jueves, 9 de abril de 2009

Obama de cara al sur

www.elargentino.com/Newsweek.
Por Alejandro Lelo de Larrea y Hugo Hernández


Desde los ataques del 11/9 y durante casi ocho años, la Administración de George W. Bush enfiló sus baterías en una guerra contra el terrorismo y descuidó la relación con América Latina, lo que llevó al Gobierno de EE. UU. a perder la hegemonía en la región que por razones geográficas le es más afín.

Pero hoy, en esta nueva lógica de la política exterior estadounidense, el presidente Barack Obama asume al concierto de las naciones como un mundo multipolar y ya no unipolar, como su antecesor. “Está mirando lo que pasa en el continente después del descuido de Bush, porque quiere reconstruir ese bloque”, dice Eduardo Rosales, doctor en Relaciones Internacionales de América Latina de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Para empezar a convertir en hechos esta idea, Obama participará en la Cumbre de las Américas, que se celebrará del 17 al 19 de abril, en Trinidad y Tobago. Y para ello, el presidente de EE. UU. ya hizo la tarea previa.

En primer lugar recibió en la Casa Blanca al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, país que sin duda posee “el liderazgo” en América Latina, y es el “principal interlocutor de Washington” con el bloque de naciones contrarias a EE. UU., que encabeza la Venezuela de Hugo Chávez, explica Lorenzo Meyer, investigador de El Colegio de México.

En esta misma lógica de preparación para la Cumbre de las Américas, el mismo Obama estará en México con el presidente Felipe Calderón, en una escala rumbo a la reunión en Trinidad y Tobago. Pero también envió al vicepresidente Joseph Biden a hacer sendas visitas a países que considera claves: Chile y Costa Rica.

Como parte de su nueva lógica hacia la zona de América Latina, agrega Meyer, en primer lugar el Gobierno de Obama deberá reconocer que las mayores economías de América del Sur se fueron alejando del Consenso de Washington (los dictados de política económica de organismos internacionales con sede en esta ciudad).

“Debe aceptar que estos países cambiaron el modelo económico porque fracasó”. Y si Estados Unidos quiere estar bien con América del Sur, “tiene que estar bien con el líder, con Brasil”, apunta Meyer.

En una reciente entrevista con newsweek en Español, Lula dejó en claro que no tiene el menor indicio de confrontación con Chávez y el bloque de países que comanda. Parte de la estrategia en esta nueva política de EE. UU. hacia América Latina es que el bloque de los Gobiernos radicales que encabeza Venezuela no siga creciendo. Los principales países que forman este eje son Honduras, Nicaragua, Ecuador y Bolivia.

En este momento, Estados Unidos “tiene la ventaja” de que el potencial económico de Venezuela disminuirá por la caída internacional de los precios del petróleo. Mientras que en los últimos dos años el precio del barril alcanzaba US$ 100, ahora ronda los US$ 40. EE. UU. tiene una excelente relación con otras naciones no alineadas con Chávez, afirma Rosales.
Es el caso de Costa Rica, Colombia, Chile, Panamá e incluso El Salvador, a pesar de que en los comicios del pasado 15 de marzo ganó la presidencia el izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), con su candidato Mauricio Funes.
Un ejemplo relevante de esta nueva concepción de política exterior es que el pasado 31 de marzo la embajadora de EE. UU. ante la ONU, Susan Rice, anunció que su país quiere formar parte del Consejo de Derechos Humanos de la organización a partir de mayo.
A diferencia del pasado, en que la política de EE. UU. era siempre la “imposición”, explica Rosales, ahora buscará más la persuasión, la negociación con los países de América Latina. “Ya no funcionaría que tratara de recobrar una hegemonía perdida en términos militares y políticos”.Hay dos aspectos claves en esta nueva lógica.
El primero es que las naciones de América Latina deben comprender que, como dice Biden, si todos practican la interconexión y la interdependencia en América, todos saldrán beneficiados. Por ello, aunque para muchos líderes de las naciones es políticamente muy rentable criticar a EE.UU., la confrontación no permitirá llegar a ningún buen puerto.
“Creo que hace falta una buena dosis de autocrítica en algunos países latinos, porque esta descalificación desmedida e irreflexiva contra Estados Unidos puede darle muchos votos a Chávez, pero no va a resolver ninguno de los problemas reales de la región”, advierte Rosales.
Así, la Cumbre de las Américas es un escenario ideal para que Obama dé el primer paso en su camino para el impulso de proyectos de EE. UU. en todo el continente, lo que incluso podría llevar en el futuro a revivir el famoso Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), una iniciativa de EE. UU. para formar un área de libre comercio continental.
“Ahora podría darse en condiciones más equitativas, más justas, en las que todo el continente se vería beneficiado. Y qué mejor oportunidad tiene Obama, a tres meses de gobierno, de ir a Trinidad y Tobago para convencer a los presidentes de varios países de América Latina de trabajar juntos”, concluye Rosales.
Ello sería una gran noticia para la región y también para el presidente Obama, quien enfrenta severas complejidades en sus primeros meses de gobierno. ^

No hay comentarios: