sábado, 26 de marzo de 2011

Las múltiples caras de Gadafi


Martin Asser
BBC


¿Cómo se podría describir adecuadamente a alguien como Muamar Gadafi?

urante un período que abarcó seis décadas, el líder libio ha desfilado por el escenario mundial con un estilo tan único e impredecible que las palabras "rebelde" o "excéntrico" apenas le harían justicia. En su gobierno se le ha visto ir de héroe revolucionario a paria internacional; de socio estratégico valioso a paria de nuevo.

Gadafi ha desarrollado su propia filosofía política al escribir un libro que es -a los ojos de su autor al menos- tan influyente, que eclipsa todo lo soñado por Platón, Locke o Marx.

Ha realizado innumerables apariciones en reuniones árabes e internacionales, en las que no sólo ha destacado por su ropa estrafalaria, sino también por sus discursos contundentes y su comportamiento poco convencional.

Un comentarista árabe recientemente lo llamó el "Picasso de la política del Medio Oriente", aunque en lugar de periódos azul, rosa o cubistas, Gadafi ha tenido un período panárabe, un período islamista, uno panafricano y así sucesivamente.

Al comienzo


En los vertiginosos días de 1969 -cuando tomó el poder en un golpe militar sin derramamiento de sangre- y en la década de 1970, Muamar Gadafi, era un joven oficial del ejército, atractivo y carismático.

Un entusiasta discípulo del presidente Gamal Abdel Nasser de Egipto -incluso adoptó el mismo rango militar, ascendiéndose a sí mismo de capitán a coronel tras el golpe- al principio se enfocó en enfrentar el injusto legado económico de la dominación extranjera.

Para Nasser el foco era el Canal de Suez. Para Gadafi, el petróleo.

Reservas significativas fueron descubiertas en Libia a finales de la década de 1950, pero la extracción era controlada por compañías petroleras extranjeras que establecieron los precios a conveniencia de sus consumidores nacionales y se beneficiaron de la mitad de los ingresos.

Gadafi pidió la renegociación de los contratos, amenazando con cortar la producción si las compañías petroleras se negaban.

Incluso desafió a los ejecutivos de petroleras extranjeras diciéndoles que "las personas que han vivido sin petróleo durante 5.000 años, pueden vivir sin él por un par de años más hasta que puedan conseguir sus derechos legítimos".

La táctica tuvo éxito y Libia se convirtió en el primer país en vías de desarrollo en asegurar una participación mayoritaria en los ingresos de su producción de petróleo. Otros naciones siguieron el ejemplo y así comenzó el boom petrolero árabe de la década de 1970.

Libia se encontraba en una posición privilegiada para aprovechar los beneficios. Con una producción parecida a la de los estados del Golfo y una de las poblaciones más pequeñas de África (menos de 3 millones para el momento), el oro negro la enriqueció rápidamente.

Teórico político


En vez de seguir los excesos del consumismo del Golfo, o las doctrinas del nacionalismo árabe, el carácter volátil de Gadafi llevó a Libia por un nuevo camino. Muamar Gadafi es sin duda un hombre inteligente e ingenioso que sin embargo no recibió una educación que fuera más allá de aprender a leer el Corán y de recibir entrenamiento militar.

Nacido de padres nómadas beduinos en 1942. Sin embargo, a partir de comienzos de la década de 1970, Gadafi se dedicó a formarse como un filósofo político, desarrollando lo que llamó la "tercera teoría universal" descrita en su famoso Libro Verde.

Sin embargo, a partir de comienzos de la década de 1970, Gadafi se dedicó a formarse como un filósofo político, desarrollando lo que llamó la "tercera teoría universal" descrita en su famoso Libro Verde.

La teoría pretende resolver las contradicciones inherentes al capitalismo y al comunismo (la primera y segunda teoría), con el fin de colocar al mundo en un camino de revolución política, económica y social, y de liberar a los pueblos oprimidos del mundo.

De hecho, es poco más que una serie de diatribas fatuas. Resulta sumamente irónico que un texto cuyo objetivo es romper las cadenas impuestas por los intereses políticos, haya sido utilizado para someter a toda una población.

El resultado de la teoría de Gadafi - amplificada por la intolerancia absoluta a las voces disidentes o alternativas- ha ido apagando poco a poco a la sociedad libia, al erradicar la sociedad civil, la auténtica participación política y cualquier vestigio de constitucionalidad.

