martes, 23 de agosto de 2011

Francia e Italia pugnarán por repartirse el 'tesoro' libio

vanguardia.com

David Martínez


"Si alguien tenía alguna duda de que la guerra en Libia no tenía un trasfondo económico, se equivoca". Así se expresa un antiguo colaborador del Ministerio francés de Asuntos Exteriores en París consultado por La Vanguardia.com para analizar la posición de Francia ante el nuevo escenario que se abrirá en Libia cuando Muanmar el Gadafi abandone el poder vivo o muerto.

Y prosigue: "Es cierto que no ha sido éste el único motivo que ha motivado a Francia a presionar tanto a la comunidad internacional como a la OTAN para intervenir contra las masacres contra civiles de Gadafi en Libia y que la cuestión humanitaria ha sido también relevante, pero participar en el reparto de los recursos energéticos y petrolíferos libios ha sido también una cuestión primordial".

El análisis de este experto en política exterior francesa sirve para comprender la implicación y la determinación del presidente francés, Nicolas Sarkozy, de ayudar el avance de los rebeldes libios en la guerra contra Gadafi.

Francia siempre ha apoyado la actividad bélica de los rebeldes y ha sorprendido su cambio de estrategia con Gadafi, cuando hace menos de dos años el coronel libio firmaba acuerdos comerciales con París.

La versión oficial en el Palacio del Elíseo justifica la política francesa en contra del régimen libio por evitar la violación de derechos humanos practicada por Gadafi en los últimos meses y por defender una razón humanitaria en la intervención militar de la OTAN.

Pero también figura la voluntad de Francia de ganar protagonismo frente a Reino Unido y al resto de Europa en la transición democrática de Libia en la etapa post-Gadafi y la compensación que reclamarán las empresas francesas para equilibrar de algún modo la inversión económica y en medios militares que Francia aporta a la misión de la OTAN.

Francia ha puesto en marcha la operación militar denominada Harmattan, que puso en marcha el pasado 19 de marzo, para debilitar las posiciones defensivas y de ataque de Gadafi. Ha enviado el portaaviones Charles de Gaulle, decenas de cazas Mirage y Rafale, desplazado entre 1.500 y 2.500 militares en operaciones marítimas y ataques aéreos y la guerra en Libia ya ha supuesto un gasto de 200 millones de euros a las cuentas de la República francesa (que se incluyen en un total de 950 millones de euros si se suma la participación de tropas francesas en Afganistán y en Iraq).

Precisamente, los rebeldes iniciaron la insurgencia y los ataques contra las tropas gadafistas en las ciudades del este de Libia y las más importantes ubicadas en la costa mediterránea: Brega, Bengasi -donde instalaron la sede del Consejo Nacional de Transición (CNT), órgano de gobierno alternativo al del régimen de Gadafi- que tienen infraestructura de transporte de petróleo, energético y de refino de crudo, como Brega.

Además, Sarkozy ha recibido en tres ocasiones en el Palacio del Elíseo en París al representante de los rebeldes libios en el CNT, Mahmud Jibril que reporta directamente al presidente de este consejo rebelde Mustafá Abdeljalil, para reafirmarle su apoyo, su voluntad de que se inicie una transición democrática con la convocatoria de elecciones legislativas y de un referendum que apruebe una nueva Constitución para el pueblo libio que sustituya 42 años de gobierno absolutista de Gadafi con el Libro Verde (una interpretación filosocialista del Corán) que ha impuesto con mano de hierro el coronel libio que sigue aferrándose al poder.

Lo que sí confirman fuentes empresariales francesas a este redactor es que tras el abandono del poder de Gadafi Francia y otros países como Italia (que dominó a Libia como colonia) reclamarán su parte en el "pastel" energético y petrolero libio.

La petrolera francesa Total y la italiana ENI están en cabeza de la lista de corporaciones que participarán con "prioridad" en la gestión de los recursos libios que quedarán en manos de los rebeldes si consiguen finalmente acabar con el régimen de Gadafi.

También participarán constructoras de ambos países que ya están negociando con el Consejo Nacional de Transición (CNT) los contratos de futuro para la reconstrucción de puentes, infraestructuras de transporte, gasoductos y carreteras en Libia.

El presidente de la cámara de comercio franco-libia, Michel Casals, se ha mostrado muy claro en la participación extranjera en la reconstrucción: "La competencia será muy importante en el mercado libio, un mercado con un enorme potencial de negocio". Francia se sitúa en el sexto puesto en el ránking de socios comerciales de Trípoli con mil millones de doláres de exportaciones en 2010, lejos de Italia, primer proveedor de Libia, con 3,43 millones de dólares de mercancías vendidas.

De estas cifras se deduce que Francia e Italia pugnarán por ganarse la confianza de los rebeldes libios en la transición a la hora de negociar los contratos de la reconstrucción.

De hecho, el Ministerio francés de Economía y Finanzas ya organizó el pasado mes de junio una misión comercial en Bengasi -sede de los rebeldes- en la que participaron grandes empresas francesas como Alcatel-Lucent, Total, Thales, Entrepose, EADS, Sanofi, Veolia, GDF Suez, Sidem y Denos con la voluntad de interesarse en los posibles negocios de futuro.

Los grupos italianos que tradicionalmente han intercambiado proyectos comerciales con Libia también están negociando con los rebeldes. Se trata de las empresas Ansaldo STS, que ya ha firmado un precontrato de compromiso para construir la primera línea ferroviaria de Libia, o el grupo petrolero ENI, que realiza el 17% de su negocio en territorio libio, o el grupo BTP Impregilo.

El Consejo Nacional de Transición (CNT) deberá reactivar en la nueva Libia democrática la economía que hasta el inicio de la guerra civil el pasado mes de marzo era envidiable si se compara con otros países del magreb en crisis por el alza de la inflación y el aumento del desempleo, como es el caso de Argelia y Túnez.

Libia dispone de una deuda pública que no superaba a principios de este año el 3,3% del Producto Interior Bruto (PIB) y es uno de los menos endeudados del mundo, según el último informe de la OCDE.

Rico en la producción y el refino de petróleo y en gas natural (el único gasoducto del que dispone tiene un proyecto de construcción hacia Italia por el fondo del Mediterráneo que por el momento está paralizada su adjudicación y ejecución), los rebeldes libios deberán instaurar confianza y garantizar la seguridad para atraer la inversión extranjera.

El atractivo "oro negro" libio

Libia ponía en circulación el pasado mes de enero, antes del inicio de la guerra civil entre insurgentes y las tropas gadafistas, alrededor de 1,6 millones de barriles de crudo diario. Una de las incógnitas de futuro para cuando ganen los rebeldes es ¿a quién pertenece el petróleo libio?

Los bancos del país árabe no podrán financiar las operaciones de transporte y de refino y las petroleras extranjeras (la francesa Total y la italiana ENI, principalmente, aunque también la española Repsol tiene intereses en el país) querrán participar tanto en la extracción como en el refino y en el transporte del "oro negro" que alimenta la sociedad de consumo actual.

Libia es miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y se ubica en el lugar 17 de los mayores productores mundiales. Se trata del tercer productor de África, con exportaciones de tres cuartas partes del crudo y reservas petroleras más grandes del continente.

Libia tiene una reserva de petróleo estimada en 46.000 millones de barriles, lo cual la convierte en la mayor economía petrolera en el continente africano, seguida por Nigeria y Argelia. Representan alrededor del 3,4% de las reservas mundiales probadas según datos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

Libia pertenece a la Opep desde su fundación. La economía de este país del norte de África se basa en el petróleo, cuyas exportaciones llegan al 95%. También tiene industrias relacionadas con el refino, energía, cemento y textiles.

Asimismo, mantiene importantes reservas de gas calculadas en unos 1.500 millones de metros cúbicos. Sus principales clientes son los países europeos, por su proximidad geográfica. Hasta la intervención militar sobre Libia. Antes de la intervención militar, la cesta petrolera de la Opep se ubica en 107,50 dólares por barril.

Entre las compañías petroleras extranjeras que allí operan están la francesa Total, la italiana ENI, la China National Petroleum Corp, British Petroleum de Inglaterra, la española Repsol y las estadounidenses ExxonMobil, Chevron, Occidental Petroleum (OXY), Hess y Conoco Phillips.

Su economía reportó el 2010 un Producto Interno Bruto (PIB) estimado en 76.557 millones de dólares, con un incremento anual de 6,7%.

Libia, oficialmente Gran Jamahiriya Árabe Libia Popular Socialista, tiene a Trípoli como su capital y Bengasi es la segunda ciudad en importancia; es uno de los principales centros económicos (financiero, industrial, comercio y actividad portuaria) que ahora se halla en poder de grupos opositores al régimen de Muamar al Gadafi.

En Bengasi, es la industria petrolera la que impulsa el comercio y la generación de empleo.

Libia tiene el PIB per cápita más alto del continente africano, y el segundo en paridad de poder adquisitivo.
Mantiene una balanza comercial positiva con exportaciones anuales de unos 63.050 millones de dólares contra importaciones por $us 11.500 millones. El nivel de sus reservas está por los 200.000 millones de dólares. Reporta el mejor Índice de Desarrollo Humano con expectativa de vida de 74 años, mortalidad infantil de 18 por mil y analfabetismo de 5,5%.

Gadafi afirmó que su país no permitirá jamás a "los países de los cruzados" tomar posesión y explotar su petróleo. Habrá que ver qué harán y cómo negociarán los rebeldes la gestión de las riquezas naturales que serán muy envidiadas por antiguas potencias coloniales como Francia e Italia.

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