Centro Argentino de Estudios Internacionales
La primera de las razones que señala es que hasta el fin de las guerras napoleónicas, la visión filosófica dominante consideraba a las relaciones entre los Estados como un hecho de la naturaleza ante el cual los hombres eran impotentes. Mientras los hombres creyeran que las relaciones entre los Estados estaban fuera del alcance del control humano, más allá de su capacidad para cambiar la realidad, sólo había cabida para la Historia de esas relaciones y no para intentar su teorización. La posibilidad intelectual de una teoría de las Relaciones Internacionales sólo aparece cuando los hombres empiezan a pensar dichas relaciones, no como algo dado por la Naturaleza, sino como una creación humana y por tanto transformable.
Personalmente, estoy bastante de acuerdo con el análisis de Morgenthau y no tanto con el M. Wight, pues aunque dudo del progreso moral, sí creo posible una teoría o filosofía política de las Relaciones Internacionales. En cualquier caso aquí han sido traídos a colación para mostrar los humildes límites en que podría desenvolverse una teoría de las Relaciones Internacionales.
Se intenta con esta afirmación distinguir las relaciones internacionales como área de conocimiento de la llamada disciplina, teoría o ciencia de las Relaciones Internacionales. Desde la perspectiva de las relaciones internacionales como área de conocimiento, se afirma que este tipo de relaciones sociales - y entiéndase que con el calificativo de sociales se quiere englobar las relaciones políticas, económicas, jurídicas, societarias, etc. - pueden abordarse desde los presupuestos y las metodologías de diferentes disciplinas.
Obviamente la Historia, en su forma de Historia diplomática, no sólo está en el origen del moderno estudio de las relaciones internacionales sino que, desde una perspectiva historiográfica más actual, sigue ocupándose de esta parcela de la realidad social.
Por el contrario, las relaciones internacionales como sociología ha sido el enfoque preferido de autores franceses como M. Merle[4], y de la llamada escuela o tradición española que siguiendo a Truyol " se articula en torno a la formulación de una teoría de las sociedad internacional"[5].
Esta posibilidad de que nuestra área de conocimiento se aborde desde diferentes perspectivas, que en numerosas ocasiones se solapan, no puede por menos de reflejarse en los curricula de las facultades y licenciaturas de Ciencias Políticas y Sociología. En ellos se aborda tanto la Teoría de las Relaciones Internacionales, como su Historia, el Derecho Internacional, las organizaciones político-administrativas internacionales, la economía internacional, etc.
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Por Francisco Javier Peñas Esteban
Hans Morgenthau, uno, si no el más destacado, de los fundadores de nuestra disciplina argumenta como hasta épocas muy recientes –suponemos que los años cincuenta del siglo XX- no existía una teoría explícita de las Relaciones Internacionales y ni siquiera nadie consideraba la posibilidad de elaborar dicha teoría. Desde luego, nos recuerda Morgenthau, no ha sido por falta de pensadores que hayan sido conscientes de la existencia de esas relaciones sociales que hoy llamamos internacionales y de hecho sí puede afirmarse la existencia desde hace siglos de una Historia de tales relaciones. Afirma nuestro autor que tal ausencia puede deberse a tres razones que apunta y que están relacionadas tanto con la coyuntura histórica como con la historia del pensamiento político.
Hans Morgenthau, uno, si no el más destacado, de los fundadores de nuestra disciplina argumenta como hasta épocas muy recientes –suponemos que los años cincuenta del siglo XX- no existía una teoría explícita de las Relaciones Internacionales y ni siquiera nadie consideraba la posibilidad de elaborar dicha teoría. Desde luego, nos recuerda Morgenthau, no ha sido por falta de pensadores que hayan sido conscientes de la existencia de esas relaciones sociales que hoy llamamos internacionales y de hecho sí puede afirmarse la existencia desde hace siglos de una Historia de tales relaciones. Afirma nuestro autor que tal ausencia puede deberse a tres razones que apunta y que están relacionadas tanto con la coyuntura histórica como con la historia del pensamiento político.
La primera de las razones que señala es que hasta el fin de las guerras napoleónicas, la visión filosófica dominante consideraba a las relaciones entre los Estados como un hecho de la naturaleza ante el cual los hombres eran impotentes. Mientras los hombres creyeran que las relaciones entre los Estados estaban fuera del alcance del control humano, más allá de su capacidad para cambiar la realidad, sólo había cabida para la Historia de esas relaciones y no para intentar su teorización. La posibilidad intelectual de una teoría de las Relaciones Internacionales sólo aparece cuando los hombres empiezan a pensar dichas relaciones, no como algo dado por la Naturaleza, sino como una creación humana y por tanto transformable.
Una segunda razón que apunta Morgenthau se presenta como un obstáculo nacido precisamente de esa creencia en la capacidad de reformar las políticas exteriores, característica del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX: lo que verdaderamente importaba no era entender la naturaleza de las relaciones internacionales, sino desarrollar las instituciones legales y losmecanismos que fueran capaces de superar las relaciones internacionales entonces existentes. Para el wilsonismo de entreguerras era intelectualmente impensable y moralmente dañino hablar de Relaciones Internacionales de una manera científica, es decir, objetiva y sistemática.
El tercer factor que limita, aunque no anula la posibilidad de tal teoría es de carácter permanente: “la acción política tiene un elemento racional que la hace susceptible al análisis, pero contiene un elemento de contingencia que obstaculiza seriamente dicha teorización. Los fenómenos políticos ocurren de forma singular y nunca se repetirán de la misma manera”[2].
