Triunfa la revolución de los jazmines

CAMBIO 16

El Magreb, una región marcada por el autoritarismo y la corrupción, empieza a sacudirse el miedo tras el inesperado triunfo de la revolución. de los jazmines en Túñez. La mecha la encendió un joven sin futuro, Mohamed Bouazizi, de 26 años, un licenciado en informática en paro que para mantener a su familia vendía sin licencia frutas por las calles de Sidi Bou Said.


La policía le requisó la mercancía y le destrozó el carrito. En su desesperación, ante tanto abuso y saqueo administrativo, optó por inmolarse en la tarde del 17 de diciembre y desencadenó la oleada de protestas que ha culminado con el derrocamiento del presidente Zine al Abidine Ben Ali. La fórmula de quemarse vivo ante tanta desesperación no ha tardado en extenderse por Argelia, Egipto y Mauritania, los países más cercanos y por tanto expuestos al efecto contagio de las revueltas en el norte de África.

Una semana después grupos de jóvenes manifestantes atacaron un cuartel de la Guardia Nacional con el resultado de cuatro muertos. Son regímenes respaldados por las democracias occidentales con fuertes intereses económicos, poderosos ejércitos y crueles máquinas dictatoriales más o menos encubiertas, como la del rey Mohamed VI en Marruecos. Túnez es el más pequeño, desarrollado y occidentalizado de estos países, donde la falta de libertad, el encarecimiento de productos básicos y la riqueza impresionante de la familia en el poder provocó revueltas que dejaron decenas de muertos.

En el sitio de internet WikiLeaks se da cuenta de que la familia de Ben Ali y especialmente la de su segunda esposa, Leila Travelsi, quien en verdad ejercía la presidencia, dominan las empresas y las riquezas del país desde hace 24 años, una especie de mafia que se situó por encima de la ley acumulando fortunas y privilegios. La pareja contaba con el beneplácito de Francia por motivos económicos, ya que es el mayor inversor en la zona, y dado el aparente muro que habían levantado contra el integrismo islámico. Algo similar a lo que viene sucediendo en la vecina Argelia, la primera en contagiarse del hartazgo, donde la subida del precio del pan y de los combustibles también ha generado una ola de protestas con un saldo de una decena de muertos y centenares de heridos.

El presidente Buteflika, en un gesto sin precedentes, ordenó raudo la bajada de los precios de los productos básicos. Los egipcios también se lanzaron a las calles en un claro desafío al Gobierno de Hosni Mubarak, que dirige el país con mano de hierro desde el año 1981. El líder libio Muamar el Gadaffi, 41 años en el poder, defendió ante las cámaras de televisión a su defenestrado colega Ben Ali. En Marruecos, el monarca alauí prohibió las manifestaciones de apoyo a la revuelta tunecina.

Se calcula que la familia del dictador tunecino, quien padece al parecer un cáncer terminal, tiene ocultos y colocados, especialmente en Francia, entre 5.000 y 10.000 millones de dólares. La esposa del tirano se llevó del Banco Central de Túnez 1,5 toneladas de oro, con un valor estimado de 45 millones de euros, antes de viajar hacia Arabia Saudí, donde le esperaba su marido. Sólo el palacio con el que la pareja cuenta en París está valorado en casi 40 millones de euros.

Al mes de iniciarse la asonada popular, en la que la mujer ha dispuesto de un papel primordial, sin ningún apoyo exterior, arrancó el proceso de transición hacia la democracia con el anuncio de la liberación de los presos políticos, la legalización de todos los partidos y la creación de un nuevo Gobierno de unidad nacional en el que estén cuatro figuras de la oposición y seis antiguos ministros del depuesto presidente Ben Alí, lo que no colma en absoluto las aspiraciones de la mayoría de los 11 millones de tunecinos. En el nuevo Ejecutivo, que debía permanecer hasta la convocatoria de elecciones, abundaban los miembros del partido del presidente huido, lo que iba a dificultar el proceso de ruptura total con el antiguo régimen.

Articulo completo en el 2043 de la edición impresa de Cambio16.