sábado, 12 de febrero de 2011

Los Hermanos Musulmanes: un cóctel a probar

ATENEA DIGITAL

Miguel Ángel Benedicto / Washington

¿Es posible mezclar sharia y democracia? El experimento egipcio nos da la oportunidad de probar ese cóctel que puede resultar explosivo o de un gusto exquisito. Las revueltas contra la dictadura de Mubarak han puesto los ingredientes sobre la barra. El barman principal tiene un nombre: los Hermanos Musulmanes.

La asociación islamista se ha convertido en una de las protagonistas de la post-revolución en el país de los faraones. Con un discurso confuso e incluso contradictorio en asuntos como el rol de la mujer, el respeto a la minoría de los cristianos coptos, la imposición de la ley islámica o la ruptura del tratado de paz con Israel; han ido dulcificando sus argumentos con el fin de esconder su perfil más extremista. Acusados de radicales por Occidente y condenados por el número dos de Al Qaeda por rehusar de la Yihad y abrazar la democracia, se mueven en arenas movedizas y con opiniones diferentes según el grupo nacional o local que se analice. Los primeros días de las revueltas en Egipto no formaron parte de las mismas pero su organización y estructura les catapulta a tener un papel relevante durante la transición.

El origen

Los Hermanos Musulmanes son originarios de Egipto y de ahí se han ido creando distintas ramas que los han llevado a casi todo el mundo árabe. En 1928 surgen en la ciudad de Ismailía, en parte como respuesta a la ocupación británica de Egipto. Son el movimiento islamista más influyente del mundo árabe, el que dio nacimiento a la yihad (guerra santa) moderna y la vinculó con el salafismo (el deseo de retorno al Islam originario) proveniente de Arabia Saudita. Veinte años después tienen más de 500.000 miembros en los países árabes. Poseen una rama paramilitar secreta pero ahora subrayan que sus políticas sólo las promocionan por medios democráticos y no violentos.

El gobierno egipcio les negó el derecho a convertirse en partido político porque según la Constitución están prohibidos los partidos religiosos. En 1954, fueron abolidos por Nasser. Sin embargo, tras la muerte de éste en 1970 y con Sadat en el poder, esta agrupación conservadora ha sido tolerada y ha podido presentarse incluso a las elecciones bajo el paraguas de otros grupos políticos o presentando candidatos independientes. Sadat los utilizó para contrarrestar a los partidos de influencia comunista en la época de la Guerra Fría pero fueron reprimidos de nuevo en 1977 cuando se unieron a las protestas del pan.

En el Egipto de 1971 el Islam fue declarado la religión del estado y en 1972 la sharia quedó constituida como "una de las principales fuentes de derecho", pero no la única, como reclamaban los Hermanos Musulmanes. El movimiento logró un gran éxito en las elecciones universitarias de 1978 y un año después mostraron su rechazo a los Acuerdos de Paz de Camp David firmados por Egipto con Israel.

El 3 de septiembre de 1981 Sadat encarceló a 3.000 personas acusadas de conspiración, entre ellas al líder supremo de la Hermandad, Omar al Tilmisani, y al Papa de los cristianos coptos, Shenuda III y sólo un mes después, el presidente egipcio era asesinado por un comando de su propio ejército adscrito a la Yihad Islámica.
Participación electoral

El movimiento, que no es un partido político propiamente dicho, ha participado en distintas elecciones parlamentarias en los años 80, boicotearon las de los años 90, y en 2000 se presentaron como candidatos independientes; y ganaron 17 escaños lo que les convirtió en el bloque opositor mayoritario. En 2005 consiguieron un quinto de los asientos parlamentarios (88 escaños), el máximo que ha conseguido un partido opositor desde la caída de la monarquía en 1952.

En las elecciones de 2010 los Hermanos Musulmanes y varios partidos opositores más pequeños se negaron a concurrir a la segunda vuelta por el supuesto fraude cometido en la primera vuelta a favor del Partido Nacional Democrático (PND), del presidente Hosni Mubarak, en el poder desde 1981. Los Hermanos Musulmanes, que ocuparon 88 escaños en el Parlamento de 2005, no consiguieron sacar ningún diputado en la primera vuelta.