Morgenthau se está refiriendo obviamente a una teoría descriptiva y explicativa; en el terreno normativo, el de la teoría o filosofía políticas, seguramente este autor estaría de acuerdo con otros de nuestros clásicos, Martin Wight, para el cual dicha teoría o filosofía políticas no podían darse en el terreno de las relaciones entre Estados pues éste era el ámbito de la repetición y la recurrencia, donde ningún progreso moral era posible, muy al contrario que en el seno de las relaciones políticas domésticas, es decir, dentro de las unidades políticas ya establecidas[3].
Personalmente, estoy bastante de acuerdo con el análisis de Morgenthau y no tanto con el M. Wight, pues aunque dudo del progreso moral, sí creo posible una teoría o filosofía política de las Relaciones Internacionales. En cualquier caso aquí han sido traídos a colación para mostrar los humildes límites en que podría desenvolverse una teoría de las Relaciones Internacionales.
En estas páginas, las Relaciones Internacionales se van a considerar como un área de conocimiento, de investigación y de docencia. Aunque dejaremos una definición más precisa de qué tipo de relaciones son éstas que llamamos internacionales. Explicaré, en primer lugar, qué quiere expresarse con esta afirmación.
Se intenta con esta afirmación distinguir las relaciones internacionales como área de conocimiento de la llamada disciplina, teoría o ciencia de las Relaciones Internacionales. Desde la perspectiva de las relaciones internacionales como área de conocimiento, se afirma que este tipo de relaciones sociales - y entiéndase que con el calificativo de sociales se quiere englobar las relaciones políticas, económicas, jurídicas, societarias, etc. - pueden abordarse desde los presupuestos y las metodologías de diferentes disciplinas.
Obviamente la Historia, en su forma de Historia diplomática, no sólo está en el origen del moderno estudio de las relaciones internacionales sino que, desde una perspectiva historiográfica más actual, sigue ocupándose de esta parcela de la realidad social.
El Derecho Internacional, por su parte jugó también un papel formativo en la moderna disciplina de las Relaciones Internacionales, y sería absurdonegar que hoy sigue ocupándose de esas relaciones y de las instituciones y normas que las rigen. Lo mismo podría decirse de la teoría política, de la filosofía política o de la historia del pensamiento político.
Hay una larga tradición de reflexión sobre la guerra y la paz, sobre el derecho de conquista, sobre los derechos de los seres humanos como parte de una humanidad común y como súbditos o ciudadanos de un reino o de un Estado. Esta tradición que, en lo que respecta al Estado moderno, podemos considerar que se inició con Maquiavelo, incluye a los grandes juristas iusnaturalistas como Vitoria, Suárez o Grocio, los teóricos del Estado como Bodino o Hobbes, y a filósofos como Rousseau o Kant.
Aunque es reconocido por todos los estudiosos de las relaciones internacionales que sus aportaciones han sido esenciales para la reflexión contemporánea - de hecho muchas de sus ideas, imágenes y metáforas aparecen constantemente en los textos de nuestros días - la distinción académica entre ciencia política y teoría política ha cercenado muchos de los hilos de reflexión que podían vincular la reflexión clásica con la reflexión contemporánea. Pero sin embargo, no puede dudarse que la parcela de la realidad que nos ocupa puede ser objeto de tratamiento desde la filosofía y la teoría política.
Claramente, las relaciones internacionales pueden estudiarse desde la perspectiva de la llamada Ciencia Política y desde la de la Sociología, aunque muchas veces no está clara cuál es la diferencia entre estas dos perspectivas. El estudio de las relaciones internacionales desde la perspectiva de la Ciencia Política ha caracterizado las elaboraciones en el mundo anglosajón desde los primeros autores realistas - como Morgenthau, Wolfers o Herz -, muy claramente en la llamada etapa behaviorista o cientifista en los años cincuenta y sesenta, con el llamado neorrealismo de los años setenta y ochenta, y coincidente con la fiebre de la elección racional.
Claramente, las relaciones internacionales pueden estudiarse desde la perspectiva de la llamada Ciencia Política y desde la de la Sociología, aunque muchas veces no está clara cuál es la diferencia entre estas dos perspectivas. El estudio de las relaciones internacionales desde la perspectiva de la Ciencia Política ha caracterizado las elaboraciones en el mundo anglosajón desde los primeros autores realistas - como Morgenthau, Wolfers o Herz -, muy claramente en la llamada etapa behaviorista o cientifista en los años cincuenta y sesenta, con el llamado neorrealismo de los años setenta y ochenta, y coincidente con la fiebre de la elección racional.
Por el contrario, las relaciones internacionales como sociología ha sido el enfoque preferido de autores franceses como M. Merle[4], y de la llamada escuela o tradición española que siguiendo a Truyol " se articula en torno a la formulación de una teoría de las sociedad internacional"[5].
Esta posibilidad de que nuestra área de conocimiento se aborde desde diferentes perspectivas, que en numerosas ocasiones se solapan, no puede por menos de reflejarse en los curricula de las facultades y licenciaturas de Ciencias Políticas y Sociología. En ellos se aborda tanto la Teoría de las Relaciones Internacionales, como su Historia, el Derecho Internacional, las organizaciones político-administrativas internacionales, la economía internacional, etc.
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