ANTONIO J. SESIN
Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y Suráfrica se están conviertiendo en países atractivos para la inversión extranjera. En casi todas las ramas de las ciencias económicas es común, desde hace muchos años, utilizar acrónimos para refiriese a conjuntos de empresas, mercados o países.
Conocidos son ya los Pigs (Portugal, Irlanda, Grecia y España), al sur de la Unión Europea y que tantos problemas han tenido en el 2010; los Stupid (España, Turquía, Ucrania, Portugal, Irlanda, Dubái), que se refiere a países con problemas ante la crisis fiscal, o los Toxic Apes, las economías de países anglosajones y protestantes altamente desreguladas en el ámbito financiero.
Sin embargo, no todos los acrónimos son necesariamente peyorativos. Altamente aceptado fue el termino Bric (Brasil, Rusia, India y China) impuesto en 2003 por la tesis de Jim O’Neill, economista global en Goldman Sachs, que argumentaba que el potencial económico de esos países puede convertirlos en las cuatro economías dominantes hacia el año 2050.
En la incesante búsqueda de nuevos mercados con altas rentabilidades donde invertir, los economistas identifican características en común entre países. Desde mediados del 2009 se ha determinado un nuevo grupo de mercados emergentes que, siguiendo los pasos de los Bric, está ganando atención. Alejados geográficamente y con unas estructuras culturales, religiosas y políticas muy heterogéneas, los Civets (Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y Suráfrica) muestran un potencial de desarrollo veloz y prometen recompensar a aquellos que estén dispuestos a correr el riesgo de invertir en ellos.
Quienes desean hacer negocios rápidos y rentables, buscan países con mano de obra barata, bajos costos de producción y crecimiento de los mercados internos, características destacadas en cada uno de los Civets. Esto permitiría incrementar el Producto Interno Bruto (PIB) en 4,5 por ciento en los próximos 20 años, por encima -incluso- de estimaciones para los países del G-7, que serían del 1,8 por ciento. Todos tienen una población numerosa y joven, que va desde los 240 millones de Indonesia hasta los 45,9 millones de Colombia.
Cada uno de los Civets cuenta con una economía relativamente diversa que no depende excesivamente de los productos básicos y, con excepción de Egipto, los niveles de inflación están bajo control.
Para los especialistas del Observatorio Financiero Internacional de la Universidad Nacional (Ofin), estos seis países no tienen grandes déficits fiscales, aunque subieron después de la crisis financiera mundial. Las naciones Civets han demostrado su consistencia ante la crisis financiera global, gracias a sus acertadas políticas y a una base económica sólida. Se trata de economías dinámicas y con relativa estabilidad política.
Un aspecto adicional, aunque negativo, se destaca entre estas economías. La alta desigualdad entre las distintas clases sociales, así como elevadas tasas de desocupación y carencias habitacionales. Paradójicamente, esto genera que las economías tengan baja tasa de ahorro y alta propensión marginal a consumir, lo que las hace permeables a nuevos productos y deseosas de capitales externos.
La inclusión dentro de este acrónimo significa para los países que lo componen, una gran oportunidad de desarrollo. Pertenecer a los Civets implica estar en la mira de grandes capitales inversores y de empresas internacionales que buscan mercados dinámicos donde colocar sus productos y, por que no, abrir nuevas fábricas. Esto podría generar una renovada fuente de inversión extranjera directa para un soñado círculo virtuoso, que permita crecimiento y desarrollo sustentable de sus economías.
COLOMBIA
A pesar de los más de 40 años que lleva Colombia sumergida en un conflicto contra los grupos calificados como terroristas, en los últimos años de combate frontal del terrorismo ha logrado una progresiva apertura económica y un crecimiento económico sostenido. Además, se han establecido políticas que favorecen ampliamente la creación de negocios por parte del capital extranjero, lo que el Gobierno ha llamado “confianza inversionista”, pero que ha recibido críticas porque crea demasiadas prerrogativas para los intereses particulares, en detrimento del interés general.
Producto de esto, la inversión extranjera se ha incrementado en 250 por ciento y, con la bonanza petrolera, el país está planeando cómo enfrentar una eventual enfermedad holandesa por los miles de millones de dólares que están entrando en la economía nacional.
Para los especialistas del Ofin, el país tiene un déficit presupuestal de 3,6 por ciento, que resulta bastante alto, y la tasa de inflación no supera el 3 por ciento. Con el dinero extranjero circulando por el país, se busca mejorar la infraestructura, ítem en el que se encuentra muy rezagado a nivel mundial.
INDONESIA
Después de emerger como el tercer miembro de más rápido crecimiento del G-20 en 2009, Indonesia ha tenido un fuerte desempeño. En el 2010 creció a un ritmo de 4,4 por ciento. Al igual que China e India, Indonesia se está expandiendo rápidamente y el crecimiento en inversión en el 2009 fue impulsado por el gasto en infraestructura y los altos precios de los productos básicos.
Con 243 millones de habitantes y un PIB de 521.000 millones de dólares, es una economía de fondo, atractiva para invertir en ella. El déficit presupuestario es un razonable 2,1 por ciento del PIB, y la cuenta corriente está en superávit.
VIETNAM
Después de la muerte del líder Le Duan en 1986, Vietnam comenzó a hacer la transición del comunismo a la economía capitalista, después de sufrir una inflación del 700 por ciento y tener la economía estancada. El Partido Comunista inició un amplio paquete de reformas económicas llamadas Doi Moi (‘Renovación’), con semejanzas del modelo Chino (apertura económica mezclada con política comunista) y con similares resultados. Entre 1990 y 1997 la economía de Vietnam creció a un ritmo de 8 por ciento, que sigue sosteniendo. Su economía ha sido una de las de más rápido crecimiento en el mundo, partiendo de su situación de pobreza extrema antes de 1986.
Tales cambios en la sociedad han introducido costumbres consumistas de occidente, especialmente entre los nuevos ricos de Vietnam, lo cual abrió la brecha de desigualdad social y llevó la inflación al 12 por ciento, después de haberla tenido en un 4 por ciento.
Sin embargo, los dirigentes del Partido Comunista son optimistas de mantener el ritmo de crecimiento de Vietnam, al punto de que en diez años sea considerado un país industrializado.
EGIPTO
La economía de Egipto era muy centralizada durante el periodo del presidente Gamal Abdel Nasser, pero se abrió durante los gobiernos de Anwar Sadat y Hosni Mubarak. El Ejecutivo implantó agresivas reformas entre el 2004 y el 2008 con miras a atraer la inversión extranjera y estimular el crecimiento, que fue superior al 7 por ciento al año en el 2007 y el 2008. Sin embargo, el 2009 cayó 4,7 por ciento, como resultado de la crisis financiera global, que afectó los sectores volcados a la exportación, especialmente las manufacturas y el turismo. Hoy, la economía de Egipto es la segunda de África, según el Banco Africano de Desarrollo.
Envuelta en disturbios desde el comienzo del 2011, la bautizada Revolución de los Jóvenes finalizó con la salida de Mubarak del poder. Esto debería implicar cambios en la política económica para mejorar los indicadores de empleo y de bienestar social.
TURQUÍA
La economía de Turquía está altamente desarrollada. El país se encuentra entre los principales productores mundiales de productos agrícolas, textiles, vehículos de motor, barcos y otros equipos de transporte, electrónica y artefactos para el hogar. Su economía dinámica es una mezcla compleja de industria moderna y agricultura tradicional.
En años recientes, la situación económica de Turquía se ha caracterizado por un crecimiento económico errático y graves desbalances. El crecimiento de su PIB real ha excedido el 6 por ciento durante varios años, pero su fuerte expansión ha sido interrumpida por agudos declives en 1994, 1998 y 2001.
Mientras tanto, el déficit fiscal del sector privado ha excedido regularmente el 10 por ciento del PIB, en tanto la inflación se ha mantenido en el rango elevado de dos dígitos. La riqueza mineral impulsa el crecimiento económico de Suráfrica
Suráfrica es la primera economía de África (acapara un 25 por ciento de todo el PIB africano), y desempeña un papel importante en el desarrollo de la región.
Suráfrica es la primera economía de África (acapara un 25 por ciento de todo el PIB africano), y desempeña un papel importante en el desarrollo de la región.
Un importante sector de la economía surafricana es la minería, principalmente la extracción de carbón y de minerales y metales preciosos como los diamantes, el oro y el platino. Es uno de los países con mayores reservas y diversidad de riquezas mineras.
Cuenta también con la industria más poderosa y diversificada de todo el continente. Desde los sectores de transformación de bienes agropecuarios y minerales, hasta los sectores automovilístico, aeronáutico y energético. Un factor importante de la economía sudafricana radica en su naturaleza extraordinaria, única en el mundo, y en sus numerosos parques nacionales, que atraen gente de todo el mundo.
ANTONIO J. SESIN
Analista de Research de Openworld Investment Bank Consulting.
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