domingo, 20 de marzo de 2011

Hugo Chávez se arma hasta los dientes



Con varios centenares de tanques, helicópteros y transportes blindados, además de decenas de barcos de guerra, submarinos y redes de misiles, Venezuela está armándose hasta los dientes con una rapidez sin precedentes en la historia de la nación sudamericana.

Según expertos consultados por El Nuevo Herald, el gobierno de Hugo Chávez ha gastado más de $15,000 millones para ampliar su capacidad bélica en una ola de compras que está generando inquietud en la región.

Los analistas advirtieron que las compras son realizadas de manera improvisada, en procesos "turbios'' que carecen de concursos y estudios previos y que estarían llevando al país a adquirir tecnología rusa de difícil adopción y que sectores de las propias Fuerza Armada Nacional rechazan.

Pero sobre lo que no hay dudas es que los montos destinados por Chávez a la adquisición de nuevo armamento, buena parte a través de endeudamiento, son los mayores en la historia de la nación sudamericana.

"En el país se han realizado compras importantes, pero nunca de esta magnitud'', dijo el ex jefe del Comando Unificado de las Fuerzas Armadas de Venezuela, Carlos Julio Peñaloza.

Y los $15,000 millones bien podrían terminar siendo bastante más.

Algunos analistas señalan que los planes de compra realizados hasta ahora suman unos $30,000 millones, monto que el propio Chávez ha dicho que quiere gastar para modernizar las fuerzas armadas del país.

Según un informe de la Asociación Civil Control Ciudadano para la Seguridad, la Defensa y la Fuerza Armada Nacional, una ONG venezolana que sigue el tema de cerca, el país ha recibido o está por recibir una larga lista de equipos e instalaciones bélicas suministradas principalmente por Rusia, China y España.

La lista incluye 92 tanques medianos T-72B1V, unos 240 vehículos blindados de infantería (BMP-3 y 8x8 BTR-80), nueve submarinos, cerca de 50 embarcaciones de diferentes tamaños, docenas de aviones caza Sukhoi Su-30MK2, un número no determinado de aviones de caza chinos J-10 y cerca de un centenar de helicópteros rusos, buena parte de ellos de combate.

Los anuncios realizados también incluyen sistemas de misiles antiaéreos S-300, conocidos por la OTAN como SA-20 Gargoyle, capaces de seguir a la vez hasta 100 objetivos, incluyendo misiles de crucero, mientras tratan de derribar seis de ellos simultáneamente a una distancia de 200 kilómetros.

Adicionalmente, Venezuela ha obtenido varios compromisos para construir en el país plantas para la elaboración de armamento, incluyendo una fábrica de pólvora con ayuda de Irán, una planta para la fabricación de fusiles de asalto AK-103/AK-104 y una planta para la fabricación de municiones 7.6 por 39 mm.

Chávez también ha adquirido unos 100,000 fusiles de asalto AK-103/AK-104, y 5,000 fusiles de alta precisión para francotiradores Dragunov SDVS, además de 1,000 lanzacohetes portátiles antitanques RPG-7V2, y otros 1,000 lanzamisiles portátiles antiaéreos Igla-S.

Estos últimos, de características similares al Stinger estadounidense, han generado particular inquietud dentro del Departamento de Estado norteamericano ante el temor de que algunos de ellos lleguen a parar a manos de la guerrilla colombiana ya que serían devastadores para los helicópteros que el vecino país emplea contra las fuerzas rebeldes.

Las compras realizadas en los últimos años por Venezuela son seguidas de cerca por Washington. Funcionarios del Departamento de Estado ha expresado preocupación a sus homólogos rusos sobre las masivas ventas de armas al país sudamericano.

Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, un grupo de investigación con sede en Washington, dijo que la falta de transparencia con que las armas son adquiridas en América Latina es por lo general un tema de preocupación, pero que las compras de Venezuela aunadas a la incendiaria retórica adoptada por Chávez podrían motivar a otros países a armarse.

Shifter señaló que parte de las compras podrían ser justificadas por la necesidad de modernizar las fuerzas armadas del país, pero la falta de claridad sobre los equipos y los propósitos por los cuales están siendo adquiridos en Venezuela genera nerviosismo en la región.

"El problema es la retórica beligerante proveniente del gobierno de Chávez'', dijo Shifter. "Eso crea más preocupación y ansiedad sobre cuál es el propósito de estas armas y en qué podrían ser usadas''.

Según Peñaloza, algunos de los equipos obtenidos eran necesarios para modernizar los equipos de las fuerzas armadas venezolanas, cuyos tanques, aviones, barcos y helicópteros eran obsoletos.

El principal tanque de combate del Ejército venezolano consistía de varias docenas de los franceses AMX-30, tanques de una generación inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial y que fueron adquiridos a inicios de los años setenta.

El gobierno de Chávez también podría haber sentido la necesidad de renovar el armamento debido a la resolución adoptada por Washington prohibiendo la venta y transferencia de armamento y tecnología militar a Venezuela.

Según el informe de la ONG Control Ciudadano, esa resolución efectivamente bloqueó la adquisición de repuestos y componentes de los equipos que el país había recibido de Estados Unidos y de sus naciones aliadas, incluyendo entre otros a Alemania, Brasil, Canadá e Israel.

Rocío San Miguel, presidenta de Control Ciudadano, señaló que el veto de Washington llevó a Venezuela a inclinarse hacia países como Rusia y China para la modernización de sus fuerzas armadas, pero la inconsistencia y el turbio procedimiento con que son adquiridos los equipos generan dudas sobre la calidad de las compras.

"Uno de los temas que nos preocupa es la disfuncionalidad que hay entre los anuncios y la concreción final de los contratos'', comentó San Miguel.

"La ruta que se genera desde la identificación de la necesidad hasta la concreción y puesta en marcha del sistema de armas es disfuncional. Es una ruta opaca y que muy probablemente el propio sistema de la Fuerza Armada Nacional no tiene clara. Nosotros decimos que eso obedece a dos razones: negligencia o corrupción'', señaló.

San Miguel comentó que son muchas las anomalías y la falta de previsión en los métodos de selección y de adquisición de los equipos, los cuales son adquiridos sin estudios previos y sin concursos por organismos que carecen de conocimientos sobre los equipos, incluyendo a la vicepresidencia de la República, Petróleos de Venezuela y otras compañías anónimas estatales.

Por otro lado, algunos integrantes de la Fuerza Armada Nacional han expresado rechazo a la tecnología rusa y china.

"Es paradójico que a pesar de haberse adquirido numerosísimos equipos de helicópteros, la Fuerza Aérea ha sido beneficiada escasamente'', dijo San Miguel antes de añadir que había resistencia dentro de esa unidad para la adopción de los sistemas complejos que les estaban ofreciendo. Y otras adquisiciones anunciadas simplemente parecen carecer de sentido.

Una de ellas es la compra de 5,000 rifles de francotiradores cuando el país cuenta con un número muy pequeño de fuerzas especiales, lo que genera preguntas sobre quien hará uso de ese tipo de armamento.

Otra es la divulgada compra de un buque rompehielos para ser empleado en la Antártida. Esa compra, comentó San Miguel, fue excluida del informe.

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