lunes, 7 de febrero de 2011

La división de Sudán


Por: Andrey Areshev

Un referendum que duró una semana y que culminó el 1º de enero recién pasado, se ha convertido en el más grande divorcio entre naciones africanas de la década. El conflicto se arrastró durante mucho tiempo a lo largo de líneas étnicas y religiosas. LEER: Nace Sudán del Sur
Sudán está dividido en dos partes distintas mediante, la hasta ahora, frontera virtual entre el Norte dominado por los árabes y el Sur tribeño, donde gran parte de la población africana fue inducida a convertirse al cristianismo por misioneros occidentales –aunque talvez sin una verdadera inmersión en la nueva fe. La división que acusa un conjunto de rasgos étnicos, religiosos y geográficos, se manifestó en varias fases de evolución del más grande país africano.

Durante la época colonialista, la política de Gran Bretaña fue la de construir un Sudán del Sur aislado de sus partes musulmanas del centro y del norte, de este modo, de hecho programó así nuevas tensiones. La lucha por el futuro carácter de la frontera entre el Sur y el Norte de Sudán –el Sur podía continuar su existencia de un modo semi autónomo o avanzar hacia un status independiente—provocó internminables crisis de gobierno. Un periodista árabe señaló que el sur de Sudán era un cementerio para sus políticos y peor aun, costó cientos de miles de vidas.


En la víspera del referendum, Jartum intentó –aun a costa de tolerar el crecimiento del separatismo en Kurdufán del Sur, el Nilo Azul y Darfur—romper parcialmente el aislamiento internacional demostrando buena disposición. Al mismo tiempo, Washington trató de aprovecharse de la situación para sangrar a Jartum, considerado por EU como el bastión del islamismo en África y el obstáculo principal en la vía de acceso norteamericano al petróleo de la región.
En Sudán, la exploración petrolera está en manos de Francia y China y hasta hace poco Sudán mantenía el atípico patrón de suministrar petróleo a China, la India y Malasia pero no a los EU ni Japón. Washington considera la parte de África hacia el sur del Sahara, rica en recursos naturales, como una región estratégica de enorme potencial económico. El US Africa Command (Comando EU-África) o USAFRICOM (sigla en inglés) fue establecido el año 2007 y funcionaba como un componente del US European Command (EUCOM) pero en cosa de un año se hizo totalmente independiente. LEER: China y EEUU avanzan sus peones en Sudán del Sur

¿Qué características tomará la situación en Sudán luego del referendum? Habría que tomar en cuenta que el sur de Sudán carece de aquellos factores que normalmente propenden hacia una identidad estadal, como por ejemplo, un idioma común a toda su población. El sur es un conglomerado de unas 600 tribus marcadamente desunidas y pequeños grupos que en su mayoría hablan sus propias lenguas.
Durante el año 2009 se informó de varios choques entre los Nuer y los Dinka, muy semejantes, por motivos de ganado y pastizales. El grupo Nuer, que es menos numeroso, alega que crónicamente está subrepresentado en el gobierno del sur predominantemente Dinka. Sin lugar a dudas, las luchas internas se reactivarán en el futuro cercano por la ayuda humanitaria y los ingresos energéticos. La coalición de gobierno –el Movimiento Popular por la Liberación de Sudán—se desintegrará en medio de las facciones étnicas Dinka, Nuer, Shilluk y otras. Considerando el carácter militante de muchas de las tribus, Sudán del Sur, es más que probable, se revierta a la confrontación armada.


Juba, el centro político del sur culpará habitualmente al norte por la escalada pero el resultado neto en el horizonte será un profundo conflicto entre las partes soberanas de lo que alguna vez fue –por lo menos nominalmente—un solo país.


Los problemas que acarrearán hostilidades ya están presentes, la propiedad de los impresionantes recursos petroleros de Abyei es claramente la más importante manzana de la discordia. Una región étnicamente entremezclada, donde el grupo africano Dinka mantiene posiciones clave y los árabes musulmanes son una minoría, seguro que producirá intensas rivalidades entre Washington, París y Beiying. Vale la pena notar que las riquezas de la región no solo se limitan al petróleo, entre otras atracciones se cuentan yacimientos de hierro, cobre, cromo, zinc, volframio, plata, oro y hasta uranio.

