Francisco Carrión El Cairo
Los primeros fotogramas de libertad del israelí Guilad Shalit son también un triunfo para Egipto, actor clave de un intercambio de presos celebrado en Jerusalén y Gaza. El protagonismo de la Junta Militar egipcia, con su crédito herido por los violentos disturbios con la minoría copta del pasado 9 de octubre, dibuja un nueva etapa de liderazgo regional pese al deterioro de las relaciones con el vecino Israel y la inestabilidad interna.
El acuerdo que abrió la celda de Shalit y la de 1.027 palestinos se forjó en "la madre del mundo", como los árabes suelen llamar a El Cairo. La capital egipcia albergó las negociaciones entre israelíes, representantes del movimiento islámico palestino Hamas y un mediador alemán.
Los encuentros fueron auspiciados por las fuerzas de Seguridad e Inteligencia egipcias. Según la agencia de noticias estatal Mena, el jefe de la Inteligencia, Murad Muwafi, jugó un papel central en el éxito del intercambio. "Logró concluir el acuerdo. Él mismo llevó por teléfono la interlocución con Netanyahu". En los últimos tres meses, Egipto llegó a presentar una veintena de ofertas distintas a Israel y Hamas en busca de un trato.
Ninguna parte ha obviado la vital interlocución egipcia. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha agradecido en varias ocasiones el "esfuerzo intenso y exitoso" realizado por el Gobierno de El Cairo durante meses. Una labor callada de la Junta Militar que, en palabras del 'premier', "llena de regocijo los corazones de todos los israelíes".
Netanyahu llegó a expresar su gratitud por "el papel central de Egipto" en una conversación telefónica con el mariscal Mohamed Husein Tantaui, jefe del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas y presidente 'de facto' del país desde la caída de Hosni Mubarak.
El líder de Hamas, Jaled Meshal, también ha reconocido el fuerte protagonismo de la tierra de los faraones en un "acuerdo histórico y con muchos beneficios". Y ha subrayado el viraje de la Inteligencia egipcia, alcanzada por "el espíritu" de la revolución que el pasado febrero enterró 30 años de dictadura.
Un cambio diplomático
La lenta metamorfosis de 18 días de revolución también ha afectado a la diplomacia del país árabe. En tiempos de Hosni Mubarak hubiera sido impensable la mediación entre Hamas e Israel. La máxima del último 'rais' y su jefe de Inteligencia, Omar Suleiman, fue siempre socavar a cualquier precio a Hamas. Ahora, las autoridades interinas han inaugurado una relación más constructiva con la facción palestina. Un cambio con el propósito de tender puentes entre las autoridades de Gaza y Cisjordania y escenificar un compromiso sincero con el sueño de Palestina.
En el marco de esta nueva sensibilidad, El Cairo acogió el pasado mayo el pacto de reconciliación entre Hamas y Al Fatah. Un camino difícil al que aún le queda mucho recorrido. Aunque también es cierto que el canje puede dar impulso político a Hamas, que -según algunos informes- podría plantearse el traslado de su cuartel general desde Damasco a la capital egipcia. La brutal represión del régimen de Bashar Asad y el distanciamiento de los países suníes de la zona podría marcar el momento.
El intercambio de prisioneros, precedido por varias tentativas fallidas, representa un "logro histórico" -como lo calificó el Gobierno egipcio- para un país que fue escenario en septiembre del ataque a la embajada israelí en la capital.
El incidente amenazó el tratado de paz egipcio-israelí de 1979 y fue el aviso furioso de una opinión pública, cuya empatía hacia la causa palestina fue ignorada durante décadas de dictadura, y que explotó tras la muerte de seis soldados en el Sinaí en un ataque aéreo israelí. La débil respuesta del Gabinete de Essam Sharaf y la ausencia de una disculpa actuaron como combustible. Hace una semana, con el intercambio cerrado, el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, hizo público un perdón oficial.
Desafíos del día después
En el marco de esta nueva sensibilidad, El Cairo acogió el pasado mayo el pacto de reconciliación entre Hamas y Al Fatah. Un camino difícil al que aún le queda mucho recorrido. Aunque también es cierto que el canje puede dar impulso político a Hamas, que -según algunos informes- podría plantearse el traslado de su cuartel general desde Damasco a la capital egipcia. La brutal represión del régimen de Bashar Asad y el distanciamiento de los países suníes de la zona podría marcar el momento.
El intercambio de prisioneros, precedido por varias tentativas fallidas, representa un "logro histórico" -como lo calificó el Gobierno egipcio- para un país que fue escenario en septiembre del ataque a la embajada israelí en la capital.
El incidente amenazó el tratado de paz egipcio-israelí de 1979 y fue el aviso furioso de una opinión pública, cuya empatía hacia la causa palestina fue ignorada durante décadas de dictadura, y que explotó tras la muerte de seis soldados en el Sinaí en un ataque aéreo israelí. La débil respuesta del Gabinete de Essam Sharaf y la ausencia de una disculpa actuaron como combustible. Hace una semana, con el intercambio cerrado, el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, hizo público un perdón oficial.
Desafíos del día después
Precedido por el éxito de este canje, las autoridades egipcias negocian el intercambio del ciudadano israelí-estadounidense Ilan Grapel, detenido en junio por supuesto espionaje, por varios egipcios presos en cárceles de Israel. Fuentes egipcias desligan este acuerdo del alcanzado entre Hamas e Israel.
Superada la resaca de las celebraciones que se esperan a cada lado, Egipto deberá demostrar si su papel de mediación se desvanece o perdura en el tiempo. Además de buscar la reconciliación entre las facciones palestinas, su papel puede ser central en hallar soluciones al bloqueo de la franja de Gaza. En mayo, las autoridades interinas iniciaron la apertura gradual del paso fronterizo de Rafah y ahora tratan de acabar con los túneles usados para el contrabando.
La llave que abrió la celda de un israelí y un millar de palestinos tiene un reto faraónico: lograr que el Gobierno de Netanyahu y Hamas no hablen únicamente de intercambios de presos y auspiciar su reconciliación cuando sea una opción viable. Sólo entonces la "madre del mundo árabe" podrá exhibir el orgullo de haber contribuido a la paz en el laberinto de Oriento Próximo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario