Alberto Nájar
BBC Mundo, Ciudad de México
BBC Mundo, Ciudad de México
Se llama Servando Gómez Martínez, conocido como La Tuta. Es un ex maestro de educación básica a quien el gobierno mexicano ubica como el líder principal de la banda de Los Caballeros Templarios, que disputa el control del tráfico de drogas en al menos cuatro estados del oeste del país.
El nuevo grupo es una escisión del cartel conocido como La Familia Michoacana, que según las autoridades está en proceso de desarticulación. Analistas dicen que es prematuro afirmar que esto sucede realmente, y la muestra es la aparición de la banda de Los Templarios.
Pero las autoridades han emprendido una ofensiva para capturar a La Tuta. Miles de policías federales, soldados e infantes de marina mantienen un cerco en al menos 14 municipios de Michoacán, donde se cree están escondidos los líderes de la banda.
La operación ocurre en un momento que el grupo se juega su sobrevivencia, le dice a BBC Mundo Pedro Isnardo De la Cruz, especialista en seguridad pública de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
"Hay una búsqueda de liderazgo real del cartel que va a sustituir a La Familia Michoacana, y con eso el mito gubernamental de que se destruyó queda exhibido", explica.
"Existe una especie de sentencia a muerte de sus liderazgos que deben demostrar capacidad de aliarse con otros carteles. Es una guerra abierta en curso, sin guión ni desenlace definitivos". Los Caballeros Templarios necesitan aliarse con otros carteles más grandes para defender su territorio, pues la ofensiva de las autoridades ha minado sus recursos, explica el especialista.
¿Quién es La Tuta?
Servando Gómez era profesor de educación primaria en el municipio de Arteaga, Michoacán, donde nació en febrero de 1966.
En 2001 fundó junto con otros personajes el grupo conocido como La Compañía, que pretendió arrebatar el control del narcotráfico al cartel del Milenio de los hermanos Valencia.
Para ganar la batalla se unieron con la banda de Los Zetas pero la alianza se rompió en 2006. Desde entonces se hicieron llamar La Familia Michoacana.
Durante varios años Gómez Martínez combinó su tarea de maestro con el tráfico de drogas, e incluso hasta 2009 cobraba regularmente su sueldo en la Secretaría de Educación de Michoacán, según reconocen autoridades locales.
La Tuta creó una asociación civil para rehabilitar a jóvenes adictos a las drogas, que de acuerdo con la Secretaría de Seguridad Pública federal se convirtió en centro de reclutamiento de sicarios.
Su formación como maestro le dio un cariz especial al cartel. Junto con Nazario Moreno, El Chayo o El Más Loco, estableció un catálogo de reglas a partir de frases de superación personal y citas bíblicas, que al principio sirvieron para regir al grupo pero después se aplicaron a los habitantes de la zona que controlaba.
Su formación como maestro le dio un cariz especial al cartel. Junto con Nazario Moreno, El Chayo o El Más Loco, estableció un catálogo de reglas a partir de frases de superación personal y citas bíblicas, que al principio sirvieron para regir al grupo pero después se aplicaron a los habitantes de la zona que controlaba.
Los miembros de La Familia no podían consumir drogas ni conducir autos en estado de ebriedad. También tenían prohibido agredir mujeres, y debían respetar a los menores de edad.
Pero la banda estaba lejos de ser benefactora social. La SSP le responsabiliza de cometer homicidios, extorsiones, secuestros y desaparecer personas en Michoacán, Jalisco, Guerrero, Guanajuato y el Estado de México.
Política
A mediados de 2009 La Tuta llamó a un programa radiofónico de Guanajuato para solicitar un pacto al presidente Felipe Calderón.
En esta llamada Gómez Martínez solicitó al presidente un acuerdo nacional para evitar violencia en la lucha contra los carteles. Según el ex profesor, La Familia estaría dispuesta a desaparecer si las autoridades garantizaban la seguridad en su territorio, y les defendían de carteles rivales.
"Lo que queremos es paz y tranquilidad. Sabemos que somos un mal necesario", dijo La Tuta esa ocasión. "Entiéndalo por favor, el día que yo fallezca van a poner a otro en mi lugar y así se va a ir, esto nunca se va a acabar".
No fue la primera vez que un presunto narcotraficante hacía estas propuestas, aunque la forma abierta como la formuló el ex maestro llamó la atención de medios y autoridades.
De acuerdo con la SSP, el grupo organiza movilizaciones ciudadanas para exigir el repliegue de soldados y policías, además que publica planas en diarios locales con textos dedicados a sus enemigos.
Para conseguir las publicaciones el grupo se vale de amenazas y hasta agresiones directas contra periodistas, como han documentado organizaciones civiles. También han disparado contra civiles inocentes como una forma no sólo de causar miedo sino de responsabilizar a las autoridades del clima de violencia en Michoacán, insiste la SSP.
Pero lo más grave es su capacidad de cooptar autoridades locales, para lo cual se valen de operadores como Dionisio Loya Plancarte, El Tío.
El especialista De la Cruz afirma que si el nuevo grupo avanza en ese terreno, el resultado puede ser más violencia.
"Patrocinar candidaturas, campañas y gobiernos locales o regionales. Si lo logran afianzar Los Templarios, puede generar un proceso novedoso y más visceral, más cruento y más crítico para la política de seguridad pública en el país", advierte.
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