa a los inmigrantes africanos capturados en sus aguas incumpliendo así las leyes internacionales que protegen a los peticionarios de asilo. Las denuncias de torturas, extorsiones y malos tratos a los inmigrantes en Libia son continuas. LEER: Gaddafi amenaza a la UE: "O nos dan 5.000 millones al año o Europa será negra" .
Socios empresariales
El artífice de la histórica reconciliación entre Trípoli y Roma fue, curiosamente, un empresario franco-tunecino: el magnate y financiero Tarak ben Ammar, productor de cine y televisión, amigo de Berlusconi y de Gaddafi, y socio de ambos políticos en la productora y distribuidora Quinta Communications, fundada en 1990 por Ben Ammar. La compañía libia Lafitrade tiene el 10% de Quinta Communications, mientras la principal sociedad financiera de Il Cavaliere, Fininvest, posee, tras un aumento de capital realizado en 2009, cerca del 22%. Hace dos años, Quinta Communications y Mediaset adquirieron cada una el 25% de la nueva televisión magrebí Nessma TV.
Los intercambios entre Italia y Libia se han disparado. La Repubblica calcula que el monto de los negocios bilaterales ha alcanzado en los últimos dos años 40.000 millones de euros. En junio, Gaddafi prometió prioridad a las empresas italianas sobre las de los demás países. Y esa prioridad parece mutua: el coronel es ya el primer accionista, con el 7%, de Unicredit, el mayor banco italiano. ENI, gigante energético italiano, ha anunciado inversiones por valor de 25.000 millones de dólares en Libia. Según diversas fuentes, Gaddafi dispone de 65.000 millones líquidos en petrodólares, y ahora apunta hacia nuevas participaciones en Impregilo, Finmeccanica y Generali.
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