martes, 10 de junio de 2014

Brasil: Las protestas contra la Copa Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos 2016.

Por Juan González

Las protestas en Brasil fueron motivadas al inicio por el aumento de los precios de los pasajes en varias ciudades, pero a medida que fue pasando el tiempo los manifestantes  se enfocaron en rechazar la organización de la Copa Mundial de Futbol  2014  y de los Juegos Olímpicos (JJOO) 2016  por el costo que representan los dos principales eventos deportivos del planeta y su impacto negativo en la clase media y en  la población de menores ingresos. 


Brasil es junto a México, Alemania y Estados Unidos, los únicos países del mundo en ganar el derecho para organizar la  Copa Mundial  y los Juegos Olímpicos de manera consecutiva.

Cuando Brasil obtuvo la sede la Copa 2014 en el año 2007 y  la de los JJOO 2016 en el 2009, el país se encontraba en medio de un notable crecimiento económico que se reflejaba en toda la población, lo que motivó a los brasileños  a celebrar tal hazaña sin que  nadie pensara en el compromiso económico de estos. 
Entre los años el año 2006 y 2010 la economía brasileña mantuvo un robusto crecimiento del PIB, promediando  alrededor del 5% anual, impulsado por los altos precios de las materias primas en el mundo. Sin embargo, a partir del año 2011 la economía ha comenzado a desacelerarse a tal punto que el pasado año 2012  la economía creció menos de un 2%, en el 2013 aumentó ligeramente a 2,3% y para este año 2014 se proyecta un crecimiento de 1,8% del PIB.
Durante la gestión del ex presidente Luis Ignacio Lula Da Silva, de los aproximadamente 200 millones de habitantes, más de 25 millones salieron de la pobreza y otros 35 millones  pasaron  a clase media. Sin  embargo, Brasil sigue  estando entre los países  con más desigualdad en América Latina,  con amplios cordones de miseria en ciudades como Sao Paulo o Rio de Janeiro y una gran pobreza rural acentuada en la región nordeste.

La mayoría de la población de Brasil carece educación, salud, vivienda  y transporte público  de calidad. A lo que se agregan los altos niveles de inseguridad,  a pesar del esfuerzo del Gobierno federal, de los gobiernos estatales y de los gobiernos municipales  para enfrentar la problemática (anualmente mueren alrededor de 40 mil personas por homicidios, la mayor cantidad en el mundo); y  el  aumento de los precios de los bienes y servicios ha ido en aumento en los últimos años.
Volviendo a la organización de la Copa Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos 2016, estos pueden tener un costo para Brasil de hasta 30 mil millones de dólares, realizando un cálculo preliminar; ya que hay que tomar en cuenta la  construcción de nuevas infraestructuras y la adecuación de las existentes que van desde instalaciones deportivas hasta aeropuertos y la amplia logística para el montaje. 
Es importante  señalar que el costo de estos eventos puede ser un gasto o una inversión para Brasil, dependiendo si son exitosos o se convierten en un fiasco.
Es posible que Brasil haya  cometido un error al embarcarse en la celebración de estos dos magnos acontecimientos deportivos mundiales por la gran inversión que representan.  No obstante, la suerte está echada y lo que corresponde ahora a los brasileños es soportar la carga y tratar de que la organización de estos llenen las expectativas del mundo. Porque sino, la imagen de Brasil de potencia emergente que lucha por ocupar más espacios en los organismos de decisiones globales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Consejo Permanente de Seguridad de Naciones Unidas, entre otras instituciones, quedará en entredicho y perderá  el posicionamiento global que ha alcanzado en los últimos años.


El autor es politólogo, analista de temas internacionales. 

No hay comentarios: