Por Juan González
El 14 de mayo de 1948 fue
fundado el Estado de Israel, por David Bengurión, junto a un grupo de hombres y
mujeres que decidieron retornar al territorio en el que habitaron sus ancestros
alrededor de 2 mil años antes.
Cabe destacar que en la
antigüedad este territorio fue llamado Canaán y los romanos luego de expulsar
al pueblo judío entre los años 66 al 132 de la Era Cristiana por las constantes
rebeliones comenzaron a llamarle Palestina.
En ese mismo orden,
Palestina primero estuvo controlada por el Imperio Romano y al dividirse
este a partir del siglo IV quedó bajo dominio del Imperio Ramano de
Oriente o Bizantino. Es oportuno indicar que en el año 638 los árabes
conquistan Palestina tras derrotar al imperio Bizantino en la Batalla de
Jerusalén.
Los árabes introducen su
propia religión, el Islam, creada por el Profeta Mahoma a principio del siglo
VII. Según la tradición religiosa islámica, Mahoma ascendió al Cielo desde
Jerusalén, lo que dio lugar que allí construyeran dos importantes templos islámicos:
Domo de la Roca y la Mezquita de Al-Aqsa.
De manera que Jerusalén se
convirtió en un importante centro religioso no solo de los judíos y
cristianos, también de los musulmanes.
Se recuerda que los judíos
por siglos deambularon por diferentes países Europa, en muchos
de los cuales fueron perseguidos, expulsados o linchados. Se destaca las
expulsiones de España y Portugal a final del siglo XV o las
persecuciones en Rusia y Ucrania, conocida como progromos.
A finales del siglo XIX,
Teodoro Herzl, un periodista húngaro de origen judío funda el “movimiento
Sionista” con el objetivo de retornar al pueblo de Israel a
Palestina por medio político, ya que habían perdido la esperanza ante la espera
por siglos de la llegada de un mesías que como Moisés lo guiara a la tierra
prometida.
Sin lugar a dudas, el
sionismo comenzó a utilizar los medios a su alcance para influir en las
potencias occidentales a fin de lograr el objetivo antes mencionado. Y esto
queda evidenciado con la carta enviada al empresario de origen judío Walter
Rothschild en 1917 por el ministro de Relaciones Exteriores del Imperio
Británico, Arthur Balfour, en la que declaraba su compromiso a favor de la
creación del Estado de Israel en Palestina.
Con la llegada de Adolfo
Hitler y los nazis al poder en Alemania en 1933, la población judía
europea fue perseguida y confinada en campos de exterminios en la que murieron
más de cinco millones de personas. Este gran genocidio conmocionó a la
comunidad internacional. Y surgieron voces a favor de que se dotara de un
territorio al pueblo de Israel.
Al finalizar la Segunda
Guerra Mundial las potencias occidentales apoyaron la creación del Estado
de Israel como forma de resarcir la tragedia por la que había pasado
el pueblo judío en la Alemania nazi.
En 1947 se aprueba la
Resolución 181 de la Asamblea General de la ONU con el fin de crear un
Estado Judío y uno Árabe en Palestina. Los pueblos árabes, rechazaron la
resolución, mientras que Israel la aceptó y proclamó su Estado, un año después.
Una vez proclamado el Estado de Israel, siete países árabes decidieron impedir
esa decisión lanzando un ataque combinado, pero fueron derrotados por el
incipiente ejército israelí.
La victoria de Israel en la
primera guerra con los árabes fue decisiva para la consolidación de su
independencia. La Guerra de 1948 produjo una fragmentación política
del futuro Estado palestino. La región de Franja de Gaza quedo bajo el dominio
de Egipto, y Cisjordania bajo el control de Jordania.
En la Guerra de los Seis
Días (1967), Israel logró ocupar Franja de Gaza y Cisjordania, además le ocupó
a Egipto la península del Sinaí y a Siria los altos del Golán, donde
nacen los afluentes del rio Jordán. Posteriormente se produjo la Guerra del Yom
Kipur en 1973, en la que tanto los árabes como Israel, se declararon
victoriosos.
Después de la Guerra del Yom
Kipur, EE.UU. se concentró en la región usando su influencia sobre los países
árabes aliados y sobre Israel, para que llegaran a acuerdos de Paz que mantuviera
estable la región, es así, como producen los Acuerdos de Camp David en
1978, entre Egipto e Israel, en el que acordaron la devolución la
península del Sinaí, sin embargo, el Estado hebreo se negó a devolver los demás
territorios ocupados en la Guerra de los Seis Días, aunque el Consejo de
Seguridad de la ONU ya le había exigido a Israel retirarse de
los territorios ocupados mediante la Resolución 242 del año 1967.
El 22 de noviembre de 1974,
la Asamblea General de las Naciones Unidas aceptó mediante la Resolución 3237
como entidad observadora a la Organización para la Liberación de Palestina
(OLP).
En la década del 90s, el
Primer Ministro de Israel Yizthak (Isacc) Rabin y el líder de la OLP
Yasser Arafat, bajo el auspicio del Presidente de EE.UU., Bill Clinton, inician
los Acuerdos de Oslo de cara a la creación del Estado Palestino. Estos acuerdos
fueron el mayor esfuerzo diplomático realizados por ambos bandos para buscar
una solución pacífica a la cuestión palestina.
Con el fallecimiento de
Yasser Arafat, en el año 2004, las negociaciones entre palestinos e israelíes
para el reconocimiento de la independencia del Estado Palestino entraron en un
limbo, que se agudizo con la victoria electoral en el 2006 del grupo Hamás que
no reconoce la existencia del Estado de Israel.
La victoria de Hamás amplió
la fragmentación política y administrativa de los territorios palestinos, ya
que en el 2007 el Presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmous Abbas,
sucesor de Arafat, expulsó a los miembros de Hamás del gobierno,
generando una cuasi guerra civil en la que se enfrentaron los brazos armados de
Hamás y Al Fatah. Como resultado de este enfrentamiento Hamás se quedó con el
control de Franja de Gaza y Al Fatah con Cisjordania, hasta la fecha esta
situación no ha cambiado.
En el plano internacional,
los Territorios Palestinos han recibido el reconocimiento como Estado de
alrededor de 130 países y en el año 2012 la Asamblea General de las Naciones
Unidas lo reconoce como Estado Observador no miembro. Sin lugar a dudas
un paso de avance para que los palestinos tengan su propio Estado, sin embargo,
antes deben poner la casa en orden ya que los problemas políticos internos
generan dudas en cuanto a si tienen la capacidad para manejar una entidad
política sujeto del derecho internacional, con derechos y responsabilidades,
como lo es el Estado.
Volviendo a Israel, es
importante señalar que hoy más que nunca los peligros externos son una amenaza para su seguridad y existencia.
La lucha geopolítica que
existe entre Irán y Arabia Saudita por el control del Medio Oriente, a ubicado
a Israel en medio del fuego cruzado entre estas dos potencias regionales que
mueven sus fichas para ampliar su influencia política y religiosa, por lo
que muchas veces Israel no sabe cómo comportarse, ya que si bien conciben que
el programa nuclear de Irán es una amenaza para su seguridad, lo es también el
fundamentalismo sunita que exporta Arabia Saudita y que cada vez más se
aproxima a sus fronteras.
Por tal razón, en Israel
existe una división entre los funcionarios que manejan la defensa y la
seguridad, ya que unos se inclinan por el derrocamiento del Régimen de Bashar
Al Assad que gobierna Siria, por ser aliado de Irán y Hezbolá, mientras otros
consideran que su derrocamiento daría entrada a grupos islámicos muy radicales
como el Estado Islámico (ISIS) lo que pondría seriamente en peligro la
seguridad del pueblo judío.
El autor es politólogo,
analista de temas internacionales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario