miércoles, 9 de febrero de 2011

Los secretos de Walid Makled


EL MUNDO.COM
FABIOLA SANCHEZ y FRANK BAJAK Valencia/ Venezuela

The Associated Press .-El peligroso narcotraficante amenazó con soltar toda la información que tiene que involucra a militares y funcionarios del gobierno de Hugo Chávez, si llegase a ser extraditado a Estados Unidos. Muy oportuna la decisión del presidente colombiano Juan Manuel Santos, de entregar el delincuente al gobierno vecino tras su pedido en extradición. Esta es la historia.

Para cuando la Casa Blanca lo calificó como cabecilla internacional de la droga en mayo del 2009, Walid Makled había pasado en unos pocos años de contrabandista menor a magnate portuario y dueño de una aerolínea gracias a sus conexiones con el poder venezolano.

Los agentes antinarcóticos colombianos y estadounidenses estaban eufóricos luego que Makled fue detenido el 19 de agosto pasado en una ciudad fronteriza colombiana. Estados Unidos lo consideraba muy fuertemente vinculado a un grupo de altos oficiales militares venezolanos leales al presidente venezolano Hugo Chávez que sospechaba se enriquecieron con el narcotráfico.

Makled, de 41 años e hijo de un inmigrante sirio, iba a ser extraditado a Estados Unidos bajo cargos de haber enviado unas 10 toneladas mensuales de cocaína a América del Norte y Europa, dijo el director de la policía nacional colombiana Oscar Naranjo. Sin embargo, parece que Makled no saldrá de Sudamérica.

El presidente colombiano Juan Manuel Santos decidió que el detenido sea extraditado a Venezuela, donde enfrenta cargos de narcotráfico y asesinato, lo que generó dudas de si Estados Unidos está a punto de permitir que no se haga justicia para complacer a su principal aliado latinoamericano.

Cambios estratégicos en las relaciones

Tras años de pésimas relaciones con Chávez por presuntamente albergar en forma clandestina a las guerrillas colombianas, Santos acaba de declarar al venezolano su “nuevo mejor amigo” y busca relanzar las relaciones comerciales con su vecino. Chávez ya eliminó los aranceles que le habían costado cientos de millones de dólares a los exportadores colombianos.

La decisión de mandar a Makled a Venezuela, que puede tardar meses en cumplirse, “parece un precio bajo que pagar por una mejor cooperación”, dijo Arlene Tickner, especialista en ciencias políticas de la Universidad de los Andes en Bogotá.

Sin embargo, hay quienes dicen que la decisión impide que las fuerzas de seguridad desnuden la corrupción de los altos niveles del poder venezolano que permite a los narcotraficantes operar con casi total impunidad.

Cuando anunció que Makled iría a Venezuela y no a Estados Unidos, Santos recordó que el detenido enfrentaba acusaciones más serias en su país y que Chávez pidió su extradición primero.

El silencio de EE.UU.

Hasta ahora, el gobierno estadounidense no ha expresado su descontento con la decisión y casi no ha hecho declaraciones al respecto.

Esto le molesta al republicano Connie Mack, representante de la Florida, que presidirá desde enero la subcomisión para el hemisferio occidental en la cámara baja. Enviar a Makled a la cárcel en Estados Unidos “hubiera dado luz sobre muchos malos comportamientos de Hugo Chávez y su gobierno”, dijo Mack a The Associated Press.

“El temor es que, si va a Venezuela, nunca tendremos esa información”, agregó, “y francamente es probable que nunca volvamos a saber de él”.

En Venezuela también hay quienes sospechan que Chávez puede no estar interesado en revelar los tratos de alto nivel que sostenía Makled, conocido como “El árabe” o “El turco”. Teodoro Petkoff, figura opositora y director del periódico Tal Cual, se preguntó si el gobierno quiere a Makled “para echarle tierra a todo el sucio escándalo”.

Funcionarios del Departamento de Estado estadounidense declinaron hablar sobre el caso, más allá de decir que respetan el proceso de extradición de Colombia.

El expediente de EE.UU

Un auto de procesamiento estadounidense hecho público el 4 de noviembre acusó a Makled de operar aeródromos desde donde, entre el 2006 y el 2009, carteles del narcotráfico enviaron a México y Centroamérica numerosas toneladas de cocaína con destino a Estados Unidos. También afirmó que Makled sobornó a guardias nacionales y policías venezolanos.

Una declaración jurada de un agente de la agencia antinarcóticos estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés) interpuesta dos días después afirmaba que Makled envió, entre otros cargamentos, 5,6 toneladas de cocaína desde el principal aeropuerto venezolano a Campeche, México, en un avión DC-9.

La DEA también acusó a Makled de comprarle cocaína a rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) refugiados en Venezuela a partir del 2005. Ese mismo año, Chávez restringió en gran medida las actividades de la DEA en su país, al acusarla de espionaje.

Funcionarios estadounidenses dicen que Venezuela se ha convertido desde entonces en un punto de tránsito importante para la cocaína colombiana, y que como consecuencia altos oficiales militares se han enriquecido. En el 2008, Estados Unidos acusó a dos jefes de inteligencia venezolanos de colaborar con las Farc en el tráfico de drogas.

Graves denuncias

Makled dio entrevistas en la cárcel en septiembre y octubre. Aunque no habló de los crímenes por los que se le acusa, aseguró al diario venezolano El Nacional: “Si yo soy narcotraficante, todo el gobierno de Chávez es narcotraficante”.

El detenido, gordo y de rostro aniñado, aseguró haber pagado cerca de un millón de dólares a funcionarios civiles y militares y otros 100.000 dólares al hermano del ministro del Interior, Tareck El Aissami.

“Nosotros siempre fuimos muy afectos al gobierno de Chávez”, le dijo al canal colombiano RCN. “Yo era muy amigo del general (Luis Felipe) Acosta Carlez”.

Makled le cedió su flota de 74 camiones a Acosta Carlez durante una huelga de trabajadores petroleros contra Chávez en el 2002 para que pudiera distribuir combustible y otros materiales.

Acosta Carlez, luego electo gobernador de Carabobo, ayudaría al ascenso de Makled y su familia. Este afirmó que, luego de contribuir dos millones de dólares a la campaña chavista antes de un referéndum, obtuvo concesiones de almacenes en el importante Puerto Cabello. Para el 2008, su familia controlaba más de un tercio de los depósitos del puerto y compró la aerolínea Aeropostal por 22 millones de dólares.

“Vamos a ser claros”, dijo Makled. “De estas empresas comía mucha gente. Así es, tan sencillito, gente del alto gobierno... gobernadores, generales, contraalmirantes”. Agregó que tiene documentos para probarlo.

Chávez, por su parte, rechazó que líderes militares hayan recibido pagos del detenido. El Aissami negó que su hermano haya aceptado dinero.

“El está echando tanta basura, tratando de impedir que lo manden para acá”, dijo Chávez en televisión a fines de octubre. Sin embargo, el abogado de Makled, Miguel Ángel Ramírez, dijo que su cliente intentó ser deportado a Venezuela cuando lo arrestaron.

La caída del capo

Habitantes de Valencia que han observado la trayectoria de Makled dicen que sus problemas con el gobierno comenzaron cuando uno de sus tres hermanos, Abdalá, se postuló a alcalde sin la bendición de Chávez.

Los Makled gastaron millones en la campaña, compraron un periódico para apoyar a Abdalá y regalaron electrodomésticos y alimentos en los barrios pobres.

En noviembre del 2008, dos semanas antes de la elección, las autoridades allanaron el campo de la familia cerca de Valencia y Walid huyó. Sus tres hermanos fueron arrestados por cargos de lavado de dinero.

Las autoridades aseguran que encontraron 400 kilogramos (880 libras) de cocaína. Makled afirma que generales chavistas pusieron la droga allí.

“Nosotros apoyamos bastante el proceso”, dijo. “Creíamos bastante en ellos, hasta que fuimos vilmente traicionados por mucha gente”.

El ascenso de Makled comenzó en la década de 1990. Su padre tenía una tienda de electrodomésticos en Valencia, una ciudad de dos millones de personas cerca de Puerto Cabello. Según informes policiales, Walid se hizo amigo de efectivos de la Guardia Nacional que confiscaban mercadería que luego se vendía en forma ilegal y también comenzó a comerciar alimentos robados de camiones.

La elección de Chávez en 1999 benefició a los militares y, por consecuencia, a Makled. Pronto consiguió monopolizar la venta de un fertilizante producido por la compañía estatal Pequiven.

La riqueza de la familia se comenzó a notar. En el 2008, el periodista Orel Sambrano publicó artículos sobre los presuntos lazos de los hermanos Makled con sicarios. Murió baleado el año siguiente. Las autoridades acusan a Walid de ese crimen y también del asesinato de un veterinario que dicen fue testigo del allanamiento en la hacienda familiar. También es sospechoso en el homicidio en enero del 2008 de un importante capo colombiano, Wilber “Jabón” Varela, en el estado venezolano de Mérida.

Makled, que declinó dar una entrevista a la AP, ha negado repetidas veces tener relación con los asesinatos y otros crímenes.

En las entrevistas que dio en la cárcel, Makled aseguró que tras el allanamiento se escondió en Caracas con ayuda de oficiales militares. Cuando habló con RCN, pareció enviar un mensaje al gobierno venezolano de que si era extraditado a Estados Unidos, contaría muchas cosas.

“Con lo que yo tengo, yo tengo para que intervengan a Venezuela”, dijo. “Con la corrupción que hay en Venezuela, el narcotráfico de la corrupción que hay. Con sólo lo que tengo en la mano, yo lo muestro al gobierno norteamericano y ellos pueden intervenir en Venezuela inmediatamente”.

El periodista de The Associated Press Ian James en Caracas contribuyó a este despacho. Frank Bajak informó desde Bogotá.


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