Labor social

En cuanto a su popularidad en Egipto, es difícil de saber pues no hay encuestas de opinión pero tienen una red bien organizada de personas con influencia en organizaciones profesionales de abogados y médicos, y en los sindicatos. Los miembros del movimiento han sido detenidos sin juicios ni cargos en multitud de ocasiones, sobre todo, antes de la celebración de elecciones. Su labor social es importante. Han fundado escuelas de diversos niveles, organizaron cursos de instrucción islámica, alfabetizaron a los iletrados, crearon hospitales y dispensarios, emprendieron proyectos sociales para el desarrollo del nivel de vida en los pueblos y aldeas, construyeron mezquitas, promovieron incluso empresas industriales y comerciales.

Su proyección exterior

Los Hermanos Musulmanes se desarrollaron en otros países árabes en la misma época, inspirados en el ejemplo egipcio, pero es difícil saber si estaban ligados a ella de modo orgánico o si eran independientes.


En Siria, desde 1937, fue fundada una asociación de Hermanos Musulmanes que tuvo una menor extensión y actividad que la asociación egipcia, pero algunos de sus miembros ocuparon puestos políticos y tuvieron una importante influencia social. En 1982 fueron brutalmente masacrados por el Ejército de Hafez el Asad y murieron 10.000 civiles. Asociaciones menos importantes, y algunas muy poco duraderas, existieron en Jordania, Líbano, Irak y países del Golfo.

Su aliado principal en el exterior es la organización terrorista Hamás que tiene su origen en la rama palestina de los Hermanos Musulmanes. Mientras que en Egipto apuestan por la vía pacífica, en los territorios palestinos apuestan por la lucha armada contra Israel.

Los objetivos

La divisa de los Hermanos Musulmanes resume bien su ideología: "Dios es nuestro objetivo, el profeta nuestro jefe, el Corán nuestra constitución, la yihad nuestro camino, el martirio nuestra mayor esperanza".


El movimiento persigue una legislación inspirada en la sharia y su objetivo es crear un estado musulmán. Durante la campaña electoral de 2010, los Hermanos han permanecido fieles a su eslogan "El islam es la solución" a pesar de que desde 2007 una enmienda de la Constitución prohíbe el uso de lemas electorales religiosos.

Amigos o enemigos


Aunque oficialmente ilegales, los Hermanos Musulmanes son muy respetados en Egipto y cuentan con grandes apoyos, especialmente por su labor a través de organizaciones humanitarias. Pero no tienen experiencia en el poder y su labor es poco conocida y comprendida en Occidente. Muchos analistas los tachan de islamistas radicales por su defensa de un estado gobernado por la ley islámica en el que el papel de la mujer, o los cristianos (10 millones en Egipto) quedarían relegados.

La organización no es monolítica y está dividida en muchos grupos nacionales y locales con ideas ambivalentes: están los antisionistas que no aceptan la existencia del Estado de Israel o los que apoyan la solución de los dos estados.

Históricamente, han defendido la Yihad contra el colonialismo y el sionismo. Sus líderes han apoyado actos terroristas contra Israel y las tropas estadounidenses en Irak. Sin embargo, en Egipto renunciaron a la violencia como medio de alcanzar el poder. Uno de sus ideólogos, Sayyid Qtub fue encarcelado por el gobierno egipcio y ejecutado en 1966. Era un defensor a ultranza de la Yihad violenta y uno de los padres espirituales de Osama Bin Laden y de Anwar al-Awlaki el predicador radical de origen americano que se esconde en Yemen. Incluso el número dos de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, es un ex militante de los Hermanos Musulmanes que fue encarcelado por Nasser.

Tras la muerte de Qtub tomaron una dirección diferente desde que en 1984 sus líderes decidieron participar en los comicios parlamentarios del país del Nilo hasta alcanzar el apoyo del 20% el electorado en 2005.

