jueves, 28 de abril de 2011

Abrazo de oso



Análisis de Kester Kenn Klomegah


MOSCÚ, (IPS) - La creciente cooperación económica entre Alemania y Rusia está dejando atrás una larga historia de abiertos enfrentamientos y mutuos recelos entre ambos países, que durante años se vieron mutuamente como una amenaza para su seguridad.

Alemania enfoca la relación bilateral desde un nuevo ángulo, que se aparta del vínculo eminentemente comercial para poner mayor énfasis en la cooperación científica y tecnológica, así como en materia de producción e inversión en energía, aviación y telecomunicaciones.

"Como se esperaba, Berlín ha emergido como el mejor socio de Moscú en la Unión Europea (UE), simplemente porque busca formas constructivas de aprovechar el potencial económico en lugar de criticar la democracia rusa", dijo a IPS Nikolay Kashnikov, investigador del Instituto de Europa, con sede en Moscú.

Según el Ministerio de Comercio y Desarrollo Económico ruso, el comercio con Alemania alcanzó en 2007 el nivel récord de 52.800 millones de dólares. El año pasado, las inversiones alemanas en Rusia llegaron a 3.400 millones de dólares, con un incremento de 70 por ciento respecto de 2006.

Este nuevo tono de la relación bilateral quedó de manifiesto una vez más esta semana, durante la reunión entre la canciller (jefa de gobierno) alemana, Angela Merkel, y el presidente electo ruso Dmitry Medvedev, quien reemplazará en mayo a su mentor y jefe político, el actual mandatario Vladimir Putin.

Un acuerdo en el sector energético es uno de los pilares sobre el que descansa el vínculo entre ambos países, que construirán un gasoducto submarino en el mar Báltico, con un costo de 12.000 millones de dólares, para el abastecimiento a Alemania de gas natural ruso.

Kashnikov señaló que varios miembros de la UE han adoptado diferentes políticas que dificultaron a Rusia la adopción de proyectos conjuntos, pero indicó que Alemania considera que el gasoducto es importante para la seguridad energética europea.

La construcción comenzará en el verano (boreal) de 2009, y su finalización está prevista para 2010. El gas comenzará a fluir en la primavera de 2011.

Las tres repúblicas bálticas, Estonia, Letonia y Lituania, han expresado su preocupación por las consecuencias ambientales del proyecto, pero es poco probable que esas objeciones retrasen el avance de la obra.

"Estamos coordinando las cuestiones ambientales con los países involucrados en el tema: Alemania, Dinamarca, Finlandia y Suecia. Hasta el momento, no vemos razones para revisar nuestros planes", dijo un portavoz del gigante energético estatal ruso Gazprom, que participará en la construcción del gasoducto.

Algunos expertos creen que el proyecto puede alterar el cuadro geopolítico europeo.

"El proyecto es viable y ofrece a Rusia ventajas no sólo financieras, sino también económicas, al incrementar su presencia en Europa en materia energética. El acuerdo es claramente beneficioso para Moscú, porque una oferta estable de gas para Europa en las próximas décadas dependerá de las relaciones bilaterales entre Alemania y Rusia", dijo Igor Tomberg, del Instituto de Economía de la Academia de Ciencias rusa.

También será beneficioso para Alemania, agregó, porque las compañías de ese país ganarán acceso a los yacimientos de gas que abastecerán el gasoducto.

El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, Mikhail Kamynin, declaró a la prensa, antes de la visita de Merkel, que Alemania y Rusia también estaban discutiendo un amplio abanico de cuestiones internacionales.

Mencionó, entre ellos, la tensión en los Balcanes --Moscú se opone a la independencia de Kosovo, avalada por la UE--, las negociaciones de paz en Medio Oriente, la situación en Afganistán, Iraq y Líbano, al igual que el control y no proliferación de las armas de destrucción masiva.

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