martes, 22 de marzo de 2011

Algunas claves de la resolución de la ONU sobre Libia


María Ángeles Moya

La Resolución 1973 adoptada el pasado jueves por Naciones Unidas salió adelante por la mínima. Eran necesarios, al menos, nueve votos favorables y que ninguno de los países con representación permanente en el Consejo de Seguridad (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia) votase en contra. Son las reglas del juego para que una resolución basada en el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas (acción en caso de amenazas a la paz, quebrantamientos de la paz o actos de agresión) pueda ver la luz. Es la regla de unanimidad de las grandes potencias.

Poco antes de la media noche del jueves (hora peninsular española) se procedió a la votación del documento, que contó con el visto bueno de 10 de los 15 estados miembros que actualmente tienen representación en el Consejo de Seguridad; China y Rusia (con poder de veto) se abstuvieron para no bloquear la decisión. Pero también optaron por la abstención (aunque su voto en contra no habría impedido que la resolución viese la luz) otros tres países: Alemania, Brasil e India.

¿Por qué se abstuvieron estos países? ¿Qué medidas están incluidas en la resolución? ¿Qué papel podría jugar cada país en la operación militar que hoy comienza a diseñarse en París? ¿Cuál será la contribución española? Se ofrecen, a continuación, algunas interpretaciones que podrían ayudar a responder a éstas y a otras cuestiones.

Los BRIC se abstienen

De los cinco países que se abstuvieron en la votación, curiosamente cuatro de ellos -Brasil, Rusia, India y China- son los BRIC, una siglas que engloban a las consideradas potencias económicas emergentes a nivel mundial. Tanto Rusia como China ya habían manifestado, desde que se iniciaron las revueltas en Libia, su oposición a cualquier tipo de intervención militar en el país norteafricano. Ambas tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad y su voto en contra habría impedido que la resolución viese la luz.

Decidieron abstenerse para no bloquearla y las otras dos potencias emergentes que forman parte de los BRIC, quizás para mantener la misma línea de actuación, también lo hicieron. O quizás, en el caso de Brasil, tuvo mucho que ver su intención, desde que fuera creada la ONU tras la 2ª Guerra Mundial, de formar parte del Consejo de Seguridad. No bloquear una decisión de tanta trascendencia le daría puntos para, en una hipotética revisión de la estructura del Consejo, entrar a formar parte de él; y a la vez, con su abstención se posicionaba del lado de los BRIC. Por cierto que el ´premio de consolación´ que se le dio a Brasil a cambio de no formar parte del Consejo de Seguridad fue precisamente que este país siempre hiciese el discurso inaugural en todas las sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

China mantiene su tradicional postura de no injerencia

La no injerencia en asuntos internos de un país y la salida pacífica a cualquier tipo de conflicto fueron las dos premisas básicas que guiaron la abstención de China (que ejerce en marzo la presidencia rotatoria mensual del Consejo de Seguridad) en la votación del pasado jueves. Ésta es la postura que tradicionalmente mantiene el país asiático ante este tipo de disyuntivas, un país, por cierto, que no se caracteriza precisamente por su defensa a ultranza de los derechos humanos, y que recientemente ha reprimido violentamente las protestas que en Pekín se derivaron de las revueltas en el mundo árabe, como así lo constataron los periodistas que realizaron la cobertura informativa de las mismas. Está claro que el régimen chino vuelve a hacer un aviso a navegantes para que la comunidad internacional no interfiera en los asuntos internos de un país... y, por supuesto, que se mantenga al margen (algo que, por cierto, ya hace) de los asuntos internos de China.

Estados Unidos cede protagonismo a Europa

La postura que está manteniendo el presidente estadounidense, Barack Obama, desde que empezó a barajarse la posibilidad de una intervención militar en Libia, muestra claramente que quiere desmarcarse de la ´era Bush´. EE UU ahora, y así lo está dejando claro Obama, no tomará la iniciativa de la operación militar que se diseñe para implementar la zona de exclusión aérea en Libia.

De hecho, ha cedido todo el protagonismo a Europa, concretamente a Francia (primer país que reconoció al Consejo Nacional libio como interlocutor válido) y a Reino Unido, para que sean estos países los que lideren la intervención militar en el país norteafricano. No obstante, Obama participará en la operación y ya ha advertido a Gadafi que si no cumple la resolución, ésta "será impuesta mediante acciones militares". Pero Obama también ha querido dejar claro, implícitamente, que Libia no se convertirá en otro Irak para Estados Unidos, porque su país en ningún caso desplegaría tropas sobre el terreno.

España ofrece las bases, y medios navales y aéreos

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, calificó de "histórica y decisiva" la resolución adoptada por Naciones Unidas el pasado jueves. Lo hizo el viernes en la rueda de prensa que ofreció junto con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, desde el Palacio de La Moncloa. España contribuirá de una manera "importante" en la operación militar que se diseñe para implementar la resolución de la ONU en Libia. Esa es, al menos, la intención del jefe del Ejecutivo, quien ya avanzó que España ha puesto a disposición de la comunidad internacional, no sólo las bases aéreas de Rota y Morón (algo de obligado cumplimiento, por cierto, en virtud del convenio de colaboración con Estados Unidos), sino también medios navales y aéreos.

Alemania, ¿pensando en las elecciones?

La abstención de Alemania en la votación del Consejo de Seguridad sorprendió a propios y a extraños. Con su decisión, Berlín mantenía una postura algo ambigua en una decisión de tanta trascendencia: no se oponía y veía bien una operación militar, pero a la vez dejaba claro que las Fuerzas Armadas germanas no tomarán parte en la misma. Y es que la participación alemana en la misión de Afganistán cada vez tiene más detractores en el país.


Está claro que Angela Merkel no está por la labor de asumir el coste electoral que le podría suponer la participación de soldados alemanes en la operación que se diseñe para implementar la resolución de la ONU en Libia, y más teniendo en cuenta que 2011 ya ha sido calificado por algunos medios de comunicación germanos como un "año electoral decisivo" en el que se decidirán "constelaciones de Gobierno en los estados federales alemanes". Se juega mucho Angela Merkel en esos comicios y aunque el argumento para la abstención se haya basado en que Alemania no quiere correr riesgos innecesarios (que también), las elecciones germanas probablemente hayan tenido mucho que ver en la postura mantenida en el Consejo de Seguridad.

¿Se implicarán en la operación militar los países árabes?

De momento parece que tan sólo Qatar ha manifestado su intención de proporcionar capacidades militares a la operación que se diseñe para Libia. Miembros de la Liga Árabe y de la Unión Africana han participado hoy en la reunión que se celebra en París para valorar la respuesta del régimen libio a la resolución de Naciones Unidas y en la que probablemente los países ya comenzarán a poner sobre la mesa cuál puede ser su contribución a la operación militar que se diseñará en la conferencia de generación de fuerzas de la OTAN que este fin de semana tendrá lugar en Bruselas.

Según fuentes militares consultadas por Atenea Digital, hay países del Golfo Pérsico, como Arabia Saudí, que tienen capacidad aérea suficiente para aportar medios a la operación militar. Habrá que ver si finalmente los países de la Liga Árabe, que pidieron a la ONU el establecimiento de la zona de exclusión aérea (con la oposición de Siria y Argelia), se implican o no. De momento, el secretario general de la organización que agrupa a 22 estados árabes, Amr Musa, ha manifestado el temor de que la "protección a los civiles libios" (objetivo principal de la resolución de Naciones Unidas) pueda ir más allá. Desde París, Musa rompía así el silencio que ha caracterizado a la Liga Árabe desde la reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad del pasado jueves.

Principales puntos de la Resolución 1973

En la resolución aprobada por el Consejo de Seguridad el objetivo principal es la "protección de los civiles" libios, para lo que se autorizan bombardeos aéreos por parte de la comunidad internacional, se establece una zona de exclusión aérea, se refuerzan las sanciones ya aprobadas contra el régimen de Gadafi, y se exige un alto el fuego inmediato que aunque ayer fue anunciado por Libia no ha sido creíble para los países que hoy están reunidos en París.

El establecimiento de la zona de exclusión aérea implica que ningún avión militar libio podrá volar por las zonas establecidas (sí lo pueden hacer otro tipo de aeronaves) y, en caso de hacerlo, podría ser abatido. Además, las defensas antiaéreas libias podrían ser neutralizadas (bombardeadas, en definitiva) por los aviones de la OTAN para que Gadafi no pueda emplearlas.

El Consejo de Seguridad y el derecho a veto

Cuando se crearon las Naciones Unidas, en 1945, el mecanismo que se estableció para la adopción de resoluciones como la que se acaba de adoptar pretendía el equilibrio entre las potencias que se vieron implicadas en la 2ª Guerra Mundial.


Eran los tiempos de la Guerra Fría y de ahí que entre los países con derecho a veto se encontrasen dos del bloque comunista (Rusia y China) y los tres países occidentales que más peso tuvieron en la derrota alemana de la Gran Guerra: Estados Unidos, Reino Unido y Francia. Pero ahora las cosas han cambiado y quizás habría que replantearse ese lento mecanismo que ralentiza muchas de las decisiones que tiene que adoptar la ONU. Además, el Consejo de Seguridad no cuenta actualmente con una representación real de los países más poderosos del mundo.

El problema es que si se ampliase el número de miembros permanentes se ampliaría también el número de países con capacidad para bloquear una decisión, y si se decidiese cambiar la composición del Consejo, los países actualmente representados se opondrían, lógicamente, para no perder peso en la toma de decisiones. Pero la reforma de las Naciones Unidas no es un debate que se plantee ahora con motivo de la crisis de Libia. Viene de lejos y tiene difícil solución.

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