Los centros políticos de Jartum y Juba, los cuales parecieran condenados a un resurgimiento del radicalismo musulmán a consecuencia del referendum, no tendrán dificultad en hacerse de aliados dispuestos a brindarles diferentes formas de asistencia, incluyendo armamento. En general, hasta ahora queda claro qué actores participarían en los lados respectivos. No sería extraño que Beiying trate de obtener una posición segura en ambas partes, Jartum y Juba induciendo inevitablemente un cisma en Sudán del Sur. Circula información en el sentido de que Juba ya lucha por ingresar a la lista de Naciones Unidas de países más necesitados con derecho a ayudas humanitarias sistemáticas, pero también se podría esperar que Naciones Unidas refiera el problema a la Unión Africana contribuyendo en suma al conflicto.


En cualquier caso, un nuevo epicentro de conflicto prolongado in África se está gestando y solo los intereses de las compañías energéticas chinas y occidentales podrían—por un breve período de tiempo—detener la marcha de Sudán hacia un caos total como sucedió en Ruanda y Somalía. Compartiendo esta visión de un futuro no muy distante, el líder de Sudán del Sur Salva Kiir Mayardit, enfáticamente opinó que el desmoronamiento de Sudán, anteriormente el país más grande de África, en un comienzo conduciría solo hacia la independencia de Sudán del Sur para luego derivar hacia la independencia de Sudán Oriental, Darfur, etc.


En este contexto, la circunstancia clave es que los recursos naturales del Sur de Sudán –aunque impresionantes—se hayan en el interior al tiempo que las tuberías petroleras correspondientes se extienden a través del Norte donde también están los puertos y otras infraestructuras pertinentes. En consecuencia, tanto Sudán del Sur como Sudán del Norte continuarán siendo económicamente interdependientes a pesar de la independencia del primero. Por otra parte, entre uno y dos millones de sureños, cuyos intereses obviamente no han gravitado en el resultado del referendum, actualmente residen en el Norte y están estrechamente integrados en su economía y en su aparato administrativo.


Cierto número de analistas consideraba la conservación de la unidad de Sudán equilibrándola con una más amplia autonomía para la parte Sur. De hecho, este era el concepto subyacente en la constitución de Sudán adoptada hace varios años, pero las tendencias divisionistas que en gran medida son promovidas por factores externos –por ejemplo, el presidente norteamericano B. Obama se refirió al voto por la independencia nada menos que como histórico, según el New York Times—prevalecieron.


Estrictamente hablando, Rusia no tiene intereses propios en Sudán. Los gigantes energéticos rusos difícilmente considerarían factible competir por los recursos energéticos de un país africano o más bien de dos países africanos, puesto que tanto EU como China ya están engarzados en una intensa rivalidad y con la India observando de cerca. Sobrecargada de persistentes disputas con Occidente en torno a Georgia y Transdnistria, Moscú comprensiblemente prefirió demostrar cierta solidaridad con Occidente al tratar con una región relativamente poco importante para Rusia, ya que sobretodo el resultado del referendum era cien por ciento predecible a la luz de la radicada discordia Norte-Sur y la interferencia de la comunidad internacional que evoca similitudes con el caso de Kosovo.


Estados Unidos ha estado durante dos décadas implícita y explícitamente apoyando el separatismo en el sur de Sudán, región estratégica desde el punto de vista de la producción y transporte de petróleo en África. El referendum que Jartum presionado consintió, calza nítidamente en el marco más amplio de la política exterior norteamericana, un apoyo de Moscú a la secesión de Sudán del Sur por vía de un referendum poco convincente podría aun resultar contraproducente. Un enfoque selectivo de los precedentes, la aceptación internacional de jugadas en torno a metáforas políticas y la preponderancia de la retórica pseudohumanitaria podrían algún día envalentonar a las fuerzas que se aprovechan de las discordias inter-étnicas, plantear a Rusia problemas adicionales en el Norte del Cáucaso.


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Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

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