martes, 12 de mayo de 2009

¿Qué puede esperar Sudáfrica de Jacob Zuma?

El presidente electo de Sudafrica, Jacob Zuma, a la derecha y en el centro el ex-presidente Nelson Mandela

Jacob Zuma es, o un apasionado líder que, sin duda, favorecerá a los pobres de su país, Sudáfrica, o una seria amenaza para la democracia y el mantenimiento de la ley. El país seguirá de cerca la configuración del Gabinete del nuevo Presidente.

En una festiva ceremonia de inauguración, con canto y baile, el líder del Congreso Nacional Africano (ANC) se convertirá en el cuarto presidente sudafricano desde la abolición del régimen del apartheid. A pesar del ambiente festivo, se esperan difíciles retos más adelante. Zuma gobernará una nación acosada por el crimen, la pobreza y el SIDA, con un presupuesto afectado por la grave recesión económica mundial.


Zuma ha prometido de todo de todo a su pueblo y deberá encontrar un equilibrio entre las diferentes expectativas de las masas empobrecidas y las de sus adinerados financiadores. Mathews Phosa, Tesorero general del ANC y miembro del círculo interno del presidente Zuma, ha negado que el mandatario tenga que enfrentarse a intereses opuestos.


‘Las promesas son muy creíbles. Fueron hechas teniendo en cuenta de antemano las realidades del clima económico,' dijo el Sr.Phosa, enfatizando que la responsabilidad fiscal tendrá una alta prioridad.

Inmenso apoyo
El presidente Zuma parece ser políticamente invulnerable, pues ha ganado una importante mayoría durante las pasadas elecciones, a pesar de verse enfrentado a toda una serie de escándalos. Ocho años de acusaciones de fraudes y sobornos fueron anulados pocas semanas antes de las elecciones, un caso de violación sexual fue anulado en el 2006, y un año más tarde, una facción leal al ex presidente Thabo Mbeki, se escindió del ANC para oponerse a la creciente popularidad de Zuma.

Para explicar la popularidad de Zuma, Mr. Phosa dijo que el pueblo sudafricano simplemente no se deja engañar por falsas acusaciones. "Para el pueblo," asegura, "él es inocente, víctima de manipulaciones políticas. Eso es lo que piensa el pueblo. El anterior Presidente y otras figuras fueron acusados de manipulación y abuso de poder. Creo que en parte él fue víctima de todo eso."

Polarización racial
Aunque Jacob Zuma ganó con la más alta mayoría desde la obtenida por Nelson Mandela en 1994, su victoria no fue absoluta; Helen Zille, del partido opositor Alianza Democrática, fue elegida primer ministro de la Provincia del Cabo. Y tras una fiera campaña ella sabrá responder a Zuma.

Hasta el momento, no existe ningún espíritu de cooperación entre los dos partidos. Un alto funcionario del ANC calificó la semana pasada a la Sra. Zille de ser una ‘bruja', mientras que el líder del ala juvenil del ANC la calificó de ‘pequeña racista'. A su vez, la Sra. Zille acusó al ANC conspiración para sabotear su Gobierno.

El Sr. Phosa bagatalizó las tensiones, calificándolas de ser meras acusaciones verbales, y manifestó que el ANC está dispuesto a mantener la unidad racial.

"En toda campaña electoral," comentó, "los opositores se tachan mutuamente de todo, no hay que tomar eso tan en serio. Sudáfrica está por encima de esas cosas, nosotros no le prestamos mucha atención a eso. Hay que darle tiempo a Sudáfrica para que se cure sus heridas. El país ha vivido una historia muy polarizada. El proceso requiere su tiempo, y nosotros como líderes, tenemos que seguir construyendo el país, debemos reconciliar a blancos y negros, a los mestizos y a todas las demás razas.'

Respuestas instinctivas
Los sudafricanos estarán ansiosos de ver cómo Zuma ejerce el poder que obra en sus manos. Aunque Jacob Zuma es una reconocida figura mediadora y un astuto político, sus recientes problemas legales y su dura actitud hacia sus rivales hacen temer a muchos por el futuro de la justicia en Sudáfrica.

Andrew Feinstein era miembro del ANC pero renunció en el año 2001, cuando el partido se negó a investigar las acusaciones de corrupción en un negocio de armas. Debido a su experiencia previa con Zuma, Feinstein considera que el Nuevo presidente será una figura pragmática, aunque teme que mostrará su lado inflexible cuando se sienta arrinconado.

"Mis temores se centran su enfrentamiento a grades presiones, algo totalmente inevitable en este tipo de liderazgos, y que sus actitudes más enérgicas, que es lo que se ha venido discutiendo más últimamente, simplemente se conviertan en el orden del día. En ese caso es en el que creo que la democracia y la base constitucional de Sudáfrica se podrían ver en peligro," opina Feinstein.

El país observará detenidamente el comportamiento del presidente Zuma. Su elección de miembros del Gabinete, que se anunciará en los próximos días, será el primer indicio del curso que intenta seguir el nuevo mandatario.

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