jueves, 23 de abril de 2009

Barack Obama: Terapeuta Global


Newsweek /Elargentino.com
Por Michael Freedman
El mensaje de Obama de respeto y aprecio supone una marcada diferencia respecto del discurso de “amigos o enemigos” de George W. Bush, que sugería, implícitamente, que Estados Unidos estaba en el camino correcto y los demás países no. Como puntualiza el Financial Times, “Obama parece decir que su Gobierno está empezando de cero, y si puede romper con los fracasos diplomáticos y estratégicos de George W. Bush, mucho mejor”.
Obama confía en que esta estrategia amigable suavice las relaciones internacionales con países como Rusia, que se precian de sus fuertes sentimientos nacionalistas y su afianzado sentido de identidad, quizás un tanto desmedido, si se considera su poder relativo mundial. Hasta ahora, parece que el enfoque “geoterapéutico” de Obama está funcionando.
Desde que asumió el cargo, el presidente Barack Obama se destacó por elogiar a otras naciones explícita y públicamente. La ilustre historia de Grecia “inspiró” a los Estados Unidos, y ambos miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) lucharon “hombro a hombro” para defender esos valores compartidos. La Turquía moderna cuenta con un “fundador extraordinario” como Atatürk, y la cultura de Turquía se destaca por su “belleza”, su “riqueza” histórica y su “fuerte” democracia.
Al reunirse con el presidente ruso, Dimitri Medvedev, en una de las pocas charlas bilaterales llevadas a cabo en Londres durante el encuentro del G-20, Obama expresó su gratitud personal por el encuentro y, en un breve comunicado, mencionó cuatro veces los “intereses en común” que tienen ambas naciones, aparte de señalar que el liderazgo del mandatario ruso ya demostró “ser crítico” para mejorar la relación entre ambos países.
Cuando se entrevistó con el presidente brasileño, Lula Da Silva, dijo que se trataba del líder más popular del mundo y que EE. UU. debería aprender de Brasil. Algo parecido señaló este fin de semana, antes de la reunión con sus colegas de la UNASUR, en la Cumbre de las Américas de Trinidad y Tobago: Obama señaló que estaba “ansioso” por tener el encuentro, ya que tenía mucho que escuchar y aprender.
El mensaje de Obama de respeto y aprecio supone una marcada diferencia respecto del discurso de “amigos o enemigos” de George W. Bush, que sugería, implícitamente, que Estados Unidos estaba en el camino correcto y los demás países no.
Como puntualiza el Financial Times, “Obama parece decir que su Gobierno está empezando de cero, y si puede romper con los fracasos diplomáticos y estratégicos de George W. Bush, mucho mejor”. Obama confía en que esta estrategia amigable suavice las relaciones internacionales con países como Rusia, que se precian de sus fuertes sentimientos nacionalistas y su afianzado sentido de identidad, quizás un tanto desmedido, si se considera su poder relativo mundial.
Hasta ahora, parece que el enfoque “geoterapéutico” de Obama está funcionando.Hay evidencias que lo confirman. Durante los años posteriores al colapso de la Unión Soviética, Rusia tuvo que lidiar con una suerte de complejo de inferioridad: se consideraba como una gran potencia y se quejaba a los gritos cada vez que Estados Unidos no la trataba como tal.
James Goldgeier, un catedrático de la Universidad George Washington, explica que la cumbre bilateral realizada en Londres reafirmó el estatus de Rusia como superpotencia nuclear, debido al énfasis que se le dio a la búsqueda de un nuevo acuerdo sobre control de armas.Además, proyectó la idea de que ambos países están en igualdad de condiciones, aunque es claro que Rusia vive a la sombra de un poderío que ya no tiene.
Es posible que el viaje de Obama a Moscú, programado para julio, junto con una serie de reuniones bilaterales de menor nivel para discutir la proliferación nuclear, ayude a fomentar un sentimiento de respeto propio —aún cuando las reuniones no arrojen ningún resultado—, lo cual podría sentar las bases para que Rusia coopere con Estados Unidos en otros temas, como el programa nuclear de Irán. Desde que se celebró la cumbre de Londres, los “frecuentes ataques de difamación contra EE. UU.” por parte de Rusia súbitamente se tornaron “políticamente incorrectos”, señalan los medios.
Ahora, al referirse a Obama, Medvedev no hace más que elogiar a su “nuevo camarada”: “sabe escuchar” y es “totalmente distinto” de su predecesor, sostiene. La geoterapia también puede ayudar de otras maneras. Durante años, operó una política de paridad en la política exterior entre Estados Unidos y la OTAN: si se tenía algún gesto con Ankara, se debía tener la misma atención con Atenas.
Damon Wilson, funcionario del ex presidente Bush, opina que la reunión con el primer ministro de Grecia, Kostas Karamanlis, durante la cumbre de la OTAN y los elogios a la nación griega lograron que Obama “subsanara cualquier resentimiento eventual de Atenas” a causa de que él había incluido una visita a Turquía en su primer viaje a Europa.
De no haberlo hecho, los griegos podrían haberse sentido “inseguros respecto de los lazos con el nuevo Gobierno”. Demostrar respeto por la civilización griega también puede ayudar, en un futuro, a disipar las reservas de Atenas respecto de la incorporación de Macedonia a la OTAN, ya que sostiene que el nombre de esta nación es una afrenta para la región de Macedonia ubicada al norte de Grecia, tierra natal de Alejandro Magno.
El primer ministro de Grecia dijo estar “absolutamente satisfecho” tras su reunión con Obama.Los comentarios de Obama en Ankara cumplieron un cometido similar. Las relaciones con EE. UU. se habían enfriado durante el gobierno de Bush, después de que Turquía se opusiera rotundamente a la guerra en Irak y se negase a permitir que Estados Unidos utilizara la base militar turca de Incirlik como plataforma de acceso a Irak.
Por su parte, Estados Unidos básicamente ignoró el papel clave que esa democracia musulmana podría desempeñar en la región y, sólo a regañadientes decidió ayudar a Ankara en su lucha contra el grupo terrorista kurdo PKK en el norte de Irak. Ahora, al reconocer que la “grandeza” de Turquía se basa en su capacidad de “estar posicionada en el centro de las cosas”, Obama demostró que respeta los logros de este país y reconoció explícitamente su ubicación estratégica.
En líneas más generales, la habilidad de Obama para acercarse al mundo musulmán al reconocer su propia herencia musulmana demostró una empatía que resultó ser “el elemento más importante de su estrategia para ganar aliados y ejercer influencia”, explica Bulent Aliriza, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, en Washington, DC. Efectivamente, el discurso de Obama en Turquía recibió elogios en todo el mundo musulmán.
La retórica seductora de Obama también subyugó a los líderes de América Latina durante el encuentro en Trinidad y Tobago. “Quiero ser su amigo”, le dijo el presidente venezolano Hugo Chávez, mientras le estrechaba la mano y le regalaba un libro de Eduardo Galeano. “Es un hombre inteligente, diferente del anterior”, lo elogiaría más tarde. “Fue un placer estar aquí, pero ahora debo volver a casa”, se despidió Obama, dejando a una treintena de colegas cautivados.
La verdadera incógnita, claro está, es determinar si la geoterapia constituye una base sustentable para una política exterior. Stephen Sestanovich —experto en Rusia y miembro del Council on Foreign Relations de los EE. UU.— acuñó el término “geoterapia” hace varios años y sostiene que “tener un presidente que pueda hacer que los demás se sientan bien consigo mismos, sin hacer demasiadas concesiones, es una gran ventaja para Estados Unidos”.
No obstante, Sestanovich aclara que no es suficiente, ya que tarde o temprano entrará en conflicto con la cruda realidad de la geopolítica: países distintos tienen intereses distintos. Además, las naciones tienen que mostrarse mínimamente abiertas a recibir este tipo de “caricias” diplomáticas. Es demasiado pronto —y sería bastante hipócrita— exaltar al “Querido Líder” de Corea del Norte o pretender lidiar con la junta de Birmania usando meras palabras tranquilizadoras.
Asimismo, el liderazgo político de Irán prácticamente no flaqueó tras el discurso que Obama dio en marzo, en el cual habló de la “grandeza de la civilización y el pueblo iraní”. Y el levantamiento de algunas restricciones a Cuba no logró conmover demasiado a los Castro. En los próximos meses, Obama tendrá que demostrar que es algo más que un geoterapeuta.

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