Jaime Mora / madrid
Los asesinatos atribuidos a Al Qaida fuera de Afganistán e Irak han provocado más de 4.000 víctimas entre 1992 y 2008. Estados Unidos es, con los más de 3.000 fallecidos en el 11-S, el país más azotado por el terrorismo islámico, seguido por Kenia e Indonesia, con 316 y 218 víctimas mortales respectivamente, según los datos recogidos por la revista «The Economist».
España y Reino Unido son los únicos países europeos que han sufrido atentados en territorio propio. En el 11-M en Madrid murieron 191 personas. En el 7-J en Londres, 56.
Ese es el balance de Bin Laden al frente de Al Qaida. Pese a su muerte, Estados Unidos insiste en que seguirá operando. El último en avisar ha sido Tom Donilon, consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, que señaló que aún no se puede declarar a la organización terrorista como «estratégicamente derrotada». «El mensaje es que EE.UU. hace lo que dice que va a hacer», enfatizó Donilon, en la línea de las últimas intervenciones de Obama.
En cuanto al espacio temporal, se observa un notable crecimiento a partir de 2001, con el ataque contra las Torres Gemelas. Solo entre 2001 y 2008 más de 4.000 personas murieron víctimas del terrorismo islámico. Una cifra muy superior a los asesinatos registrados en los ocho años anteriores, cuando 378 personas perdieron la vida en atentados de Al Qaida.
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