Esther Mucientes
Madrid.-Eran las 14.46 hora local (05.46 GMT) del viernes pasado cuando durante más de dos minutos todo Japón tembló. El terremoto de magnitud 8,9 en la Escala Ritcher con epicentro en el centro del Pacífico llevaba la catástrofe hasta el país nipón.
Pero lo peor estaría por llegar. Minutos después un tsunami con olas que superaron los cinco metros arrasó toda la costa de Japón. Nada quedó a su paso. La desolación en localidades como la de Miyagi, Sendai o Fukushima era total.
Japón, un país preparado para tales situaciones, vivía el peor terremoto de toda su Historia desde que existen niveles de medición. Casas destrozadas, miles de muertos y desaparecidos, desabastecimiento, apagones y lo que ahora más preocupa al país y al mundo entero: la grave situación en la central de Fukushima. Pero, ¿qué ha pasado siete días después? ¿Cómo se encuentra Japón? ¿Y los japoneses? ¿Cómo ha afectado al mundo?
Pánico nuclear en Fukushima
Cuando el terremoto y el tsunami todavía no se habían asimilado y poco se conocía de sus consecuencias, en la central nuclear Fukushima Dai-ichi, una de las 25 mayores centrales nucleares del mundo, uno de sus seis reactores explosionaba a causa de los daños sufridos por el seísmo y la posterior ola gigante.
Situada en plena costa norte del país, la catástrofe chocó de lleno contra ella produciendo un desastre del que una semana después todavía se desconoce su alcance. Pero ¿qué ocurrió en la central? ¿Y cómo está una semana después?
Cuando la planta detectó el terremoto los reactores 4, 5 y 6 se pararon automáticamente, mientras que el 1, 2 y 3 permanecieron en funcionamiento a través de la electricidad del tendido eléctrico externo que siguió con las tareas de refrigeración y de control. Sin embargo, el terremoto daño el sistema y automáticamente se activaron los motores diésel de emergencia para la generación de electricidad, y fue el tsunami el que los dejó KO.
Nada enfriaba esta central cuyo funcionamiento es a través de reactores nucleares por ebullición. Un sistema considerado por muchos de los más peligrosos y que genera energía a través del calor de las barras de combustible de cada reactor que dentro de una piscina de agua se enfrían y genera vapor de presión.
Cuando todos los sistemas de refrigeración y de electricidad fallaron se produjo una explosión en el reactor 1 que derribó parte del edificio, la cual se debió a la liberación de hidrógeno desde el núcleo del reactor. Las autoridades elevaron el sistema de alarma nuclear hasta el 4 en una escala de 7. Fukushima empezaba a estar descontrolada. Se evacuó a los trabajadores y sólo dejaron a 180 'liquidadores' por el temor a la radiación.
La situación se complicó aún más cuando en la madrugada del domingo al lunes se produjo una segunda explosión en el reactor 3 -actualmente el más dañado de todos y el único que contiene plutonio-. La explosión de hidrógeno causó numerosos daños en el edificio del reactor, afectó a la piscina de combustible y produjo una fusión parcial del núcleo. Actualmente, es el reactor más peligroso porque de él emanan altos niveles de radiación y no se lograr enfriar ni llevar agua a la piscina de combustible.
Bomberos, miembros del Ejército y trabajadores de la planta trabajan a contrarreloj para intentar controlar este reactor. Se ha intentado lanzado agua desde helicópteros, ahora con camiones cisterna, y aunque la radiactividad ha bajado no se consigue enfriarlo. El número 2 y el cuatro también se encuentran gravemente dañados.
El primero sufrió una explosión el lunes por la noche que daño el edificio de contención y sus sistema refrigeración. Lo mismo que el número 4 que ya ha vivido dos incendios y cuyo cofre está destrozado. La piscina de las barras de combustible no tiene agua y se está estudiando como volver a llenarla.
En definitiva, muchas son las incógnitas que rodean a la situación en la central, aunque poco a poco se va conociendo la gravedad con un nivel de alerta nuclear que ha sido elevada por el Gobierno al nivel 5, y por la OIEA al 6.
La empresa propietaria TEPCO ya ha sido duramente criticada por el Gobierno y los ciudadanos que consideran que están ocultando la verdadera gravedad de la situación. Más de 220.000 personas de los pueblos cercanos a la central ya han sido evacuadas, todo está vacío en un radio de 20 kilómetros y el recuerdo de Chernóbil sigue en la cabeza de muchos.