Libro verde

La solución a los problemas de la sociedad, según el libro, no tiene que ver con la representación electoral -descrita por Gadafi como una "dictadura" del partido más grande- o con cualquier otro sistema político existente, sino con el establecimiento de comités del pueblo que ejecuten todos los aspectos de la existencia.

Este nuevo sistema se presenta esquemáticamente en el Libro Verde, en un diagrama de forma circular, en el que los congresos populares se encuentran alrededor de una rueda ejerciendo influencia sobre los comités del pueblo, que a su vez crean un verdadero secretariado democrático en el centro.

El modelo que se creó en realidad era un pirámide ultrajerárquica con la familia Gadafi y sus aliados más cercanos en la cima, protegidos por un aparato de seguridad brutal.

En el mundo paralelo del Libro Verde, el sistema se llama Jamahiriyya, un neologismo que juega con la palabra árabe para una república, Jumhuriyya, que implica "el gobierno de las masas".

Aventuras en el extranjero


Gadafi fue capaz de llevar su campaña anti-imperialista por todo el mundo, financiando y apoyando a grupos militantes y movimientos de resistencia en donde quiera que los encontrara.

Si bien los gobiernos más convencionales estaban preparados para hacerle caso omiso a las violaciones de los derechos humanos en su país y a la persecución de los disidentes en el extranjero, no aceptaron que apoyara a grupos que utilizaban el terrorismo en su propios predios.

Un bombardeo de un club nocturno frecuentado por soldados estadounidenses en Berlín en 1986, atribuido a agentes libios, resultó ser un momento decisivo para Gadafi.

El presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, ordenó ataques aéreos contra Trípoli y Bengasi en represalia por los dos soldados y el civil que murieron, a pesar de que no había pruebas definitivas de que Libia hubiese sido el autor del hecho.

La venganza de Estados Unidos tenía la intención de matar al "perro loco de Oriente Medio", tal y como Reagan lo bautizó, pero aunque hubo grandes daños y un número desconocido de víctimas -incluyendo, al parecer, a la hija adoptiva de Gadafi- el coronel salió ileso.

El atentado contra el vuelo Pan Am 103 sobre la localidad escocesa de Lockerbie en 1988 fue la siguiente escalada significativa. El hecho causó la muerte de 270 personas en el aire y sobre el terreno y se considera el peor acto de terrorismo jamás ocurrido en Reino Unido.

La negativa inicial de Gadafi de entregar a los dos sospechosos libios a la jurisdicción escocesa dio lugar a un prolongado período de negociaciones y sanciones de la ONU, que terminó finalmente en 1999 con su entrega y juicio. Uno de los hombres, Abdelbaset Ali al-Megrahi, fue condenado a cadena perpetua, pero el otro fue declarado inocente.

Entendimiento y rebelión

La resolución del caso de Lockerbie, junto con la posterior renuncia de Gadafi a un programa clandestino de armas químicas y nucleares, dio paso a un significativo aumento de las relaciones entre Libia y las potencias occidentales.

Con las sanciones internacionales retiradas, Trípoli volvió a ser parte del itinerario político internacional, permitiendo así que el entonces primer ministro británico Tony Blair, entre otras luminarias, visitara a Gadafi.

Y en los años siguientes Libia cerró varios negocios con compañías de defensa y petroleras occidentales.

Cuando los vientos de rebelión empezaron a soplar en el mundo árabe desde Túnez a partir de diciembre de 2010, pocas personas pensaban que Libia sería "el siguiente".

Gadafi no era tan ampliamente percibido como un "lacayo de Occidente" comparado con otros líderes de la región.

Cuando se hicieron los primeros llamados a un "día de furia" en Libia, Gadafi prometió, aparentemente con toda seriedad, unirse a la protesta popular, aferrándose al mito de ser el "hermano líder de la revolución" que hace tiempo había entregado el poder al pueblo.

En realidad, el aroma de libertad y la atracción de un posible derrocamiento del coronel fueron tentaciones demasiado fuertes para partes de la población libia, especialmente en el este.

Algunas de las primeras imágenes de la rebelión en Bengasi muestran a jóvenes furiosos destruyendo un monolito verde en un edificio público que representaba la doctrina que los tenía esclavizados, el Libro Verde.

Era probablemente inevitable que Gadafi peleara con todo lo que tenía en su arsenal para mantenerse en el poder.

Pero sus días de pasearse por Nueva York, las capitales europeas y el mundo árabe han terminado. También terminó el hechizo que alguna vez tuvo sobre los libios con su fraudulenta "teoría universal".

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