domingo, 15 de mayo de 2011

La alianza entre China y Pakistán se estrecha en la era post Bin Laden



Por Sébastien Blanc (AFP)


PEKÍN — Las fricciones entre Islamabad y Washington tras la muerte de Osama Bin Laden en una operación estadounidense y la posible aceleración de la retirada de Estados Unidos de Afganistán estrecharán, según los analistas, la relación, ya de por sí sólida, entre Pakistán y China.

Durante la visita a Pekín del primer ministro paquistaní, del martes al jueves, los dirigentes chinos se desharán en elogios sobre los sesenta años de "amistad" sino-paquistaní, en contraste con los recientes reproches de Occidente al "país de los puros".

El gobierno chino se cuidó de no hacerse preguntas sobre la ayuda de la que podría haberse beneficiado el jefe de Al Qaida y brindó su apoyo a Pakistán, "en primera línea de los esfuerzos antiterroristas".

Esta benevolencia no ha pasado desapercibida. "En este momento crucial de la Historia, no veo a nadie al lado de Pakistán, con la excepción de China", destacó Nawaz Sharif, el político paquistaní más popular en su país.

La opinión pública paquistaní, exasperada por la operación unilateral estadounidense contra Bin Laden y la desconfianza de Washington, está cada vez más convencida de que la alianza estratégica con Estados Unidos desde 2001 ha tenido efectos nefastos: desestabilización interna y el cuestionamiento de Pakistán en el ámbito internacional.

De ahí que la República Islámica esté tentada de alejarse de Estados Unidos acercándose más a Pekín, aliado leal desde hace tiempo en contraposición a Washington, que había perdido el interés por la región tras la retirada soviética de Afganistán.

Según Talat Masood, un analista paquistaní, "Pakistán podrá afirmar: 'China está con nosotros. No os creáis que estamos aislados".

La prensa oficial china se deleitó durante los últimos días en denunciar "la arrogancia" de los occidentales.

"Los medios de comunicación estadounidenses no consideran a Pakistán como un verdadero aliado digno de respeto sino como un instrumento de los intereses de Estados Unidos", señaló el diario Global Times.

China es el principal suministrador de armas a Pakistán, al que considera un importante contrapeso frente a India, que estrechó sus vínculos con Estados Unidos.

Nueva Delhi y Washington firmaron en 2008 un acuerdo histórico de colaboración nuclear civil. Pekín, preocupado de preservar el equilibrio de fuerzas en el subcontinente, cerró con Islamabad varios contratos de construcción de reactores nucleares.

Las posiciones a favor de China de Pakistán sobre Taiwán y el Tíbet constituyen otro factor que explica el apoyo de Pekín a Islamabad, afirma Kerry Dumbaugh, del Center for Naval Analyses (CNA).

"China usa a Pakistán como un abogado o un vector hacia el mundo musulmán", dijo.

Pekín también necesita la cooperación de Pakistán frente a la amenaza islamista en la región musulmana de Xinjiang (oeste).

Según otros observadores, China está convencida de que Islamabad aumentará, antes de 2015, su influencia en Afganistán, aprovechando que las fuerzas estadounidenses se retiran del país.

Además a Pekín le interesa que reine la calma en la región, sobre todo en la provincia paquistaní de Baluchistán. El principal consumidor energético mundial prevé traer por esa zona los hidrocarburos de Oriente Medio, a través de un oleoducto entre Xinjiang y el puerto paquistaní de Gwadar.

El acercamiento entre Islamabad y Pekín en detrimento de Occidente tiene sus límites, advierte el experto paquistaní Hasan Askari: "Estados Unidos y Occidente siguen siendo ineludibles debido a su tecnología puntera y a su peso en el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional".

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