La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, inició el domingo su mandato con una agenda internacional que prioriza fortalecer las instituciones latinoamericanas y una "gran atención" a los países emergentes, pero que también pretende profundizar las relaciones con Estados Unidos.
Rousseff inició su mandato el domingo recibiendo a líderes que concurrieron a su investidura: el primer ministro de Corea del Sur Kim Hwang-Sik y de Portugal José Sócrates; el presidente palestino Mahmud Abas, el uruguayo José Mujica, el vicepresidente cubano José Ramón Machado y el príncipe Felipe, heredero de la Corona española.
Los primeros viajes internacionales de la flamante presidenta brasileña Dilma Rousseff serán a Estados Unidos y China y países de Sudamérica, informó este domingo el canciller, Antonio Patriota.
La presidenta asistirá en febrero a la cumbre Suramérica-Países Arabes, en Lima, dijo el canciller que asumió el cargo el domingo.
La flamante mandataria de 63 años, que sucede en el poder a su mentor Luiz Inacio Lula da Silva, aseguró que mantendrá las grandes directrices del gobierno del ex mandatario que logró colocar a Brasil en la arena internacional.
"Dilma Rousseff no es tan carismática como Lula, pero es pragmática. Con ella las relaciones internacionales serán con otro estilo, con menos ideología y más pragmáticas, pero con resultados semejantes: Brasil debe continuar con un papel internacional importante, de hecho ya es parte del G20" que reúne a las grandes naciones industrializadas y emergentes, dijo el domingo a la AFP el consultor y profesor de la Universidad de Brasilia David Fleischer.
Las principales diferencias que se prevén es que Rousseff será más crítica con Irán y mejorará las relaciones con Estados Unidos, expresó el especialista.
En su primer mensaje ante el congreso cuando juró el cargo el sábado, Rousseff anunció que dará "una gran atención a los países emergentes". Brasil integra con Rusia, China, India y ahora Sudáfrica el grupo de potencias emergentes BRICS.
Rousseff se comprometió a fortalecer las instituciones del Mercosur y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) en Sudámerica y también en las relaciones con el resto de países de América Latina, Caribe, Africa, Medio Oriente y Asia.
"Estamos seguros que con Dilma Rousseff, esa luchadora infinita, vamos a continuar construyendo el eje Caracas-Brasilia", afirmó el presidente venezolano Hugo Chávez, que asistió a la investidura, como también sus pares chileno Sebastián Piñera, colombiano Juan Manuel Santos, paraguayo Fernando Lugo, y uruguayo José Mujica.
Pero Rousseff también quiere un mayor acercamiento con Europa y Estados Unidos.
"Profundizaremos las relaciones con Estados Unidos y la Unión Europea", dijo al asumir el cargo.
En ese sentido, designó al ex embajador brasileño en Washington, Antonio Patriota, al frente del ministerio de Relaciones Exteriores brasileño.
Al final de su mandato, Lula criticó al presidente Barack Obama por no haberse acercado más a América Latina, y las relaciones Brasil-Estados Unidos se enfriaron. "Siempre hubo una relación de imperio con los países pobres, y esa relación tenía que cambiar", criticó Lula ante periodistas hace una semana.
La secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton viajó a la investidura de Rousseff el sábado en Brasilia, con un mensaje de reaproximación.
"Brasil es un socio esencial en el continente y en el mundo y Estados Unidos está empeñado en profundizar nuestras relaciones (...) EEUU aguarda la oportunidad de trabajar con la presidente Dilma Rousseff y su gobierno", señaló una nota del Departamento de Estado norteamericano.
La flamante presidenta aseguró además que Brasil, empeñado en un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, seguirá reclamando la reforma de las grandes instituciones internacionales.
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