Beijing, (El Pueblo)- En momentos en que el hemisferio norte está envuelto en una crisis permanente, 33 países latinoamericanos y caribeños se reunieron en la capital venezolana, Caracas, donde declararon fundada la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), la mayor organización de la región. Se trata de un proceso de significado monumental para los países de la zona.
Hace días, la Reserva Federal de EEUU junto con otros seis importantes bancos como los de Canadá, Inglaterra y Japón decidieron “relajar” la circulación en el mercado financiero internacional. Esta medida inusual muestra la profunda preocupación de los países desarrollados por las perspectivas económicas mundiales.
Es muy posible que la economía mundial vuelva a tocar fondo y que la recesión continúe. Sin embargo, en estos momentos, América Latina deviene foco atractivo en el desarrollo de la economía global. Según pronostican el Banco Mundial, FMI y la Comisión Económica para América Latina, la tasa del aumento de la economía regional para 2011 oscila entre el 3 y el 4 por ciento, mucho más por encima de los países desarrollados y del nivel promedio mundial.
Lo extraordinario consiste en que en los últimos años, los países latinoamericanos no solo han realizado el despegue económico sino que también han coordinado efectivamente el incremento económico y el desarrollo social. En 2010, Brasil superó a Italia para ser la sexta economía del mundo. La revista Economist de Gran Bretaña ha pronosticado que en 2011 el PIB de Brasil alcanzará los 2,4 billones de dólares, para superar a Gran Bretaña y elevar su puesto en el ranking mundial.
El crecimiento económico de la región desde el comienzo del presente siglo se debe principalmente al drástico aumento del ingreso de sus habitantes y al próspero desarrollo de sus exportaciones. En los últimos ocho años, la población de necesitados de Brasil se redujo en 24 millones, y la de la clase media se incrementó en 18 millones. La adquisición de teléfonos móviles, aparatos electrodomésticos, automóviles y viviendas por parte de los recién enriquecidos ha promovido el próspero desarrollo económico.
Según cálculo de la capacidad adquisitiva promedio, el PIB per cápita de los brasileños, argentinos y chilenos supera los 10 mil dólares, y el de los habitantes de los demás países de la región oscila entre 5.000 y 10.000 dólares. El incremento promovido por la demanda interna en alza ha permitido a los países latinoamericanos protegerse en cierto grado del asedio de la crisis de deuda de EEUU y Europa.
Hace 30 años, AL se encontraba en una crisis de deuda, para la cual los acreedores estadounidenses y europeos propusieron una receta “neoliberal”. Al principio los países se beneficiaron de la propuesta, pero después se tragaron una amarga píldora.
De 1999 a 2001, estallaron sucesivas crisis financieras y socio-económicas en Brasil y Argentina, lo que significó el fracaso del neoliberalismo. La izquierda volvió a levantarse. Tras diez años de tanteos en Brasil, la izquierda moderada devino modelo a seguir para otros países de la región. La coincidencia en el concepto político, la semejanza en la demanda de intereses y el tropiezo con similares problemas hicieron a los países latinoamericanos avanzar codo con codo por el camino de la integración regional.
La UE, que ofreció un ejemplo a seguir para la integración de AL, debería avergonzarse por esos atractivos progresos de la zona. Para no repetir la práctica en sentido negativo, otros países deben tomar las lecciones europeas como escarmiento anticipado.
La integración no debe realizarse a una velocidad excesiva, sino partiendo de las condiciones concretas de los diversos países. No se deben estipular metas fuera del alcance. Es necesario tratar correctamente las relaciones entre el ingreso y el consumo. El consumo interno promoverá efectivamente el aumento de la producción.
En la actualidad, el consumo excesivo y prematuro y la precipitación para alcanzar de una vez el nivel de los países desarrollados resultan más dañinos que beneficiosos para los países en vías de desarrollo.
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