Yael
Siman
Aun cuando en la década de 1990 habían grandes expectativas en torno a la posible resolución de conflictos “intratables”, solo unos cuantos fueron resueltos. Muchos otros se activaron dando lugar a nuevos espirales de violencia y crisis humanitarias, como lo muestran los casos contenidos en Foreign Affairs Latinoamérica, vol. 19, núm. 3, “Conflictos, genocidio y desplazamiento forzado”. Las disputas territoriales en el Medio Oriente y el Mediterráneo Oriental ilustran un escenario complejo de permanencia y cambio, junto con una fuerte rivalidad por el acceso a puertos y rutas de comercialización, el control de recursos naturales, la seguridad regional y la delimitación de fronteras terrestres y marítimas.
En “Finalising the Arabian Territorial Framework”, artículo publicado en 1997 en Geopolitics and International Boundaries, vol. 2, núm. 3, Richard Schofield refería precisamente a disputas aparentemente irresolubles, así como a otras que habían sido resueltas. En el primer escenario encontramos la frontera territorial entre Arabia Saudita y Yemen en los márgenes del mar Rojo ―delineada por la Línea Taif de 1934; el río Shatt al Arab― entre Irak e Irán; y el foco de rivalidad árabe-iraní en el Golfo: Abu Musa/Tunbs. El segundo universo de casos incluye la frontera entre Irán e Irak ―delimitada por el Derecho Internacional―, los acuerdos bilaterales entre Arabia Saudita y Omán (1990), Omán y Yemen (1992), Omán y Emiratos Árabes Unidos (1993). Uno de los casos resueltos más destacados es el de las islas Hawar, los fashts (bancos) de al Dibal y al Jaradeh, y Zubarah. Esta disputa entre Baréin y Catar parecía intratable durante 65 años. Sin embargo, en 2001, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) emitió una decisión que dividió y finalizó el espacio territorial-marítimo disputado. Es la única disputa territorial entre dos Estados árabes que ha sido resuelta exitosamente por la CIJ. De inmediato, Baréin y Catar percibieron beneficios concretos iniciando exploraciones de petróleo y gas natural en la zona.
Krista Wiegand señala en su artículo, “Bahrain, Qatar and the Hawar Islands: Resolution of a Gulf Territorial Dispute” publicado en The Middle East Journal (2012), que la resolución de esta disputa territorial por la Corte respondió a la combinación de varios factores. Primero, la incapacidad de los Estados árabes y del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) para mediar entre las partes involucradas. Segundo, la existencia de incentivos para beneficiarse de los recursos naturales y establecer una cooperación bilateral sobre otros asuntos fundamentales: la construcción de un gaseoducto y un sistema compartido de seguridad.
El hecho de que el caso Baréin-Catar sea excepcional en la región se debe no solo a geopolítica o geoeconomía, sino también a cuestiones de identidad u orgullo nacional.
El hecho de que el caso Baréin-Catar sea excepcional en la región se debe no solo a geopolítica o geoeconomía, sino también a cuestiones de identidad u orgullo nacional. Esto se ha visto expresado en la dinámica interna del CCG así como en medidas recientes tomadas por países como Irán y Turquía. Tan solo en julio de 2019 varios “incidentes” tuvieron como protagonistas a ambos países. La toma de dos embarcaciones por Irán en el estrecho de Ormuz ―Riah y Stena Impero―, así como las exploraciones de gas natural por Turquía en las aguas marítimas de Chipre muestran claras intenciones político-militares y económicas junto con el deseo de promover agendas nacionalistas mediante la supuesta defensa de sus respectivos derechos marítimos.
Por su importancia geopolítica, el golfo Pérsico ha sido sitio de tensiones entre Irán y distintos países. Según The New York Times (julio 2019), tan solo en 2015 se dieron 23 incidentes “no seguros” entre fuerzas navales de Estados Unidos e Irán. En 2016, este número aumentó a 35. Estos representan un décimo de todos los encuentros que se dieron entre las dos fuerzas navales mencionadas en 2015 (300 encuentros) y la primer mitad de 2016 (250 encuentros). De acuerdo con datos proporcionados por el Grupo de Crisis Internacional el 23 de julio del 2019, en años recientes, ha habido varios enfrentamientos entre Estados Unidos e Irán los cuales se suman a los sucedidos en décadas anteriores. A través del estrecho de Ormuz se transporta diariamente el 30% del petróleo comercializable que se origina en el mar a nivel mundial. Los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo: Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irak, Irán y Kuwait exportan la mayor parte de su petróleo a través de esta vía. Catar, el exportador más importante de gas natural líquido, envía casi la totalidad de este recurso a través del estrecho de Ormuz. El golfo Pérsico es monitoreado por la marina de las Fuerzas Revolucionarias de Irán, aunque también opera la marina regular. Por su parte, la Quinta Fuerza Naval de Estados Unidos, basada en Baréin, tiene la tarea de proteger la navegación comercial en la región.