Paralelismo con el Irán de 1979

También hay que tener en cuenta que son suníes y no tienen una jerarquía religiosa como los chiíes de Irán con cuya revolución en 1979 se les compara. El propio ayatolah Jamenei ha hablado del "despertar islámico" en Egipto, pero los Hermanos Musulmanes se desmarcan de los ayatolás y ya han advertido que la Revolución ha sido popular, no de corte islámico.

No obstante, la prueba definitiva será ver su comportamiento en el caso de que formaran parte de un gobierno, que podría tener un efecto de moderación del movimiento o quizás sería cuando se viera realmente su agenda radical islamista oculta.

La evolución hacia el extremismo o la aceptación del juego democrático dependerá en gran medida de la salida de la actual revolución democrática egipcia. Si ésta triunfa, los Hermanos Musulmanes podrían integrarse en ella e ir moderando su discurso y su política. En caso contrario, la tentación de la radicalización será muy intensa.
Si hay una reforma constitucional en Egipto, lo importante será que ningún partido se haga con el control absoluto y para ello es necesario un sistema de pesos y contrapesos.

Mensajes contradictorios

El mensaje que el movimiento islámico lanza a la palestra trata de unificarse, pues en algunos aspectos es confuso y contradictorio. El líder de la Hermandad en Londres Muhammad Ghanem ha dicho que los egipcios deben estar preparados para una guerra contra Israel, apoya el cierre del canal de Suez y el corte del gas al Estado hebreo. Otro de sus portavoces, Rasahd al Bayoumi, dijo que deben disolver el Tratado de paz con Israel. Uno de sus líderes más veteranos Essam El Aerian explicó que no declararán la guerra a Israel aunque revisarán Camp David. A posteriori se ha retractado de esta afirmación. En los últimos días los portavoces del movimiento han unificado su mensaje y dicen que respaldan aquellos tratados y estados, sean islámicos o no, que defienden la "justicia".

Imponer la sharia

En cuanto a la imposición de la Sharia, los derechos de las mujeres o de la minoría cristiana; las declaraciones de los Hermanos fomentan la confusión al ser contradictorios. El movimiento fomenta la yihad contra Israel, ha apoyado a Hizbulá y a su líder el jeque Nasrallah en la guerra contra el ejército hebreo en Líbano en 2006 y también al programa nuclear de irán como contrapeso al poder atómico israelí

En enero de 2010 eligieron como nuevo "guía supremo" a Mohamed Badie, un profesor de corte conservador que estos días subraya que los Hermanos Musulmanes están dispuestos a negociar con el régimen una transición a la democracia, una vez desaparecido Mubarak. Badie señaló que la cofradía podría vivir perfectamente en un Egipto democrático, pluripartidista y religiosamente plural (han condenado los ataques contra los coptos)

Un movimiento pragmático

El movimiento social hace gala de su pragmatismo y se sitúa en el centro como moderador ya que es consciente de que no son los responsables del actual levantamiento, aunque constituyen el grupo opositor más poderoso y organizado. Los Hermanos saben que los demás grupos, y en especial los jóvenes, pueden inclinar el poder en favor de El Baradei o de otras figuras, como el disidente de tendencia liberal Ayman Nur o como Amr Musa, secretario general de la Liga Árabe y un político popular en Egipto.

La pregunta que hay que hacerse es si esa moderación es sincera o una mera táctica para conseguir el poder y conseguir sus objetivos de un estado islámico regido por la ley islámica, discriminatorio con las mujeres y otras minorías religiosas y belicista con Israel. Esa búsqueda del centro desde su origen violento ha salvado al grupo de un colapso total y le puede situar a medias entre el Irán de los ayatolás y la Turquía de Erdogan. El Egipto post revolucionario es la gran prueba de fuego para el islamismo de los Hermanos Musulmanes. Todo el mundo árabe y occidental observa sus movimientos. De momento, la cautela y el pragmatismo parecen dominar pero la aplicación de la sharia sigue presente lo que hace difícil combinar el cóctel entre democracia e islamismo. Aun así mejor será probarlo que quedarse con la cicuta del régimen de Mubarak.

* Miguel Ángel Benedicto es Jefe de Internacional en Telemadrid

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