viernes, 14 de noviembre de 2025

Trump y Xi Jinping están dando forma a un orden internacional bipolar

Por Juan González

El reciente encuentro diplomático entre los presidentes Donald Trump y Xi Jinping, líderes de Estados Unidos y China, respectivamente, celebrado a inicios de este mes en Busan, Corea del Sur, en el marco de la Cumbre de APEC, refuerza la tendencia hacia la consolidación de un sistema internacional marcado por la primacía de ambas superpotencias.

En ese sentido, cabe destacar que, tras la reunión, el presidente Trump difundió en su red, Truth Social, el siguiente mensaje:

“Mi reunión del G2 con el presidente Xi de China fue altamente productiva para ambas naciones. Este encuentro marca un paso importante hacia una etapa de paz y prosperidad duraderas. ¡Dios bendiga a China y a los Estados Unidos!”

Por su parte, el South China Morning Post, medio perteneciente al conglomerado Alibaba, publicó un análisis titulado “Why Donald Trump’s ‘G2’ label prompts tepid response from China” (¿Por qué la etiqueta “G2” de Donald Trump provoca una respuesta tibia en China?), en el que Dominic Chiu, analista sénior del Eurasia Group, sostiene que las declaraciones de Trump fueron interpretadas en Pekín como un reconocimiento implícito del estatus de superpotencia china. No obstante, indicó que la respuesta oficial del gobierno chino se mantuvo en un registro prudente e incluso fue calificada como “tibia”.

Asimismo, sostuvo que este comportamiento del gigante asiático responde a la narrativa que ha mantenido durante décadas frente a los países del Sur Global, basada en la defensa de un sistema internacional multipolar. Agregó que, en consecuencia, aceptar de manera explícita la noción de un sistema internacional bipolar implicaría admitir un liderazgo compartido con Estados Unidos en la gobernanza global, algo que Pekín evita promover abiertamente por razones claramente estratégicas.

Cabe señalar que la idea del G-2 no es novedosa, ya que fue planteada en los primeros años del siglo XXI por el economista estadounidense C. Fred Bergsten, quien se desempeñó como asesor de asuntos económicos internacionales de Henry Kissinger durante la administración Nixon. En ese contexto, Bergsten proponía que Washington y Pekín, como principales motores de la economía y de la política global, asumieran conjuntamente la conducción de los grandes temas internacionales.

Es oportuno resaltar que, en la actualidad, diversos expertos en relaciones internacionales, entre ellos Elizabeth Economy, Graham Allison, Jo Inge Bekkevold, Oriana Skylar Mastro, Robin Niblett, Jennifer Lind, Kishore Mahbubani, Yan Xuetong y Kai-Fu Lee, coinciden en que el sistema internacional avanza hacia una configuración esencialmente bipolar. Estos analistas argumentan que Estados Unidos y China poseen ventajas estructurales decisivas en los ámbitos económico, tecnológico, militar y diplomático, situándose por encima de otras potencias relevantes como Rusia, India, Brasil, Japón o Alemania.

Finalmente, en este contexto de creciente rivalidad, es preciso indicar que China y Estados Unidos intensificarán la presión sobre los Estados que gravitan en sus respectivas áreas de influencia. Por ello, muchos de estos países se verán obligados a ajustar cuidadosamente sus estrategias en materia de política exterior, apelando a la cautela, la astucia, la sagacidad y la sutileza, con el propósito de evitar choques innecesarios con ambas superpotencias y resguardar, en la mayor medida posible, el interés nacional.

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