Por Juan González
En la actualidad Estados Unidos es la principal potencia del mundo y en la que descansa la proyección de la civilización occidental. A partir del año 2005 el gigante del norte se ha visto afectado de manera constante por catástrofes naturales que van desde huracanes, olas de frios, tornados, inundaciones y sequías.
Katrina, devastó Nueva
Orleans en el 2005 y Sandy en el 2012, que se convirtió en uno de los
pocos huracanes en la historia que azotan la costa este de ese inmenso país, generaron importantes pérdidas
humanas y materiales.
Al Huracán Sandy le siguió una poderosa
tormenta de nieve que se desarrolló a principio de febrero de ese año e impactó por lo menos cinco estados de la costa este y se extendió
hasta Canadá, afectando millones de personas de manera directa o
indirecta y generando pérdidas multimillonarias.
En otro orden, desde hace varios años los estados del medio
oeste (Illinois, Indiana, Iowa, Míchigan, entre otros) están bajo una fuerte
sequía que afecta la producción agrícola, especialmente de maíz, trigo y
soja.
El año 2018 inicia con una fuerte ola de
frió que mantiene congelado gran parte del territorio de esa nación, incluso en
lugares tropicales como el Estado de Florida.
Es importante señalar que Estados Unidos,
así como todo el planeta se encuentra bajo los efectos del cambio climático.
Sin embargo, la gran potencia del norte se retiró del Protocolo de Kioto
en el 2001 para el cambio climático, y más recientemente del Acuerdo de París
2015, que busca reducir las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera y
otros gases que alteran el equilibrio de la naturaleza en todo el planeta.
Si bien pensamos que el final de Estados Unidos será similar al del Imperio Romano, que sucumbió ante asedio de los
pueblos barbaros, podría ser diferente ya que su posición geográfica hace difícil que esto
ocurra así, quizás el final de la principal potencia del mundo sea similar al de las antiguas civilizaciones del Medio Oriente o Mesoamérica que
desaparecieron por los efectos devastadores de la naturaleza.
El autor es politólogo, analista de temas
internacionales.
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