Los japoneses y los extranjeros
Una semana después de la tragedia Japón ha quedado dividida por dos escenarios. Por un lado, la capital y las zonas alejadas de la central nuclear y de la costa. Los japoneses residentes en Tokio viven tranquilos salvo la excepción de algunos cortes en el sistema eléctrico.
Tras el temblor sólo ha habido una situación de alerta producida por los niveles de radiación que tras las explosiones de los reactores 1 y 3 se elevaron en la capital, pero sin daños para la salud.De hecho, sino fuera por el éxodo de los extranjeros, nada haría pensar la situación que se están viviendo en la otra parte del país. Son éstos, los extranjeros, los que se han dejado llevar en cierto modo por el pánico y buscan salir de la ciudad lo más rápido posible por temor a un escape radiactivo que llegue hasta la capital.
Mexicanos, estadounidenses, colombianos, españoles... Muchos quieren salir ante el miedo a que los transportes se colapsen si la situación de la central empeora.
La otra cara de la moneda esta en el norte y en la costa, las zonas más afectadas primero por el tsunami y después por la radiación. Cinco kilómetros de la costa japonesa desaparecieron por completo y con ella miles de personas, casas, familias...
Dormir bajo mantas en refugios sin calefacción y con temperaturas extremadamente bajas. Escasez de comida, agua y combustible. Todo perdido. Son los más afectados por la catástrofe. En todo el país, son más de 440.000 damnificados, incluyendo los 228.000 evacuados por vivir en los alrededores de la central. Los habitantes de localidades como Sendai, Otsuchi, donde 17.000 vecinos siguen desaparecidos, o la localidad de Kuji que quedó reducida a escombros. Allí todo es devastación, desastre y catástrofe.
¿Cómo fue el terremoto y el tsunami
Eran las 14.46 hora local (05.46 GMT) del viernes pasado cuando durante más de dos minutos todo Japón tembló. El terremoto de magnitud 8,9 en la Escala Ritcher con epicentro en el centro del Pacífico llevaba la catástrofe hasta el país nipón.
Pero lo peor estaría por llegar. Minutos después un tsunami con olas que superaron los cinco metros arrasó toda la costa de Japón. Nada quedó a su paso. La desolación en localidades como la de Miyagi, Sendai o Fukushima era total.
Japón, un país preparado para tales situaciones, vivía el peor terremoto de toda su Historia desde que existen niveles de medición. Casas destrozadas, miles de muertos y desaparecidos, desabastecimiento, apagones y lo que ahora más preocupa al país y al mundo entero: la grave situación en la central de Fukushima. Pero, ¿qué ha pasado siete días después? ¿Cómo se encuentra Japón? ¿Y los japoneses? ¿Cómo ha afectado al mundo?
Pánico nuclear en Fukushima
Cuando el terremoto y el tsunami todavía no se habían asimilado y poco se conocía de sus consecuencias, en la central nuclear Fukushima Dai-ichi, una de las 25 mayores centrales nucleares del mundo, uno de sus seis reactores explosionaba a causa de los daños sufridos por el seísmo y la posterior ola gigante.
Situada en plena costa norte del país, la catástrofe chocó de lleno contra ella produciendo un desastre del que una semana después todavía se desconoce su alcance. Pero ¿qué ocurrió en la central? ¿Y cómo está una semana después?
Cuando la planta detectó el terremoto los reactores 4, 5 y 6 se pararon automáticamente, mientras que el 1, 2 y 3 permanecieron en funcionamiento a través de la electricidad del tendido eléctrico externo que siguió con las tareas de refrigeración y de control. Sin embargo, el terremoto daño el sistema y automáticamente se activaron los motores diésel de emergencia para la generación de electricidad, y fue el tsunami el que los dejó KO.
Nada enfriaba esta central cuyo funcionamiento es a través de reactores nucleares por ebullición. Un sistema considerado por muchos de los más peligrosos y que genera energía a través del calor de las barras de combustible de cada reactor que dentro de una piscina de agua se enfrían y genera vapor de presión.
Cuando todos los sistemas de refrigeración y de electricidad fallaron se produjo una explosión en el reactor 1 que derribó parte del edificio, la cual se debió a la liberación de hidrógeno desde el núcleo del reactor. Las autoridades elevaron el sistema de alarma nuclear hasta el 4 en una escala de 7. Fukushima empezaba a estar descontrolada. Se evacuó a los trabajadores y sólo dejaron a 180 'liquidadores' por el temor a la radiación.
La situación se complicó aún más cuando en la madrugada del domingo al lunes se produjo una segunda explosión en el reactor 3 -actualmente el más dañado de todos y el único que contiene plutonio-. La explosión de hidrógeno causó numerosos daños en el edificio del reactor, afectó a la piscina de combustible y produjo una fusión parcial del núcleo. Actualmente, es el reactor más peligroso porque de él emanan altos niveles de radiación y no se lograr enfriar ni llevar agua a la piscina de combustible.
Bomberos, miembros del Ejército y trabajadores de la planta trabajan a contrarreloj para intentar controlar este reactor. Se ha intentado lanzado agua desde helicópteros, ahora con camiones cisterna, y aunque la radiactividad ha bajado no se consigue enfriarlo.
El número 2 y el cuatro también se encuentran gravemente dañados. El primero sufrió una explosión el lunes por la noche que daño el edificio de contención y sus sistema refrigeración. Lo mismo que el número 4 que ya ha vivido dos incendios y cuyo cofre está destrozado. La piscina de las barras de combustible no tiene agua y se está estudiando como volver a llenarla.
En definitiva, muchas son las incógnitas que rodean a la situación en la central, aunque poco a poco se va conociendo la gravedad con un nivel de alerta nuclear que ha sido elevada por el Gobierno al nivel 5, y por la OIEA al 6.
La empresa propietaria TEPCO ya ha sido duramente criticada por el Gobierno y los ciudadanos que consideran que están ocultando la verdadera gravedad de la situación. Más de 220.000 personas de los pueblos cercanos a la central ya han sido evacuadas, todo está vacío en un radio de 20 kilómetros y el recuerdo de Chernóbil sigue en la cabeza de muchos.
Los japoneses y los extranjeros
Pasajeros intentan coger un vuelo para salir de Japón.
Una semana después de la tragedia Japón ha quedado dividida por dos escenarios. Por un lado, la capital y las zonas alejadas de la central nuclear y de la costa. Los japoneses residentes en Tokio viven tranquilos salvo la excepción de algunos cortes en el sistema eléctrico.
Tras el temblor sólo ha habido una situación de alerta producida por los niveles de radiación que tras las explosiones de los reactores 1 y 3 se elevaron en la capital, pero sin daños para la salud. De hecho, sino fuera por el éxodo de los extranjeros, nada haría pensar la situación que se están viviendo en la otra parte del país. Son éstos, los extranjeros, los que se han dejado llevar en cierto modo por el pánico y buscan salir de la ciudad lo más rápido posible por temor a un escape radiactivo que llegue hasta la capital.
Mexicanos, estadounidenses, colombianos, españoles... Muchos quieren salir ante el miedo a que los transportes se colapsen si la situación de la central empeora. La otra cara de la moneda esta en el norte y en la costa, las zonas más afectadas primero por el tsunami y después por la radiación. Cinco kilómetros de la costa japonesa desaparecieron por completo y con ella miles de personas, casas, familias...
Dormir bajo mantas en refugios sin calefacción y con temperaturas extremadamente bajas. Escasez de comida, agua y combustible. Todo perdido. Son los más afectados por la catástrofe. En todo el país, son más de 440.000 damnificados, incluyendo los 228.000 evacuados por vivir en los alrededores de la central. Los habitantes de localidades como Sendai, Otsuchi, donde 17.000 vecinos siguen desaparecidos, o la localidad de Kuji que quedó reducida a escombros. Allí todo es devastación, desastre y catástrofe.
¿Cómo fue el terremoto y el tsunami
El que ya es denominado como el terremoto de la costa del Pacífico ha sido el peor registrado en la historia de Japón: de magnitud 8,9 y que generó un tsunami con olas de hasta 10 metros. Su epicentro se ubicó en el mar, frente a la costa de Honshu, a 130 km al este de Sendai y activó la alerta, primero a todo Japón y después, ante el tsunami que se produjo, a la costa estadounidense y parte de Latinoamérica.
