PorMiguel Angel Barrios
La llamada Guerra contra los Cárteles del narcotráfico impulsada por el presidente de México, Felipe Calderón desde el año 2005, tiene varias aristas y genera interrogantes estratégicos que merecen un análisis prospectivo y defensivo.
Esta guerra ya lleva 30 mil muertos, los Cárteles acechan y jaquean regiones enteras y el paradigma de Estados Criminales o Narco-democracias surge como posibilidad, no precisamente en México, pero sí en algunos países de América central golpeados por la violencia delictiva. El presidente Obama, al poco tiempo de iniciar su mandato y en la Cumbre de Presidentes americanos en Trinidad y Tobago, intentó cambiar la visión clásica de la política norteamericana de exportar toda la complejidad del narcotráfico a los países productores como únicos responsables y sustituirla por un nuevo paradigma : la corresponsabilidad entre países productores y países consumidores.
Se planteaba, de este modo, consensuar políticas cooperativas ante un problema inédito, el del crimen organizado, el cual a diferencia de la guerrilla y del terrorismo en todas sus variantes resulta más difuso y puede cooptar al sistema político, penetrando en su interior.
Poco duraron los aires esperanzadores despertados por Obama, quien incluyó dentro de su propio gabinete al Secretario de Defensa de la Administración Bush (h), Robert Gates. Es decir, el aparato militar industrial de los EE.UU. siguió en manos de funcionarios vinculados al proyecto militarista de los neoconservadores.
En la Guerra contra el Narcotráfico que se libra en México, datos del Senado norteamericano indican que en un período de cuatro años, empresas privadas de seguridad compuestas por ex militares han ganado 170 millones de dólares, a través de contratos con los Departamentos de Defensa y de Estado, según lo revelado por la cadena británica BBC. Y según reportó el New York Times , agentes de la CIA, civiles del Pentágono, militares retirados y agentes de la DEA se están desplegando en territorio mexicano.
Ante estas publicaciones, Obama salió a desmentirlo asegurando “que no hay actividades de control” dentro de México. Todo el arco político mejicano, mientras tanto, pide a Calderón la información real sobre lo relativo a la Carta de Entendimiento que firmó con los EE.UU., que ha posibilitado la actuación directa o encubierta de personal de la CIA y DEA , así como del Pentágono, en ese país, donde no se sabe quién financia a quién, en logística, en contrabando de armas, inteligencia, etc.
El paradigma de esta guerra nos obliga desde la UNASUR a estar atentos a su doble arista, la visible y la invisible -como este caso-, con todas sus consecuencias. No hay razones para suponer que la amenaza no pueda expandirse.
Esta guerra ya lleva 30 mil muertos, los Cárteles acechan y jaquean regiones enteras y el paradigma de Estados Criminales o Narco-democracias surge como posibilidad, no precisamente en México, pero sí en algunos países de América central golpeados por la violencia delictiva. El presidente Obama, al poco tiempo de iniciar su mandato y en la Cumbre de Presidentes americanos en Trinidad y Tobago, intentó cambiar la visión clásica de la política norteamericana de exportar toda la complejidad del narcotráfico a los países productores como únicos responsables y sustituirla por un nuevo paradigma : la corresponsabilidad entre países productores y países consumidores.
Se planteaba, de este modo, consensuar políticas cooperativas ante un problema inédito, el del crimen organizado, el cual a diferencia de la guerrilla y del terrorismo en todas sus variantes resulta más difuso y puede cooptar al sistema político, penetrando en su interior.
Poco duraron los aires esperanzadores despertados por Obama, quien incluyó dentro de su propio gabinete al Secretario de Defensa de la Administración Bush (h), Robert Gates. Es decir, el aparato militar industrial de los EE.UU. siguió en manos de funcionarios vinculados al proyecto militarista de los neoconservadores.
En la Guerra contra el Narcotráfico que se libra en México, datos del Senado norteamericano indican que en un período de cuatro años, empresas privadas de seguridad compuestas por ex militares han ganado 170 millones de dólares, a través de contratos con los Departamentos de Defensa y de Estado, según lo revelado por la cadena británica BBC. Y según reportó el New York Times , agentes de la CIA, civiles del Pentágono, militares retirados y agentes de la DEA se están desplegando en territorio mexicano.
Ante estas publicaciones, Obama salió a desmentirlo asegurando “que no hay actividades de control” dentro de México. Todo el arco político mejicano, mientras tanto, pide a Calderón la información real sobre lo relativo a la Carta de Entendimiento que firmó con los EE.UU., que ha posibilitado la actuación directa o encubierta de personal de la CIA y DEA , así como del Pentágono, en ese país, donde no se sabe quién financia a quién, en logística, en contrabando de armas, inteligencia, etc.
El paradigma de esta guerra nos obliga desde la UNASUR a estar atentos a su doble arista, la visible y la invisible -como este caso-, con todas sus consecuencias. No hay razones para suponer que la amenaza no pueda expandirse.
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