domingo, 13 de junio de 2010

El ocaso de Europa


JUAN PEDRO QUIÑONERO

La crisis monetaria y las crisis nacionales están acelerando la marginación relativa de Europa, inquietando a Washington, que reconoce su propia incapacidad solitaria ante los desafíos emergentes. El presidente Obama intenta en vano un compromiso más activo de Europa en Afganistán sin conseguir gran cosa de unos aliados perdidos en su propio laberinto, sin dinero, voluntad, ni fe para incrementar su participación en una guerra indisociable de la lucha internacional contra el terrorismo.


En Oriente Medio, ni la UE, ni España ni Francia han conseguido celebrar una difunta Conferencia euromediterránea. Ningún Estado influye de manera determinante en los actores regionales, Irán, Israel, Siria. Ante tal evidencia, el general David Petraeus, comandante en jefe del CentCom (Oriente medio y Asia central), ha pedido a Obama «luz verde» para preparar operaciones de carácter «preventivo»: proyecto que Europa contempla con verdadero espanto.

Mientras el eclipse de Europa es evidente, en África, Asia y América Latina, países como Brasil, Rusia, China e Irán ocupan lentamente las posiciones que Europa ocupaba en otro tiempo. El ocaso estratégico coincide con el incendio monetario. Obama ha enviado a Londres y Berlín a su secretario del Tesoro, Timothy Geithner, con un mensaje de extrema urgencia: «Los europeos deben aplicar con rapidez el programa que ellos mismos han esbozado y no consiguen poner en práctica». Washington teme que la tormenta monetaria continúe causando estragos en Europa, donde Alemania no consigue imponer su propia disciplina a unos aliados envueltos en problemas domésticos.

Ante la emergencia del nuevo mundo multipolar, Washignton teme la fragilidad de sus aliados históricos, incapaces de asegurar su propia seguridad continental y de prestar una ayuda decisiva en Afganistán.

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