Según el servicio Geológico de EEUU, el terremoto duró aproximadamente dos minutos y se produjo a causa de un desplazamiento en proximidades de la zona de la interfase entre placas de subducción entre la placa del Pacífico y la placa Norteamericana.
La NASA con ayuda de imágenes de los satélites ha podido comprobar que el movimiento sísmico movió Japón aproximadamente 2,4 metros, y alteró el eje terrestre en aproximadamente 10 centímetros.
Tras el terremoto se generó una alerta de tsunami para la costa pacífica de Japón y otros países, incluidos Nueva Zelanda, Australia, Rusia, Guam, Filipinas, Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Nauru, Hawái, Islas Marianas del Norte, Estados Unidos, Taiwán, América Central, México y en Sudamérica, Colombia, Perú, Ecuador y Chile.
La alerta en Japón fue la más grave de todas y se esperaban olas de hasta 10 metros que se quedaron en cinco aunque en la prefectura de Sendai sí que se llegó a observar alguna de 10 metros que arrasó con todas las localidades a su paso.En la historia del país nunca antes se había producido un terremoto y un tsunami de tales magnitudes.
Más víctimas que en la tragedia de Kobe
El gran terremoto de Kobe en 1995 dejó, según cifras oficiales, 6.434 muertos. El terremoto de la costa del Pacífico ha dejado en tan sólo una semana 6.539 fallecidos y 10.354 muertos. La mayoría arrasados por la ola gigante o aplastados por sus casas. Pocas han sido las imágenes de esperanza de otras catástrofes ya que se han rescatado a muy pocos supervivientes. El tsunami se lo llevó todo.
Se teme, además, que la cifra final de víctimas pueda aumentar todavía en algunos municipios de las provincias más afectadas, como Iwate, Miyagi y Fukushima.
Aún así, los japoneses no se rinden. 90.000 miembros del Ejército y de los equipos de rescate continúan casa por casa derruida la búsqueda de algún superviviente. Por ahora se ha rescatado a unas 26.000 personas, aunque una veintena de ellas ha fallecido en los refugios debido a su delicado estado de salud o avanzada edad.
Y aunque la esperanza de encontrar a alguien con vida es cada vez menor, la normalidad, dentro de lo cabe, intenta volver poco a poco. La infraestructura de transporte ha empezado a funcionar y aunque graves problemas de abastecimiento, las provisiones empiezan a llegar. El terremoto y posterior tsunami ha destruido por el momento 11.991 hogares, provocado 269 incendios y dañado 1.232 puntos en las carreteras del norte y este de Japón.
Un duro golpe a la economía
La economía japonesa es la tercera mayor del mundo por detrás de EEUU y China gracias especialmente a su industria. Sin embargo, la catástrofe no sólo ha dejado perdidas humanas, la economía también se ha tambaleado pese a los intentos por parte del Banco de Japón de evitar el derrumbe con inyecciones de liquidez históricas.
En lo que va de semana el índice Nikkei se ha dejado casi un 10% amortiguando una caída que muchos esperaban trágica. Sin embargo, ha sido el cierre de muchas de sus industrias durante varios días, como la automovilística la que más miedos ha generado.
Alrededor del 10% de la producción industrial del país ha quedado paralizada, según los datos de Citi, que prevé, como el banco japonés Nomura, que el seísmo retrasará la recuperación la economía nipona, afectada también por la crisis financiera.
Además, según dos prestigiosas firmas de EEUU, el terremoto causará probablemente pérdidas superiores a 100.000 millones de dólares para la economía de ese país y los seguros tendrán que hacer frente a hasta 34.600 millones por los daños causados en propiedades aseguradas.
Japón ya luchaba con una deuda pública que duplica su producción de cinco billones de dólares, debe reconstruir su infraestructura, desde carreteras y líneas férreas a puertos, en una proporción no vista desde la Segunda Guerra Mundial.
Algunas estimaciones sitúan el coste de la recuperación y reconstrucción en 180.000 millones de dólares, o un 3% de la producción económica anual de Japón, aunque Jha, del Banco Mundial, advirtió que esas cifras usualmente son revisadas.
A estos 'temblores' económicos hay que sumarle además que movimientos "altamente especulativos" han situado el yen en un máximo histórico en comparación con el dólar. Un billete estadounidense se paga a 72,56 yenes lo que de mantenerse así frenará aún más la recuperación económica del país.
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