El Pais.com
La movilización tunecina que ha acabado con la dictadura de Ben Ali empieza a tener eco en otros países árabes, en los que empiezan a brotar conatos de protestas. El más dramático se ha registrado en Argelia, donde un hombre de 37 años se ha quemado a lo bonzo en la región de Tebessa, cerca de la frontera con Túnez, para protestar por la falta de empleo. Mohcin Buterfif ha sido hospitalizado en estado grave.
La movilización tunecina que ha acabado con la dictadura de Ben Ali empieza a tener eco en otros países árabes, en los que empiezan a brotar conatos de protestas. El más dramático se ha registrado en Argelia, donde un hombre de 37 años se ha quemado a lo bonzo en la región de Tebessa, cerca de la frontera con Túnez, para protestar por la falta de empleo. Mohcin Buterfif ha sido hospitalizado en estado grave.
Fue precisamente una acción similar la que desencadenó las protestas en Túnez la semana pasada. Quizás por eso las autoridades argelinas se han apresurado a destituir al alcalde de Bujadra, que se había negado a recibir a Buterfif y a una veintena de jóvenes que lo acompañaban. Esta es la cuarta tentativa de suicidio por fuego que se registra en Argelia desde el miércoles pasado, según el diario El Watan. En todos los casos se trata de hombres jóvenes sin empleo.
Libia, otro país magrebí atenazado por una dictadura, está siendo también escenario de algunas protestas en las ciudades de Darna y Bengasi, donde se estarían registrando incidentes y quemas de algunos comercios. Hay también focos de protestas en Trípoli, donde se han desplegado las fuerzas de seguridad. Las informaciones, que proceden de las redes sociales de Internet, son escasas. El Gobierno de Muamar el Gadafi ha bloqueado Youtube esta tarde.
El eco de las protestas se ha expandido fuera del Magreb. Miles de universitarios se han manifestado en Saná, la capital de Yemen, para solidarizarse con los tunecinos y llamar a los pueblos árabes a rebelarse contra unos dirigentes "mentirosos y asustados". "Túnez de la libertad, Saná te saluda mil veces", han cantado los estudiantes, que también han lanzado consignas contra Alí Abdalá Saleh, presidente de Yemen desde hace 32 años.
En Jordania, quienes han capitaneado las protestas han sido unos cientos de militantes de sindicatos y partidos islámicos, que se han plantado ante la sede del Parlamento, en Ammán, para pedir la dimisión del primer ministro, Samir Rifai, junto con reformas políticas y electorales. Además, han criticado al Parlamento por dar, hace un mes, un voto de confianza al Gobierno con una mayoría sin precedentes.
Pese a todo, el ministro de Exteriores de Egipto, Ahmad Aboul Gheit, ha calificado de "absurdos" los temores al contagio de las protestas a otros países árabes. "Cada sociedad tiene sus propias especificidades. Aquellos que buscan provocar una escalada no lograrán sus objetivos", ha dicho. Gheit también ha advertido a Occidente que no se inmiscuya en los asuntos árabes. Hace unos días, la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, llamó a los Gobiernos árabes a emprender reformas democráticas.
Libia, otro país magrebí atenazado por una dictadura, está siendo también escenario de algunas protestas en las ciudades de Darna y Bengasi, donde se estarían registrando incidentes y quemas de algunos comercios. Hay también focos de protestas en Trípoli, donde se han desplegado las fuerzas de seguridad. Las informaciones, que proceden de las redes sociales de Internet, son escasas. El Gobierno de Muamar el Gadafi ha bloqueado Youtube esta tarde.
El eco de las protestas se ha expandido fuera del Magreb. Miles de universitarios se han manifestado en Saná, la capital de Yemen, para solidarizarse con los tunecinos y llamar a los pueblos árabes a rebelarse contra unos dirigentes "mentirosos y asustados". "Túnez de la libertad, Saná te saluda mil veces", han cantado los estudiantes, que también han lanzado consignas contra Alí Abdalá Saleh, presidente de Yemen desde hace 32 años.
En Jordania, quienes han capitaneado las protestas han sido unos cientos de militantes de sindicatos y partidos islámicos, que se han plantado ante la sede del Parlamento, en Ammán, para pedir la dimisión del primer ministro, Samir Rifai, junto con reformas políticas y electorales. Además, han criticado al Parlamento por dar, hace un mes, un voto de confianza al Gobierno con una mayoría sin precedentes.
Pese a todo, el ministro de Exteriores de Egipto, Ahmad Aboul Gheit, ha calificado de "absurdos" los temores al contagio de las protestas a otros países árabes. "Cada sociedad tiene sus propias especificidades. Aquellos que buscan provocar una escalada no lograrán sus objetivos", ha dicho. Gheit también ha advertido a Occidente que no se inmiscuya en los asuntos árabes. Hace unos días, la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, llamó a los Gobiernos árabes a emprender reformas democráticas.
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