Los conflictos en el Mediterráneo
También en julio de 2019 se dieron eventos importantes en el Mediterráneo Oriental. A mediados del mes se conmemoró el 45 aniversario de la invasión de Chipre ―miembro de Unión Europea― por parte de Turquía ―miembro de Organización del Tratado del Atlántico Norte―. Actualmente hay 40 000 tropas turcas en la isla mediterránea. Desde la perspectiva chipriota, Turquía continúa amenazando y agrediendo por medio de la presencia de varias embarcaciones turcas de perforación e investigación en la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Chipre. Estas son acompañadas de embarcaciones navales turcas, lo que viola la soberanía de Chipre y el Derecho Internacional. La posición chipriota y griega exige el retiro de tropas turcas como condición necesaria para avanzar en el proceso paz. Por su parte, Turquía sostiene una posición intransigente al afirmar su derecho político-nacional sobre el norte de la isla.
Desde la perspectiva chipriota, Turquía continúa amenazando y agrediendo por medio de la presencia de varias embarcaciones turcas de perforación e investigación en la Zona Económica Exclusiva de Chipre.
Para Estados Unidos, Chipre es un socio estratégico en materia de combate al terrorismo y mantenimiento de seguridad. De manera bilateral, Chipre ha fortalecido sus relaciones con Israel, como parte de una sociedad tripartita con Grecia. En la Sexta Reunión Trilateral también hubo presencia de Estados Unidos. De acuerdo con un reportaje de Cyprus Mail (13 julio de 2019), el foco de la última reunión en Bruselas entre el Ministro de Relaciones Exteriores chipriota, Nicos Christodoulides, y su contraparte griega Nicos Dendias, serán las acciones recientes de Turquía en la ZEE.
Las acciones de Turquía pueden situarse en un esquema de declive del sistema de seguridad que prevalecía en la zona hasta finales del siglo XX. Como señalan Jon Alterman y Haim Malka en The Washington Quarterly (2012), este sistema, creado por Estados Unidos durante la Guerra Fría, se basó en dos alianzas triangulares: Estados Unidos-Turquía-Israel y Estados Unidos-Egipto-Israel. Sin embargo, el sistema se derrumbó no solo por razones externas sino también internas: el ascenso de gobiernos civiles críticos ante los acuerdos previos y la emergencia de liderazgos nacionalistas. Junto con ello, los hallazgos de gas natural han llevado a la creación de nuevas expectativas y estructuras de incentivos en la zona que favorecen la negociación.
Conclusión
Los ejemplos anteriores muestran que aun cuando existen fuertes incentivos para darle una solución duradera a los conflictos existentes, las agendas nacionales y los reacomodos de poder regional e internacional terminan dictando su dinámica. Nuevos intentos por diversificar economías, reducir dependencia con respecto al estrecho de Ormuz, y abrir nuevas rutas y mercados en África son ahora expresiones de los cálculos de los distintos actores regionales. En este sentido Yoel Guzansky y Gil Hurvitz sostienen que en los últimos años, en el mar Arábigo, el mar Rojo y el océano Índico ha crecido la competencia por el control de los puertos estratégicos cercanos a las principales rutas comerciales. China intenta crear nuevas rutas a mercados en Asia Occidental y África, mientras que los países del golfo Arábigo desarrollan puertos en África del Este y en el Cuerno de África, al poner énfasis en zonas industriales, refinerías y facilidades petroquímicas, de almacenamiento, exportación y zonas libres de comercio. Esto puede generar grandes beneficios así como nuevas posibilidades de tensión y conflicto.
YAEL SIMAN es licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Iberoamericana, y maestra y doctora en Ciencia Política por University of Chicago. Ha sido profesora de asignatura de Genocidio y el Medio Oriente en los departamentos de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana y del ITAM. Actualmente es titular de la Cátedra A.G. Leventis en Estudios de Chipre en la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México. Sígala en Twitter en @YaelSiman.
Una colaboración de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México
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